martes, 13 de octubre de 2020

Ocaña, torbellino en las Ramblas (años 70)

José Pérez Ocaña fue uno de los primeros en reivindicar públicamente su homosexualidad, todavía en la dictadura. Y lo hizo de una manera divertida y sin perder sus raíces andaluzas. Su trágico final a los 36 años truncó su faceta de pintor autodidacta e ingenuo.
Sus gestas han sido cantadas por Carlos Cano (autor de "Romance a Ocaña"), Miguel Ríos y Mª Dolores Pradera, principalmente.

Autorretrato con bombín
Durante mi militancia en el PCE, a principios de los 70 conocí al Ocaña y a Carlos Cano.
Al Ocaña, a través de su hermano gemelo, el Sevilla, militante del PSUC (el PC de Cataluña) en visitas mutuas a Pamplona y Barcelona, Gallipienzo y Cantillana. Por cierto, tenían otro hermano guardiacivil, al que -con cariño- llamaban "la mancha verde".
Conocí a Carlos Cano, por los mítines a los que venía, invitado por el PCE y la oposición antifranquista. Guardo un recuerdo muy especial del mitin de Mayo del 78, celebrado en el Anaitasuna, disfrazado de Festival musical con el título: "Festival de la Solidaridad de los Pueblos Montejurra 78". Lo recoge Diario de Navarra:

DN Hemeroteca 07/05/1978 Con el pabellón Anaitasuna lleno hasta la bandera dio comienzo a las siete de la tarde de ayer (sábado) el Festival musical organizado por el Partido Carlista y en el que entre otros cantantes de las distintas regiones de España actuaron Imanol, Ana Belén, Carlos Cano y al que asistieron María Teresa de Borbón (la princesa roja, recientemente fallecida de coronavirus) y sus hermanas María de las Nieves y María Cecilia. A las ocho y cuarto de la tarde, justo en el momento en que el cantante andaluz Carlos Cano interpretaba su tercera canción apareció, por uno de los laterales que dan a la pista, Carlos Hugo, acompañado de la princesa Irene y los señores Zavala y Tajadura. El público asistente, al reconocerle, prorrumpió en gritos de "Carlos Hugo, Libertad". El líder carlista se dirigió por los micrófonos a los asistentes y en breves palabras expuso el significado del Montejurra 78 del que dijo "debe ser la fiesta del carlismo y todo el pueblo navarro y vasco", siendo silbado por un reducido grupo del público cuando pronunció esta frase.

Carlos Cano resucitó la copla
Y es que en el País Vasco y Navarra el partido de Carlos Hugo pasó a denominarse Partido Carlista de Euskadi (EKA, con Navarra dentro). 
Como para olvidarlo.

LA DIOSA OCAÑA (por Tono Cano)
«Esta canción es la historia de un mariquita andaluz, a mediados de los 70, en Barcelona; se solía pasear por las Ramblas vestido de flamenca, pero no llevaba ropa interior (pincha); entonces si veía un guardia civil, pum, se levantaba la falda; si veía una monja, se levantaba la falda; si veía, yo qué sé, lo que viera… si, al final, lo que él quería conseguir es que la gente dejara de estar triste; pintaba las vírgenes, decía que en Andalucía las vírgenes eran muy tristes; es verdad, siempre están dramáticas, las vírgenes del hijo doliente, y él las pintaba con castañuelas, con abanicos, con peinetas… y se disfrazó una vez de Sol, o sea, de bengala, en el carnaval de Cantillana, que era su pueblo, en Sevilla y se quemó. Y se murió. Y es un poco el romance que les voy a cantar»
Con estas palabras presentaba Carlos Cano el Romance a Ocaña, canción que le dedicó a la diosa Ocaña en Cuaderno de Coplas, aquel disco que prologó Antonio Gala con unas palabras que no pierden vigencia con el paso del tiempo. "si no se avanza recordando, se tropieza…".
José Pérez Ocaña nació en Cantillana, un pueblo cercano a Sevilla, en 1947. Creció en plena postguerra, un tiempo muy duro, sobre todo en Andalucía y su entorno rural, lo cual le hizo ponerse a trabajar desde muy joven, primero en el campo, y algunos años más tarde, entrando en la veintena, blanqueando, no como la Pantoja y su circo de horteras, sino con la brocha gorda que le dio su tío. Ya por entonces empezaba a desarrollar su creatividad pintando en lienzos y paredes de manera autodidacta.
Ocaña nunca escondió su homosexualidad, ni siquiera en el pudor de la adolescencia, y aunque entonces era un tema problemático en algunas familias, cuando hay hambre estos conflictos se diluyen.
Era una persona muy observadora, tenía fijación con el protocolo y amaba la imaginería grandilocuente, tal vez por eso, se fascinaba con los entierros a la antigua usanza, con unos velatorios repletos de plañideras y las reuniones de viudas y viejas de pueblo. Cuentan los que le conocieron que se animaba notablemente al llegar la primavera, por aquello de las flores, y le duraba la alegría hasta el final del verano, sobre todo el 25 de agosto, cuando celebraban en Cantillana las fiestas de la Asunción Gloriosa.
Pintor Ocaña 24 3 1947 18 9 1983

