miércoles, 16 de febrero de 2022

Abusos en la Iglesia, por D. Urtasun

Peio, Mikel, Jesús, y, de espaldas, otros cuatro miembros de la Asociación de Víc-
timas  de Abusos en Centros Religiosos de Navarra, en 2019. Foto Pablo Lasaosa


Los abusos en la Iglesia                                                                           por Domingo Urtasun
Desde hace varios años va ganando terreno en la opinión pública un sentimiento de estupor y repulsa motivado por la revelación de numerosos abusos sexuales perpetrados a menores por parte de sacerdotes y religiosos, pertenecientes a la Iglesia Católica.
Los fieles católicos tenemos que reconocer, con humildad y dolor, esta cruda realidad por dura e incómoda que nos resulte. No podemos esconder la cabeza, o mirar para otro lado, como si nada estuviera pasando en la Iglesia. Sería rechazar neciamente la evidencia que se confirma cada día con la salida a la luz pública de nuevos casos de pederastia. Sin embargo, sin ánimo de justificar lo injustificable y a todas luces repudiable, no olvidemos que ni siquiera los Apóstoles fueron todos fieles a Jesucristo. Sabemos cómo Judas le traicionó, vendiéndole por treinta monedas.
El Papa, Francisco está siendo muy claro y contundente al formular las directrices que marquen la pauta del comportamiento en este tema tan espinoso. Él señala el camino a seguir en la Iglesia: “Tolerancia cero… Huir de la ocultación del problema… Y total colaboración con la justicia”. No se puede negar que la Iglesia tiene deficiencias y comete errores y pecados como los abusos a menores. Bienvenida sea la investigación que pueda facilitar el esclarecimiento de los casos de pederastia en las diversas instituciones eclesiales. Está bien y es justo que los culpables paguen su merecido. Y que las víctimas sean atendidas debidamente en la medida de lo posible.
La inevitable ikurriña
Pero la Iglesia no es solo pecadora, ni todos los sacerdotes son pederastas. En los últimos días algunos medios de comunicación y ciertas formaciones políticas han desatado sus furias, lanzando su “progresía justiciera” contra la Iglesia Católica, de manera especial contra sus representantes, tratando de exprimir al máximo el escándalo del limón pederasta. Evidentemente nos encontramos ante una campaña de descrédito, orquestada con el fin primordial de acosar y derribar a la Iglesia. El silencio nos llevaría a ser cómplices de este mal disimulado fariseísmo mediático. Si hubiera verdadera sinceridad y deseo real de erradicar el problema de la pederastia, la preocupación se extendería a denunciar a todos los abusadores de menores: en los gremios deportivos, en los centros estatales de acogida, en las mismas familias… Y no solo se persiga a los que tienen alguna vinculación con la Iglesia Católica que representan un ínfimo porcentaje con relación al problema global. ¿Con qué autoridad moral puede una agrupación política exigir responsabilidad y justicia para otros mientras sigue cobijando, bajo su paraguas ideológico, centenares de crímenes sin resolver, a la vez que brinda su apoyo y jalea a quienes los perpetraron?
En la cara de la Iglesia, ciertamente, quedará visible una nueva cicatriz. No va a resultar una tarea fácil borrar de su rostro la profunda huella de la pederastia. Toda crisis exige su propio tributo que hay que pagar al contado. Pero la crisis es sinónimo de crecimiento. Y la Iglesia bien pudiera salir fortalecida de este vergonzoso infortunio, transformándolo en crisis de crecimiento y purificación.
Domingo Urtasun, sacerdote y periodista

6 comentarios:

Anónimo dijo...

La repuesta es tan sencilla que duele escribirla: pasta. Subvenciones. Vivir de la sopa boba. Encajar en un grupo. Disfrutar de un momento de gloria.

Todos estos justicieros, vergüenza para aquellos que conocimos al más famoso cinematográficamente hablando (Charles Bronson), deberían dedicarse a la reflexión personal. Al "mea culpa". A ver si merecen ser ellos portada, acoso, ajusticiados por la turba que hoy pulula por aquí y por allí.

La lapidación, queridos lectores, está a la vuelta de la denuncia social.

Carmelo dijo...

Absolutamente de acuerdo Anonymous.
Buscan claramente la lapidación de la iglesia, buscan cualquier excusa para atacarla y desprestigiarla, ayudados por los mercenarios mediáticos.
A veces tengo la impresión de que quieren repetir lo que hicieron antes de la guerra civil.
Porqué no se exige que que investiguen hasta el final los abusos a menores en Valencia y Mallorca, porqué tratan de taparlo con la ayuda de ésos mercenarios?...

Carmelo dijo...

Quiero dejar constancia de que ésto hay que dejarlo resuelto, tal como dice el sacerdote, sin demonizar a la iglesia. O es que acaso la responsable de todo es la iglesia, y no otras comunidades, y los políticos?
En fin.... Yo también soy víctima de muy niño pero por mi personalidad o por lo que sea no salí dañado y lo superé.

Anónimo dijo...

Carmelo, como reza ese dicho que me apropio: "lapida, que algo queda". Los justicieros, que no jueces que imparten justicia, andan sueltos buscando carnaza para sus miserables vidas.

A nadie le interesa resolver nada. Porque mientras haya algo sin resolver, habrá "apósteles", visionarios y demás fauna dispuesta a vendernos su elexir de la eterna solución.

Me alegro que, siendo víctima, lo hayas llevado bien y sin secuelas (más allá de las lógicas). Ahora toca cerrar esta lamentable realidad vivida. Pero sinceramente creo que no se conseguirá. Como la Guerra Civil y otras mamandurrias de perdedores y descerebrados, se mantendrá viva e hiriente por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Maribel dijo...

Buena carta la de Urtasun.
Domingo Urtasun, párroco de Berriozar cuando la ETA asesinó a Paco Casanova. Este sacerdote lo tuvieron que trasladar puesto que estaba siendo acosado por los ratasunos por predicar el Evangelio con su ejemplo .
Cuando amanecía el pueblo con pintadas contra el PSOE, UPN... Nosotros, los de casa, salíamos con pintura para tapar todo aquello y el bueno de Domingo, se encargaba de quitar todas las de la parroquia, que no eran pocas.

Unknown dijo...

Todo mi apoyo y empatía para estos hombres que siendo niños , vivieron un trauma y quedaron marcados de por vida .
Dios sabrá juzgar a los culpables y aplicarles el castigo que merecen por lo que hicieron , pero no hay ninguna duda de estos hombres , hechos y derechos , sin víctimas de actos traumáticos .
Mucha fuerza para ellos y todo mi apoyo .❤️❤️❤️❤️❤️