A este balcón saldrá Puigdemont a proclamar la República catalana |
Nos han querido robar nuestra soberanía a todos los españoles. La parte ha intentado pasar por encima del todo. Quien quiera abandonar el barco, que se vaya, pero que no se lleve nada. ¿Diálogo? Todo el que haga falta. ¿Concesiones? Ninguna a costa del resto de españoles, de los menos favorecidos. Y, antes, los responsables de esta locura que ha fanatizado a media Cataluña, tendrán que pagar por lo que han hecho. Por supuesto que la actuación de los mossos ('nadar y guardar la ropa') debe ser investigada por la justicia.
2-O: ¿y ahora qué? Luis M. Sanz
Hoy (por ayer), domingo, 1 de
octubre, no se va a celebrar un referéndum en Cataluña. En todo caso, habrá
otra cosa. Pero, ¿y mañana (por hoy) qué? Puede que el presidente Puigdemont, en su huida
hacia delante, salga al balcón del Palau de la Generalitat y proclame la
República de Cataluña. O no. Y el Gobierno de España puede que aplique el
famoso artículo 155 de la Constitución, por el que se suspende la autonomía
catalana. O puede que Gobierno central y Gobierno de la Generalitat decidan
frenar este sinsentido y se sienten a hablar del modelo territorial, del
sistema de financiación o de una reforma constitucional.
La única certeza es
que el llamado proces ha generado una fractura social en Cataluña que va a
tardar mucho tiempo en restañar. Y que la irresponsabilidad de unos políticos
nacionalistas está conduciendo al enfrentamiento de media Cataluña contra la
otra media. Cuando la mitad de la población no se siente protegida, no puede
expresar sus ideas, no puede exhibir los símbolos que le representan, cuando la
mitad de la población tiene miedo... empieza a parecerse mucho a aquellos
ambientes irrespirables que durante decenas de años hemos sufrido por estos
lares. Se parece mucho al fascismo.
A partir de mañana, lunes 2 de octubre, cualquier
solución pasa por la unidad entre las fuerzas políticas mayoritarias. De
momento, PP, PSOE y Ciudadanos están demostrando su responsabilidad en un
asunto de Estado, dejando a un lado las disputas partidistas y respondiendo al
unísono a cada una de las tropelías e ilegalidades que jalonan el
proces independentista.
El desafío soberanista acaba en pucherazo |
Porque no todo vale para contentar a esa parte de la
población catalana que repudia cualquier vínculo con lo español. En un momento como éste,
de una crisis de Estado sin parangón en los últimos cuarenta años de
democracia, los dirigentes políticos pueden tener la tentación de querer
solucionar el problema catalán como sea, y ese como sea suponga más agravios,
más injusticia y más desigualdad con el resto de los territorios de España. La
solución de la cuestión catalana requiere diálogo y la participación y el
consenso del resto de las comunidades, porque cualquier reforma constitucional,
territorial o de financiación repercute en todos los ciudadanos de este país,
no sólo en los de Cataluña.
El hecho de que unos pocos pongan en jaque al
Estado de las autonomías, cincelado no sin dificultades tras el franquismo, no
significa que han de ser favorecidos respecto a los andaluces, los extremeños,
los asturianos o los navarros. Habrá que hacer las reformas necesarias, pero
sin perder el horizonte de
la justicia y la solidaridad entre los territorios y las personas.
Tiene que
haber diálogo y espíritu de consenso, pero será un brindis al sol si los
independentistas catalanes persisten en la idea de una República independiente
de Cataluña.
Qué decir del apoyo del cuatripartito navarro al referéndum ilegal,
que califica la actuación del Gobierno central de “autoritaria y represiva”;
que afirma que está impidiendo “el ejercicio de libertades democráticas”; y le
acusa de ejercer “coacciones contra cargos públicos y alcaldes catalanes” que
se pasan por el forro las leyes aprobadas por la mayoría. Luego, la presidenta
Barkos precisa que ella “nunca” ha dicho que saltarse la ley sea acertado,
aunque es la única presidenta de comunidad que se manifiesta en contra de la
“excepcionalidad democrática que se vive en Cataluña”.
2 comentarios:
Lo del apoyo cuatripartido navarro es lógico, responde por una lado a la posicion de sus conmilitones, digamosle estatales: Peneuveros y podemitas unidos y por otro que cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pues eso.
Y los unidos,con la bandera del morado , los herederos en definitiva del casi liquidado viejo PCE,estos con los que se podía y estabamos en profundo desacuerdo muchos, eran gente seria como demostraron en la Transición hasta para aceptar en actos oficiales la bandera rojigualda. Ese P. C. de España cuyas ideas de reconciliacion se encontraban en las de aquel navarro acusado de desviacionista por los de obediencia soviética ,Jesus Monzón.
En cuanto al dialogo y espiritu de consenso nunca puede ser con los dirigentes de los que han ideado y estan en la secesión y recibiendo a personas como Otegui y los bilduanos. Y el dialogo empezará por cambios en educación y orden público , máxime a la vista de la actuacion de los mozos, sino el problema seguirá.
Si Puigdemont se salta las leyes, tendrá que pagarlo. No le va a salir gratis. Que aplique el cuento, que Artur Más tiene que pagar 5,2 mill.
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