miércoles, 19 de junio de 2024

Margarita Martínez Erro tuvo que morir en Jaca

1931ca. Martínez Berasáin AGN
En esta foto se ve el arropamiento y se siente la despedida. Margarita, sentada, en una butaca de mimbre, en el centro de la escena. Sus padres, inclinados hacia ella, se apoyan en el reposabrazos de la silla de Margarita. Sólo están los dos hermanos mayores, de los 10 que para entonces habían traído al mundo. Todos, con caras serias, pero serenas. José se ha quitado el bigote que lucía las dos décadas anteriores y le hace la cara más redondeada.
Dicen en Diputación que pronto funcionará un pabellón antituberculoso en el Hospital de Barañáin, pero Margarita no puede esperar.
1916ca. Mtnez. Berasáin AGN
Los mismos, sillas de mimbre... pero 15 años antes. Y Margarita es también el centro. Haciendo un gesto de niña mimosa, con muñeca y acogida por su padre. Es su ojito derecho. 
Mercedes, la más pequeña, como preguntándose: "¿qué tendrá ésta que no tenga yo?". Lo mismo que Luis.
1928-29 ca. 1. Luis; 2. Margarita (1931); 3. Mercedes; 4. José Ramón; 5. Javier (1934); 6. Alejandro; 7. Juan Bautista; 8. Sagrario; 9. Camino; 10. Carmen (sin foto, 1933)

Entre 1931 y 1934, en algo más de tres años, José y Ramona perdieron tres de los 10 hijos que tuvieron: Margarita (la 2ª, 18 años), Carmen (la 10ª, unos 8 años) y Javier (el 5º, 17 años).
De los dos últimos no hay datos que nos permitan asegurar si fue por accidente o enfermedad. En cambio de Margarita sabemos que fue por enfermedad:
1931 julio 7 La Voz de Navarra
"El pasado sábado falleció en Jaca, donde fué buscando alivio a su dolencia, la angelical señorita María Margarita Martínez Erro.
Ni los cuidados de la ciencia ni los de su amantísima familia han sino suficientes para atajar el curso de la enfermedad que aquejaba a la infeliz señorita..."
Y aunque el periódico no quiere decir de qué enfermedad se trata, no arriesgamos mucho si aventuramos que podría tratarse de la tuberculosis.

Margarita, en la cama. Por el cabezal, parece que en casa. Una revista gráfica en sus manos. No sé cómo su padre tuvo el humor de sacarle esa foto, una de las últimas, antes de su muerte. De hecho, de Javier, sólo hay fotos en buen estado de salud. Y de Carmen aún estoy por ver la primera foto.
¿Y por qué dejó Pamplona y fue  a Jaca "buscando alivio a su dolencia"?

Retraso de las obras del Hospital
Así era el Pabellón E que inauguró Alcalá Zamora
El Hospital de Barañáin (así se denominó hasta los años 40) inició su construcción en 1906
En 1913 se paralizó la construcción, cuando ya estaban finalizados la capilla y varios pabellones. Los terrenos fueron cedidos al ayuntamiento de Pamplona sin darles uso. 
En 1928 se cedieron al Estado con el fin de instalar el Patronato Nacional de Ciegos, y de esta forma se reiniciaron las obras. 
Y así el de 1940-50, el Caracol
Tras desaparecer el patronato, fue adquirido por la Diputación Foral de Navarra y en 1932-33 se trasladaron a este lugar las instalaciones y los enfermos del antiguo Hospital de la Misericordia, que estaba donde hoy se encuentra el Museo de Navarra.
El Pabellón E (todavía sin las características que le dieron el nombre de El Caracol), el de los tupis, fue inaugurado en septiembre de 1932 por el Presidente de la República Alcalá Zamora (tenéis 5 fotos en el AMP).
Como veis, para cuando el Hospital de Barañáin, con sus magníficas instalaciones, empezó a funcionar (finales de 1932), Margarita ya llevaba más de un año muerta.
Ésta, creo yo, pudo ser la razón por la que la familia Martínez Erro buscara una solución en esa zona del Pirineo con tanta tradición en Pamplona (Candanchú, aguas de Panticosa...).

Recuerdos
Recuerdo que en casa siempre me contaban que una tía, hermana de mi padre -misionera dominica, para variar- había contraído la tuberculosis y murió en un sanatorio del Moncayo. Se llamaba Felisa. Había nacido el 2 de mayo de 1917 y murió el día que cumplió los 28, en 1945.
En la Prensa Histórica he encontrado la inauguración, en 1938, de un segundo sanatorio en el Moncayo, en el límite entre Navarra, Castilla y Aragón. Quizás fue el de mi tía Felisa.

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