Severino, Paco, Isidra, Narciso, Mª Jesús, Emilia, Benjamín, Prisci (mi padre) y Pepito |
En la búsqueda del viejo párroco de Cemboráin que "fichó" a mis tíos Moisés y Benjamín para misiones, he encontrado en la hemeroteca este delicioso artículo de Javier Larráyoz, hermano de Martín, escrito en 1958. En él se habla de don Anastasio (Anastasio Labiano, párroco Cemboráin 1902-1920) y de la familia de mi padre: Mendiburu-Itoiz.
Anastasio Labiano en las hemerotecas
Tirando de hemeroteca, encuentro algunos datos sobre don Anastasio Labiano:
Debió de nacer hacia 1873, ya que hay una reseña de su defunción el 07-03-1953, a los 80 años.
El 29-04-1900 es nombrado ecónomo de Ardanaz
De 1902 a 1920, párroco de Cemboráin
1922-23 aparece como miembro de la Junta Escolar y presbítero de Pamplona
1923-26 visitas al Balneario de Belascoáin
1929 Capellán del Manicomio
1935 (22 de febrero) con su hermana Manuela en la muerte de su hermano Ángel ("en su casa de Iseo". Será Iso o, mejor, Izco).
Ocho religiosos y los padres |
También en la hemeroteca he encontrado algo que no sabía sobre mi familia:
DN 27/11/1994 Las vocaciones religiosas en Navarra, tal como refrenda José Antonio Marcellán en el libro «Cierzo y bochorno», han sido amplias y generosas. Un buen ejemplo de esta afirmación es la familia Mendiburu Itoiz, de Cemboráin, con ocho hijos religiosos; 3 familias con siete hijos; 15 hogares con seis hijos; 36 familias con cinco hijos; 106 con cuatro hijos; 388 con tres hijos; y 1.338 familias con dos hijos.
Mi interés por el viejo párroco de Cemboráin comenzó con esta entrevista que le hicieron a mi tío Benjamín en la revista del colegio de Jesuitas de Tudela:
El ejemplo y las palabras del párroco de mi pueblo, Cemboráin (Navarra), nos facilitó la entrada en Javier a los dos gemelos. Durante los cuatro años que estuvimos allí conocimos a excelentes jesuitas y nos familiarizamos con la vida de S. F. Javier al que soñábamos con imitar un día. Nuestros padres no pusieron ninguna dificultad, sino todo lo contrario.
Veamos, pues, el artículo de Javier Larráyoz:
Tras las huellas de Javier
Navarra aldeana y misionera
Valdría el caso para argumento de un tema misionero. Han transcurrido ya seis lustros, pero lo simpático de la escena hace que la recordemos al detalle... Un anciano cura de pueblo, algo encorvado ya por el peso del tiempo, de paternal semblante y austera vestimenta. Le acompañan dos jovencitos de idénticas facciones, con esa figura un tanto desdibujada que aporta el crecimiento.
El párroco y los gemelos no andarían lejos |
Pasaron los años. La Providencia dispuso que ejerciéramos nuestro ministerio en la misma parroquia que aquel viejo párroco a quien conociéramos en nuestra adolescencia. Una aldea de doce casas escalonadas en una loma. Entonces tuve buena oportunidad para conocer a fondo aquel cristiano hogar, bendecido por Dios con la prole de dieciséis hijos, de los que once vivían a la sazón.
Iz. a Dch: Simón Barrios, Benjamín, Isidra, Emilia, Pepito, Felipa (m), Narciso y Mª Jesús |
Iglesia de Cemboráin, al fondo, la Higa |
Paco con su libro |
Al poco tiempo seguía sus pasos Francisco, el primogénito de aquella abnegada dinastía. Es curiosa la génesis de su vocación. Era todo un mozo labrador hecho y derecho —veintinueve años de edad—, dispuesto para encargarse el día de mañana de la dirección de la casa y hacienda. Pero al contemplar la sectaria persecución que por aquel entonces sufría la Iglesia en nuestra Patria —la congregación a que pertenecían sus hermanos había sido expulsada de la nación— vibró su espíritu con reacción generosa. Y recordando las sencillas lecciones que sobre la defensa de la Religión oyera de niño en la catequesis de labios del viejo párroco -el bueno de don Anastasio-, juzgó que el mejor modo de laborar por Ella en aquellas circunstancias, era el de alistarse como ´misionero.