Amaba el teatro, seguidor incondicional de la obra de Lorca y los hermanos Alvárez Quintero. Su hermana mayor, María, participaba por entonces en un grupo de teatro local y él solía acompañarla quedándose embobado viéndola actuar. A principios de los 70, cansado de tanta hipocresía emigra a Barcelona buscando libertad y ampliar su actividad artística. Allí alternó su trabajo de pintor con su labor artística. Fueron años duros pero pronto, gracias a su personalidad, fue muy conocido. Organizó varias exposiciones y teatrillos, llegó a pintar más de 500 obras, salía a la calle travestido provocando escándalos repletos de folclóre con su puntito transgresor, ya fuera vestido de faralaes por Las Ramblas o en la Plaza Real cantando por Juanita Reina,… Fue su época dorada en la que junto a los artistas Camilo y Nazario, los tres paisanos que fueron un día hacia Barcelona para despertar a golpe de pintura, abanicos y maquillaje a un país que todavía seguía inmerso en el letargo en blanco y negro del régimen franquista.
Una de las primeras manifestaciones a favor de los derechos de los gays y lesbianas fue motivada por su arresto en 1976 por «escandalo público».
Día del accidente
En 1983 un accidente en las fiestas de Cantillana le provocó la muerte. Según la versión oficial, en una fiesta infantil, una de las bengalas que llevaba su traje de Sol prendió su disfraz, ocasionándole graves quemaduras de las que no pudo recuperarse, muriendo días después, el 18 de septiembre. Otra versión cuenta que Ocaña iba vestido de Dama de las Camelias y fue un niño quien le arrojó una bengala… Lo mismo da, murió demasiado joven, entrando por la puerta grande en el mundo de los mitos.
«Mientras otros intrigaban, manipulaban y se destrozaban buscando acomodo junto al nuevo poder -dejó escrito Nazario-, nosotros nos dedicábamos a pasarlo bien. Bebíamos, ocupábamos la calle, follábamos… Pero, además, buscábamos nuevas formas de expresión, nuevas músicas, nuevas revistas, nuevo cine».
Ay, se fue.. Se fue vestida de día…

Romance a Ocaña (Carlos Cano)
Era Malvaloca, loca de querer. Cerveza, la boca; los ojos, café.
Y qué bonita pintaba la ilusión. Y qué bonita cantando en su balcón.
Regaba la rosa, regaba el clavel. Y, entre copla y copla, soñaba con él.
Era alegría de las Ramblas, corazón. Armaba el taco, era la revolución.
Virgen de peineta y de mantilla, pluma de abanico, torbellino,
¡ay, virgen! como Carmen de Lirio.

Estribillo
¡Ay! Se fue, se fue vestida de día. Se fue, se fue vestida de sol.
Se fue, las malas lenguas decían que el fuego la prendería,
el fuego del corazón.
Feria en Cantillana, cometa de fuego, que en la primavera subió para el cielo.
Un ángel malo le estará cantando a Dios “Ojos verdes”, “María de la O”.
Fue libre en la duda, libre en el te quiero, libre libre, libre como el viento.
Y pagó el precio de vivir, y la alegría la pagó, con la moneda amarga del limón.
¡Ay!, de quien no sienta la cabeza y entre nubes de sueños se pierde.
Dios los salve de la clase media (a Estribillo).

1 comentario:

Carmelo dijo...

Curiosa y triste, a la vez que bonita la entrada de hoy. Qué pena el final de este muchacho, Ocaña.
Gracias Pachi. Navrazon