Antonio Ordóñez, por Inge Morath. Pamplona 1954 |
Fue
Inge Morath una fotógrafa muy viajera (como la Viajera de Francisco de Val, que tanto se oía por los años 50),
de andar de aquí para allá, pero fue sin duda Pamplona, con sus sanfermines, la
que más la retuvo y le hizo volver.
Porque vio que Pamplona –una ciudad pequeña, casi
un pueblo, como habéis visto en el vídeo anterior- en fiestas se convertía en un
torbellino de luces, movimiento,
sonidos, sensaciones… Un lugar que declaraba la guerra a la tristeza y en el
que estaba prohibido aburrirse. Y, sobre todo, una ciudad que amaba el riesgo.
Sombrero de ala, boina, gomina, cuellos cerrados sin corbata... Domingo Dominguín recoge la bolita |
Inge
Morath lo captó de inmediato y se acercó con su cámara invisible a la esencia
de los sanfermines. Estuvo en Santo Domingo, eternizando la estela que deja el cohete al salir los toros. En los corralillos, en la plaza, en
el sorteo -con los papelillos de fumar escondidos en un sombrero tapado por una boina-… Retrató a eternos aprendices de torero, como el
entrañable Hojalata… Visitó las carnicerías en las que se vendía carne de toro…
Entró en las habitaciones de hotel en las que el hombre cumple el rito de
vestirse de torero…
En
aquellos años Luis Miguel Dominguín y, sobre todo, Antonio Ordóñez eran los
primeros del escalafón. Por primera vez una mujer supo entrar en la intimidad
de sus habitaciones, justo en esos momentos terriblemente privados en los que
el torero, consciente del riesgo que va a correr ante una fiera, sólo puede rezar. Inge Morath
tuvo ese mérito de saber estar con su cámara –más invisible que nunca- y lograr
unas imágenes de escalofrío.
En
aquella época, el torero –y más Ordóñez y Dominguín- era todo un símbolo de
atracción y de sensualidad para la mujer. Una pena que la censura -por 'protegerlas'- no permitiera la visión de
esas fotos. Viendo las imágenes de Ordóñez -con su mozo de espadas atándole los machos-, de su torso desnudo.., me atrevo a vaticinar que ellas fueron las 'culpables' de que el libro “Guerra a la tristeza”, con las fotos de Inge, no
pudiera ver la luz a este lado del Pirineo.
Para
mí es un enorme placer –aunque a algunos les parezca una solemne tontería- poder hacer un
vídeo en el que, a ritmo del pasodoble “Pamplona, Feria del Toro” (Orchestre des arènes) y “Flores en
el ruedo” (por La Pamplonesa), ambos del Maestro Turrillas, nos
podamos recrear en su visión.
Otros países, y no muy lejanos, no nos lo
permitirían.
Os ruego, por favor, que leáis también esta maravilla sobre Domingo (el que coge la bolita), hermano de Luis Miguel Dominguín.
Voy a subir a Facebook las imágenes para que las podáis contemplar con más detenimiento. Eso sí, sin música.
Os ruego, por favor, que leáis también esta maravilla sobre Domingo (el que coge la bolita), hermano de Luis Miguel Dominguín.
Voy a subir a Facebook las imágenes para que las podáis contemplar con más detenimiento. Eso sí, sin música.
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