Rojillo, la mascota de Osasuna, bromea y baila delante de la plantilla y de la presidente del Gobierno durante la recepción en el Salón del Trono del Palacio de Navarra |
Y la derrota es huérfana. A lo largo del último año y especialmente en estos últimos días hemos visto el descarado travestismo del equipo de Gobierno: ahora aplauden a Osasuna, pero, un año antes, Geroa Bai, Bildu, NaBai e I-E renegaban de una ley foral que, de no haberse aprobado, habría conducido al club a su desaparición. Y la Presidente, hasta se ha cambiado el nombre: de ser simplemente Miren Uxue Barcos Berruezo a ser Uxue BarkOs Asuna. Y encantada, como se ve en la foto. Estos tres artículos, de estos últimos días, denuncian esta hipocresía.
Osasuna ‘bai eta ez’, según por Chon Latienda
Quienes ahora se dejan ver por el palco de Osasuna fueron los primeros en poner toda clase de obstáculos para salvar al club
Fue en noviembre de 2014 cuando el Parlamento de Navarra aprobaba la Ley Foral de reestructuración de la deuda de Osasuna con Hacienda con los votos a favor de UPN, PSN y PP y los votos en contra de Bildu, Aralar-Nabai, IU y los no adscritos. El objetivo de la Ley era el de compatibilizar el interés en la continuidad de una institución como Osasuna, con el cobro de la deuda que el club, inmerso en unas circunstancias financieras de extrema gravedad, mantiene con la Hacienda Tributaria, deuda que sería imposible cobrar en otro escenario distinto al del acuerdo. Cabe señalar que dicha ley no condona deuda alguna a Osasuna, es más, el Gobierno de Navarra se hace con las instalaciones del club que servirán como pago de parte de esa deuda con Hacienda.
Cuesta poco recordar la actitud del nacionalismo vasco con toda esa cuestión. Se rasgaban las vestiduras al conocer la deuda acumulada con Hacienda y denunciaban el trato de favor que Hacienda le había dispensado al club rojillo. La prioridad, cargarse Osasuna. Lo de menos, cobrar la deuda. Y la misma actitud ha mantenido el Ayuntamiento de Pamplona, gobernado por Bildu y la comparsa del “cambio” con la Fundación Osasuna, que pese a contar con los informes técnicos y jurídicos favorables que justificaban y avalaban la subvención mediante concesión directa para el desarrollo del fútbol base en Pamplona, sigue sin darles ni un euro.
Y en este escenario salió a colación la actitud que el nacionalismo vasco ha tenido con clubes como el Athletic de Bilbao, que pudo construirse un campo nuevo con dinero público: 50 millones de euros del Gobierno Vasco, otros 50 de la Diputación de Vizcaya, y 11 del Ayuntamiento de Bilbao. Y a lo anterior añadámosle el trato de favor que durante años ha dispensado la Hacienda vasca a los jugadores, que pagaban la mitad de lo que les correspondía en el IRPF. Y el mismo trato ha tenido la Real Sociedad, a la que la Hacienda guipuzcoana le condonó una multa de 6,4 millones de euros y le concedió una subvención de 6 millones.
Y mientras que la mayoría de navarros nos apuntamos al “quiero volver” desde el minuto uno del descenso de Osasuna en 2014, los que se opusieron a salvar al club de su desaparición volverán a dejarse ver en el palco presidencial del Sadar vulnerando su propio acuerdo programático que, en el apartado de “honestidad y transparencia”, firmaron comprometiéndose a eliminar “cualquier situación de privilegio” y la “prohibición de recibir regalos”. Y en situación de privilegio en el palco de Osasuna hemos visto a Barkos y a Asirón, y a este último, de regaliz, en la reciente comida anual de la Fundación Osasuna compartiendo mesa con las empresas que aportan su dinero al proyecto de Osasuna.
Quedan dos partidos cruciales en los que Osasuna se va a jugar su ascenso a primera división. Y el miércoles seguro que volveremos a ver en el palco a Asirón y a Barkos, y quién sabe si al de la camiseta de Spiderman, a Laura Berro con su hermana, y al hermano de Barkos, todos ellos trasladados en coche por Maider Beloki y escoltados por Maite González, la policía municipal que aplicará el reglamento a su antojo para que todos los invitados lleguen a casa sin sufrir los atascos. Palco y chuletón, bai. Ayudar a Osasuna, ez.
Chon Latienda es comentarista política
Osasuna, un sentimiento que une a
los navarros
Los miles de aficionados que desde la
madrugada del domingo han acompañado a la plantilla osasunista por las calles
de Pamplona son una muestra del sentimiento que despierta el equipo entre la
gran mayoría de los navarros.
En
una tierra donde tradicionalmente se remarcan más las diferencias que las
coincidencias, Osasuna es capaz de aunar a los de la Ribera y a los de la
Montaña, a los de izquierdas y derechas, a los de aquí y a los de fuera, en esa
filosofía rojilla que hunde sus pilares en conceptos tan elementales como el
trabajo, el sacrificio o la humildad.
Aventuras
como las de los últimos años, en las que algunos de sus dirigentes confundieron
el servicio a Osasuna con el beneficio propio, han llevado al club a una
situación casi irreversible, si no hubiera sido por el apoyo que desde la nueva
directiva, la afición y algunos partidos políticos (UPN, PSN y PP) dieron a la
primera institución deportiva de Navarra.
La
presidenta del Gobierno, Uxue Barkos, ahora aplaude a Osasuna, pero, un año
antes, Geroa Bai, Bildu, NaBai e I-E renegaban de una ley foral que, de no
haberse aprobado, hubiera conducido al club a su desaparición.
Echaos p'allá ke no kepo en la foto!!! |
También, herencia recibida BLANCO SOBRE NEGRO Dulanz
¿Y ahora, qué pasa con la herencia recibida? ¿No era tan mala? De
no ser por ella, ni Barkos ni Asiron hubieran lucido palmito en el balcón. De
repente, más osasunistas que la plantilla y los aficionados juntos. De haber
sido por Geroa Bai y Bildu, a estas horas Osasuna ni estaría en Primera ni la
Hacienda foral en vías de recuperar una porrada de millones. Solo queda
reconocerlo. Se puede discutir la relación causa-efecto del gobierno anterior
sobre el segundo modelo de Volkswagen o la bajada del desempleo. Pero la
discutida ley que salvó el pellejo al club rojillo fue una apuesta única y
exclusiva de UPN, PSN y PP por preservar el pin foral. Otros se lo quisieron cargar.
Simple y llanamente. O que muriera de inanición. Que es la misma eutanasia,
pero con una sonrisa. El portavoz nacionalista Koldo Martínez no quiere oír
hablar del tema. Huye del pasado reciente como de la peste. Para “no empañar la
alegría” que todos los navarros sienten. Sobre todo, la de Barkos y Asiron, que
ahora bailan por el legado recibido.
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