José María Baroga |
Mirad qué bien lo cuenta Baroga:
Lo
recuerdo perfectamente, pues constituye una de las impresiones de la niñez que
permanecen imborrables. Aunque, ya de mayor, multitud de veces me detuve a
escuchar sus peroratas, siempre fue por avivar ese dulce cosquilleo que produce
en el alma al despertar de los recuerdos infantiles. Cuando, de la mano de mi
niñera Jenara, los dos con la boca abierta, seguíamos el fárrago de su
incansable elocuencia. Porque León Salvador era...
EL
REY DE LOS FERIANTES
En
el ocaso de su existencia, León Salvador era un anciano gastado, con los
achaques propios de la edad y de una vida de agitación y triquitraque
inusitada. Veo perfectamente su pequeña figura, de hombros cargados, «con el
rostro negro como pan de munición» y los andares ligeramente vacilantes dándose
aire de continuo con el sombrero, mientras enjuga con un enorme pañuelo el
sudor de su frente.
Ahora
es ya reemplazado por su ayudante y sucesor Quinito, «el de Badajó, servidor de
ustedes», hecho a la vera de Salvador, de palabra fácil y persuasiva, pero...
que no era la de León.
Frecuentemente
era éste arrebatado por la fiebre de la venta, la «malaria de los relojes y de
las Piel Roja» y subía trabajosamente al tablado, con un vigor prestado por su
vocación de fenicio impenitente.
"Los de la coronilla" jugando a pelota (pincha) |
1947 Plaza del Castillo (Zubieta y Retegui) |
—¿Qué
atención, maestro?—, preguntaba el empleado, sabiendo sobradamente el
desenlace.
—La
atención de enviarnos el postre. Veo desde aquí dos docenas de coronillas que
dicen cómeme. La gente prorrumpía en carcajadas a costa de los sufridos
clérigos, quienes enrojecían e iniciaban una prudente retirada con la mano en
la nuca, antes de que las cosas fueran a más.
Pero
León tenía medida exacta de la norma. Su humor era fino, ingenioso y jamás se
pasaba de la raya.
—No
se vayan, por favor, no se vayan. Pido perdón al clero. Yo soy católico desde
que nací y republicano desde el catorce de abril. Católico viejo y republicano
nuevo. (Eran, claro, los tiempos de la República) —¿Cómo, cómo dice...? ¿que no
tiene dinero? ¡Jesús, qué barbaridad! Porque no quiere, amigo, porque no
quiere. Pídale a su amigo León. ¿Ve usted?
Y
metía las dos manos en una maleta abierta y atiborrada de billetes. Alzaba un
fajo y los dejaba caer desparramados.
Hojas de afeitar 'Pieles Rojas' |
¿Están todos servidos? ¡Pues al corral! No me pidan más que por hoy se acabó. Ni relojes, tampoco me pidan relojes (D. Pablo Roch me informa que todavía conserva en perfecto estado, un reloj despertador comprado a León Salvador en 1910 por 5 pesetas. Un despertador que ha sido usado durante años, entre otros menesteres como cascanueces. ¡Honor y Gloria a León Salvador!). Me los han quitado de las manos. Regalados, más de dos mil relojes regalados. Dios me perdone (se quitaba el sombrero y apoyábaselo en el pecho, mirando al cielo) pero no tengo remedio. Por la salud de mi madre que en paz descanse.
—¡Que
no se oye! —interrumpía a veces un oyente—.
—Ya
nos han cortao la corriente, Quinito... ¡Aaj! ¡aaj! —y golpeaba con el dedo el
micrófono—. ¿Ya estamos al corriente con la corriente de la Compañía? ¿O te has
gastado el importe de la factura? ¡Señores, qué calvario con este ayudante!
Todo es poco para vino.
Quinito,
recostado al pie del tablado, aguantaba estoicamente los sarcasmos de León. Por
el micrófono surgían unos ruidos extraños seguidos de unos carraspeos. De nuevo
se percibía la voz cascada de León. —¿Carteras? ¿Decía usted carteras? Y
empezaba otra vez la oratoria inagotable...
***
Son sólo unos segundos. Pincha en 3' 24'' y ahí lo tienes en toda su salsa. Quizás sean la únicas imágenes de León Salvador en plena actuación.
Son los Sanfermines de 1928, León Salvador tiene 55 años.
Un vídeo memorable que todo pamplonés ve con mucha curiosidad y que merece la pena (enseguida te darás cuenta) que lo veas en su totalidad. Para ello, te recomiendo pinchar en esta página:
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5 comentarios:
Gracias de nuevo amigo Pachi, por esta nueva crónica, llena de nostalgia y gratos recuerdos de nuestra juventud (en algunos casos también la que pudo ser de nuestros padres). Tú trabajo y aportación ya es indispensable en nuestro quehacer diario.
Juan Manuel Apesteguía
Muchas gracias. Me ha encantado eso de "Tu trabajo y aportación ya es indispensable en nuestro quehacer diario"
Me manda mi amiga ladera Gur este bonito comentario:
"Las horas que me pasaba yo escuchándole al León Salvador este...No me explicaba cómo hablaba tan deprisa, y se iba de una cosa a otra como si tal... Me has vuelto a mi mocedad... GRACIAS, Y MÁS"
Gracias a ti, Laderita
Qué recuerdos cuando decía :esto para el militar :y el militar con cara asustada decía yo no he comprado nada no tengo Jun duro! Qué recuerdos....
Muy bueno, gracias.
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