Es el último mantra de "La Rata de Paiporta", ideado en clave demoscópica y en el daño que puede infligir a la oposición con su machacón relato de que la culpa es de Feijoo. Baste ver cómo a Puigdemont, pieza clave de su investidura y quien le ha dejado tirado, ni le nombra.
Lo dice hasta TVE 1:
Sánchez exprime el rédito del relato
El Gobierno podía haber redactado ya nuevos decretos para las pensiones o las ayudas al transporte. Si no lo hace es porque solo piensa en clave demoscópica y castigar al PP de Feijoo
Editorial DN 25/01/2025
Si algo ha caracterizado la legislatura en la que estamos inmersos, es la batalla por el relato político con la que el Ejecutivo de Sánchez trata de cimentar su gobernabilidad y restañar su debilidad parlamentaria.
Tú sí provocas dolor social y te lo de- muestran cada vez que pisas la calle |
A partir de ahí, es el camino por el que los socialistas han decidido manejarse por la legislatura, ahormando sus relatos a base de acusaciones de bulos y mentiras a quien ose cuestionar sus políticas o rechazarlas, desde oposición a medios de comunicación o jueces.
Lo ocurrido este miércoles en el Congreso, y el torrente de declaraciones socialistas desde entonces, con el líder del Ejecutivo a la cabeza, no es sino un punto seguido de esa estrategia maniquea. Por más que el presidente Sánchez insista a los grupos parlamentarios que impidieron convalidar el decreto ley que “abandonen esa oposición destructiva porque causa dolor social”.
El Gobierno podía haber redactado ya un decreto que incluyera la revalorización de las pensiones, las ayudas al transporte público y a los afectados por la Dana. Máxime cuando tanto el PP como Junts han dicho que los aprobarían si van por separado y no acumulados en el trágala mezclando cuestiones en forma de ley ómnibus.
Voto estimado, escaños y valoraciones de líderes DN. Hay esperanza |
Y si no lo ha hecho todavía e insiste en su postura, es sencillamente porque piensa en clave demoscópica y en el daño que puede infligir a la oposición con su machacón relato de que la culpa es de Feijoo. Baste ver cómo a Puigdemont, pieza clave de su investidura y quien le ha dejado tirado, ni le nombra.
Poner el grito en el cielo y hablar de dolor social cuando quien tiene la principal responsabilidad para revertirlo y la solución en la mano, que no es otro que el Gobierno, no hace nada, es tan indigno como revelador de sus verdaderas intenciones. Y los paganos terminan siendo una vez más los ciudadanos, que, tal y como recoge la encuesta DYM (pincha) para este periódico, viven con decepción y desconcierto las repercusiones de una polarización política irrespirable.
1 comentario:
A este abyecto ser, atrapado en la mitología de Narciso y Eco, solo le queda el diván como solución a su monotonía del significado y a su cohorte de síntomas. Le queda preguntarse si no es él quien produce "Dolor Social", expresado en el descontento que recibe nada más poner un pie en la calle, esas quejas airadas de quienes tienen una herida abierta hace seis años a base de sus mentiras, faltas de respeto, ultrajes y desconsideraciones. Seis años lleva este psicópata exteriorizando las cosas ocultas que ocurren en su alma (Gustav Jung) y que traslucen una vida emocional infantil todavía por madurar. La monotonía del significado, lo impone al coro sincronizado de halagadores lisonjeros y asalariados que cada día vemos cacarear las proclamas de su número uno en los telediarios, dejándose su dignidad en los jirones de nuestra triste historia.
El fenómeno repetitivo de echar la culpa a otro, no es mas que un mecanismo de defensa de quien no sabe resolver sus problemas por sí mismo y recurre a descargar su responsabilidad inmadura, en otro con la intención de engañar a alguien que presume más tonto que él . España, al menos en su mitad, tiene la herida abierta que dejó Zapatero en su pacto del Tinel y que este devoto de la hez del pasamiento, ha ampliado con el muro antidemocrático de prescindir de una mitad de españoles para los que debería gobernar y a los que odia por pensar distinto de sus tesis inmaduras. En fin, todo un Maduro sin madurar.
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