Y como lo pensó, lo hizo. Y aunque los superiores de la Compañía de Jesús, en vista de su despejada inteligencia, deseaban fuese religioso "de Misa", la humilde sencillez del mozo se resistió a ello, ingresando como hermano coadjutor. ¡Siempre, en el fondo de todas estas vocaciones, la figura del párroco de las aldeas navarras!
Paco, Prisci, Benjamín, Severino, Narciso y Pepito |
El sexo débil se hallaba asimismo dignamente representado en la apostólica empresa; una de ellas —Emilia— religiosa en el extranjero; otra —Felisa— novicia en congregación misionera, y finalmente, María Jesús, la que cerraba el número de la prole, con catorce años a la sazón, acudía a la escuela y a nuestra catequesis, soñando siempre en seguir la senda de sus hermanas.
Han transcurrido cerca de una veintena de años. De los tres hermanos que —veteranos avanzados de Dios— trabajaban en la misión del Lejano Oriente —Francisco y los dos gemelos: Benjamín y Moisés—, éste consuma prematuramente su existencia terrena en los umbrales del Sacerdocio. Los dos restantes permanecen en la brecha hasta que la sacrílega persecución de los «sin Dios» les obliga, a viva fuerza, a salir de China. Los superiores les señalan nuevo campo de operaciones no lejos de la tierra que ocupó sus desvelos; Paco continúa su ministerio en Formosa, mientras Benjamín lo hace en Filipinas.
Por fin, resentida su sa1ud, éste recibe orden de venir a España donde rige en la actualidad los destinos espirituales de un colegio de segunda enseñanza (Jesuitas de Tudela).
Por fin, resentida su sa1ud, éste recibe orden de venir a España donde rige en la actualidad los destinos espirituales de un colegio de segunda enseñanza (Jesuitas de Tudela).
Narciso, el penúltimo de los varones, se ofrece voluntario para cubrir la baja producida por la muerte de su hermano Moisés.
La Providencia dispuso que fuese la India el teatro de sus correrías apostólicas, pero —¿qué importa el área geográfica en orden al apostolado?— en la misión de Ahmedabad aporta, entusiasta, su grano de arena para que de aquel colosal bloque del paganismo brote triunfadora la imagen del Cristo Redentor.
De las tres hermanas religiosas, Emilia despliega su labor entre las Siervas de María, en Portugal; Felisa, Dominica Misionera, vuela al Cielo en olor de santidad, cuando soñaba en volar a lejanas tierras de infieles, y por fin, María Jesús, recogiendo también el Crucifijo de su difunta hermana, ingresa en la misma Congregación dominicana, y halla su felicidad en la tierra, aliviando las miserias humanas y espirituales de sus queridos leprosos, allá en el Congo Belga.
Santuario de Loyola, 31.07.1958. 1ª comunión de Ramón y Javi y 1ª misa de Pepito. |
Javier LARRAYOZ ZARRANZ (Párroco de lrurozqui)
Envío: Al nuevo sacerdote Padre José Mendiburu Itoiz, S. J, y a sus familiares, con mis mejores votos en el fausto acontecimiento de su Misa en Javier
1 comentario:
Qué gran y sorprendente historia familiar. Quizás a algunos les parezca absurdo tantos hermanos abrazando el sacerdocio, pero para mí es digno de admiración, máxime en esa época en la que tanto se perseguía y atacaba la religión católica, incluso se asesinaban a los sacerdotes y religiosas.
Pero si por alguien siento admiración y cariño es por vuestros padres. Lo qué tuvieron que luchar para sacar adelante y educar a los 16 retoños, qué barbaridad!!
Un fuerte abrazo para ellos. Gracias Pachi por compartir algo tan bonito y personal.
Navrazon
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