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Pero Asirón (pincha en el enlace) no se apoya sólo en los matones...
¡Qué casualidad, Erkuden, que todos los comercios ante los que mostrabas los carteles denunciando tus dificultades de acceso (aunque en alguno no la hubiera), todos denunciaban también la dificultad para llegar a ellos! En lugar de oponerte a esos comercios que señalaban sus problemas, ¿no deberías haberte unido?
Matones por Juan Luis Sánchez de Muniáin
¡Qué casualidad, Erkuden, que todos los comercios ante los que mostrabas los carteles denunciando tus dificultades de acceso (aunque en alguno no la hubiera), todos denunciaban también la dificultad para llegar a ellos! En lugar de oponerte a esos comercios que señalaban sus problemas, ¿no deberías haberte unido?
Matones por Juan Luis Sánchez de Muniáin
El
matón es en sí mismo alguien cobarde. No suele actuar en solitario,
sino que, más al contrario, se abriga en el grupo en el que
probablemente muy pocas personas decidan. Elige a sus víctimas por
un perfil según el cual han de ser personas que tengan cierta
dificultad para defenderse y que por lo tanto sean vulnerables a la
acción.
Recientemente
hemos visto como en Pamplona, multitud de comerciantes han mostrado
en sus escaparates un sencillo y en apariencia inofensivo cartel de
protesta contra determinadas prácticas del Ayuntamiento que
entienden, causan injusto perjuicio para su trabajo y también para
el resto de los ciudadanos que padeceríamos la pérdida de ese
comercio en el corazón de la ciudad.
Lo
han hecho tras mostrar que no han sido escuchadas sus observaciones,
las cuales avisaban de las consecuencias de unas decisiones que
entendían disparatadas.
Antes
de exponer su queja, han esperado a comprobar y valorar el deterioro
sobre sus economías a la vez que proseguían con su esforzado
trabajo diario.
Y
solamente cuando han constatado el arrogante menosprecio de quienes
tienen en sus manos corregir o aliviar su situación, han decidido
exhibir un cartel a modo de lamento en el escaparate.
Comercios
y comerciantes de diversa condición según su especialidad, su
volumen de negocio, sus ideas, han coincidido en realizar esta alerta
que por su extensa acogida no ha pasado desapercibida.
Una
protesta pacífica, silenciosa y además amable y fácilmente
comprensible. Una crítica, que en cualquier otro lugar daría paso
al consecuente debate dentro de los cauces de una sociedad
democrática.
Sin
embargo, aquí la inocente y elocuente campaña despertó las iras de
los matones.
Esos
individuos en el anonimato y al unísono poblaron las redes y las
puertas de las tiendas de panfletos que “invitaban” a los
comerciantes a “marcharse” así como quienes les difamaban
imputándoles estar al servicio de “poderes económicos “o
partidos políticos.
Como
si los que tienen que ganarse el mes subiendo la persiana, fuesen
unos descerebrados que descuidan su negocio para supeditarse a causas
ajenas al mismo…
Tras
la primera actuación de los matones anónimos que señalan y
amedrentan a comerciantes con nombres y apellidos, entra en acción
un comisario político del grupo del alcalde, el cual, afila la daga
y apunta a quienes se quejan y los descalifica y calumnia.
Una
vez de sentirse arropados, los matones reanudan la acción y dan un
paso más en su escalada de modo que “visitan” varios
establecimientos para remitirles un mensaje clásico del repertorio
calabrés: “tus cristales no son blindados”.
Ante
tan convincentes acciones, los tenderos expuestos e indefensos, como
es natural, continúan con su tarea diaria y en apenas 48 horas
retiran los rótulos pues conocen (porque ya lo han sufrido en el
pasado) que la siguiente arremetida conlleva ataques a sus
establecimientos, rotura de lunas, pintadas…
Y
finalmente quien tiene la obligación de proteger, defender,
investigar, y ayudar a los comerciantes de su ciudad no solo escurre
el bulto sino que acusa a los tenderos amenazados tildándolos de
“mentirosillos”.
La
actuación del alcalde de Bildu ha supuesto el aliento definitivo que
precisaban los matones.
El
silencio cómplice de sus socios de Geroa Bai, de Podemos- Aranzadi,
de Izquierda-Ezkerra vale lo que valen las contraprestaciones que
reciben por respaldar al alcalde y a sus alcaldadas.
Hace
algo más de una década el casco antiguo de Pamplona era el parque
temático de la autodenominada izquierda abertzale. Un coto
particular controlado con mano de hierro por la también conocida
kale borroka.
Fueron
precisamente entre otras muchas causas, las peatonalizaciones,
rehabilitaciones y otras reformas las que consiguieron poco a poco
recuperar el uso y disfrute de la parte antigua de la ciudad para
todos los ciudadanos y visitantes.
Hoy
gobiernan Pamplona los sucesores de aquella Batasuna que se sintió
dueña y señora de la vida y la libertad de todos.
Más
allá de todas estas controversias de la gestión municipal, está en
la voluntad de todos los pamploneses el convencerles que esos
tiempos pasados donde todo el mundo callaba por temor no van a
regresar. Los matones no los acosan por ser comerciantes sino por ser
discrepantes.
Juan
Luis Sánchez de Muniáin Lacasia es parlamentario foral por UPN
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