En enero de este año ya había saltado la noticia de su muerte. Fue una falsa alarma. Pero gracias a ella supimos que Enrique estaba ingresado en un centro de atención integral en Olave, muy bien cuidado y con su hermano pendiente de él. Begoña Rodrigo, su cuñada, corroboraba que seguía vivo.
Pero hace un par de días, la misma Begoña ha dado por las redes la noticia de que el sábado 3 de agosto había muerto Enrique.
Las reacciones han sido unánimes:
- era una excelente persona y un buen profesional
- sus gin-tonics eran los mejores
- ¿y qué me decís del té que preparaba?
Y la más general:
- ¡qué paciencia tenía! ¡Lo que me ha aguantado a mí! (¡Y a mí!)
La Pamplona desaparecida |
Su muerte ha pasado totalmente desapercibida para la prensa e incluso para el buscador de Google. Sólo encuentro que ha estado en el tanatorio San Alberto, sala N.º 7.
Enrique Concepción fue, desde 1975 ca. un elemento clave en la noche pamplonesa. Regentó "Casa Tío Enrique", en la Travesía Monasterio de Velate, y Villa Concepción, en San Roque 5. Era también socio del Reverendos (antes Young Play y hoy Ozone) con una participación del 15% en el negocio.
¿Dónde estaba Casa Tío Enrique?
En la Travesía Monasterio de Velate. Hoy es una clínica dental. En este enlace podéis ver la evolución de Casa Tío Enrique, Valentino y otros locales, desde 2009 hasta hoy.¿Y Villa Concepción?
Villa Concepción, en San Roque 5, tras varias fusiones, se transformó en un inmenso local, el Beer Station actual. En este enlace de Diario de Navarra podéis informaros del cambio de dueños en 2023.
Como habéis visto, con el nombre de sus locales, Enrique Concepción no se rompió mucho la cabeza.
Tres décadas de la Noche Pamplonesa
He encontrado, también en DN, un puzle de fotos del ambiente y famosos en la noche pamplonesa de entonces, con este pie de foto:
Finalmente, para los nostálgicos, un recuerdo de lo que era "El Tío Enrique", bien avanzada la noche:
Casa Tío Enrique
Tal cual. Adoquines y Losetas |
Pueden ser las cuatro o las cinco, incluso las seis de la madrugada. La puerta está cerrada y se escucha levemente la música y el murmullo provenientes del interior del local. Fran asoma la cabeza y permite la entra da dando la bienvenida al último reducto donde esperar, donde exprimir al máximo los escasos resquicios de la noche, que ya acaba.
Una vez dentro, la más amplia gama de especímenes se arremolinan en torno a sus copas y a sus pitillos. Algunos, los más afortunados, pueden hacer como que bailan, moviéndose entre hombros y espaldas empapados en sudor tras el periplo nocturno. Casi todos son los de siempre, los que saludan a Enrique, los que son tan conocidos allí como la bebida que siempre piden. Asiduos visitantes que aguardan a que despunte el alba para descansar, para cerrar los ojos, mientras otros comienzan su labor diaria.
Amabilidad y trabajo a destajo es la tónica general dentro de la barra. Entre los piropos a Eduardo, la sonrisa de Gorka y la amabilidad de Jon, Enrique se mueve como por su casa, de aquí para allá, haciendo girar en el plato, una y otra vez, la de «El ritmo de la noche..».
La decoración ha despertado el interés y la admiración de más de un forastero que ha acudido al bar. Las fotografías y las siempre presentes rosas rojas en un jarrón, componen el distingo característico de esta cueva para noctámbulos, para «salidores» empedernidos y para quienes sufren de insomnio cada vez que el calendario señala un viernes o un sábado.
Los hay jóvenes, grupos con marcha y parejas que huyen de la tranquilidad; carrocillas que viven sus horas de juerga entre los compañeros de pelotazo y chicas que acuden por el atractivo que hay detrás de la barra más que por aguantar las pelmadas de algún que otro subido de tono.
Ya sabía yo que me recordaba a alguien. Foto Castells, editada |
El tiempo no pasa en Casa Tío Enrique; son el ritmo de la música y las miradas que se cruzan las que marcan el son de la noche. Todo hasta que las luces se encienden, cuando es tarde para algunos y demasiado temprano para otros.
Siempre un mohín como despedida, una rosa roja al filo de la mañana, un detalle que haga más dulce el sufrimiento de tener que ver cómo se despereza el día, el día siguiente que empuja tras la puerta. La última posta antes de sucumbir entre las sábanas, probablemente solo, una vez más.
Setica DN 13/10/1990
Pues nada, Tío, descansa en paz (que te la has ganado de sobra) y resérvame la silla de la esquina en la barra del Tío Enrique celestial.
Bonitos comentarios en Face.
6 comentarios:
Mamen Orisoain
Las horas que pasamos allí!!! Y lo que disfrutamos. Tengo maravillosos recuerdos del lugar y de él también!!!
"Villa Concha" cómo le decíamos por abreviar.
DEP Enrique 💔🖤. Prepara copas, o aquel té tan delicioso.
Dejas muy buenos recuerdos.
Tiempos que no volverán
D.E.P ❤️👍❤️
Que noches de juergas nos hemos pegado en el Villa y en el Tío Enrique después de mover el esqueleto en el Reverendos, te mando un beso en los morros como siempre cuando nos veíamos en el bar, disfruta allá donde estés 🌹🌹🌹❤️❤️❤️
Descansa en inmensa paz, tío Enrique. Una persona inolvidable viviendo de noche. Muchas veces nos hemos preguntado, hasta hace nada... ¿Qué estará haciendo si no está en el tío Enrique?. Un abrazo a su familia
Genial Desolvidar , recuerdos .......hummmmm
Descansa En Paz Enrique.
Tienes ganado el cielo, tienes enamorada a la luna y los planetas se alinean cuando sonríes.
Un guiño a la noche un recuerdo de un corazón que nos supo quere. Vuela Enrique vuela ya eres parte del firmamento
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