Ayer: Sin coche oficial, desenfadado Hoy: Sin educación y resabiado |
Cualquier ciudadano tiene derecho a criticar a un cargo público. Y éste debe defender su labor aportando datos y razones. Lo que jamás puede hacer es lo que ha hecho Asirón: dedicarse en sus horas de trabajo a ridiculizar e insultar gravemente en en su propio muro de Facebook a quien se permite la libertad de criticarle. ¿Está seguro Asirón de que controla a sus palmeros, ante los que me ha presentado como ignorante, enfermo, antivasco...? Por los comentarios (150 y...) que he leído, es para echarse a temblar. ¡Cómo se puede ser tan irresponsable!
Aprovecho esta entrada para dar las gracias a cuantos me habéis mostrado vuestro apoyo, y quiero agradecer de corazón a Chon Latienda la solidaridad que muestra en este artículo. Sin duda, María García Barberena, Ana Elizalde y Julen Sesma se lo agradecen también. (A este paso tendremos que fundar el CDAs: Club de Damnificados por Asirón)
Asiron: ¿de dónde ha salido?
por Chon Latienda |
Él no quiere pasar a la historia por proyectos urbanísticos que no
son de su agrado.
Él pasará a la historia por ceder locales municipales a
okupas y permitirles hacer obras ilegales.
Por ningunear a la Policía
Municipal, que él dirige, ante un acto delictivo, y ponerse del lado de los
delincuentes.
Por amparar a una concejala de su equipo de gobierno que incumplió
el reglamento en una adjudicación municipal.
Por hacer la vista gorda y parecerle
estupendas varias adjudicaciones a personas vinculadas con su equipo de
gobierno.
Por, como buen historiador, interesarse más por su sentido personal
de la decoración del Ayuntamiento en vez de por los detalles históricos y de
valor que alberga desde hace años.
Por decir en su discurso de investidura que
realizaría “un especial esfuerzo en relación con todas las víctimas y con su
derecho a la memoria, a la justicia y a la reparación” para, a la primera
oportunidad, impedir una muestra de la Policía Nacional sobre las víctimas y la
lucha del cuerpo policial contra ETA que se iba a celebrar en la Sala de Armas
de la Ciudadela, decisión revocada por un juez.
Por decir “respetaré todos los
sentimientos y tradiciones de Navarra” y no acudir, como alcalde, a la Misa de
San Fermín.
A Asiron también le preocupa el siglo en
el que vive, el XXI, de ahí que no le parezcan bien espectáculos del siglo XIX,
aunque él tomara posesión en un ceremonial del siglo XV con timbaleros, maceros
y trompetas, y pasee su cuerpo de ciudad con traje de gala, como hace ¿seis
siglos?
Y en pleno siglo XXI, a Asiron tampoco le importa que su careto figure
en un cuadro alusivo a un hecho del siglo XVI. Los ignorantes futuros,
herederos de los presentes, podrán seguir manipulando nuestra historia y
divulgar que un tal Asiron luchó en Amaiur por la independencia de Navarra.
Asiron también ha declarado que los circos que utilizan animales son “espectáculos
del siglo XIX”, pero nada dice de las corridas de toros que él preside ordenando
cambios de tercio y otorgando premios –orejas y rabo– a los matadores,
espectáculo que, tal como hoy lo conocemos, fijó sus normas en España a finales
del siglo XVIII.
Pero detrás de esa imagen de alcalde
campechano que saluda a todo aquel que se le pone delante y besuquea
centenarias -siguiendo la herencia de Barcina-, hay un tosco muy maleducado.
Baste
ver alguna de sus intervenciones en el salón de plenos en las que, de malas formas,
manda callar a una concejala con un “estoy en el uso de la palabra, tú no.
Entérate. Que no te enteras”, y en otro pleno llamó “payaso” a un miembro de
una Asociación contra el bullying.
Lo mismo que él (izda) pregunta cuando se ve en el espejo (dcha),
eso nos preguntamos todos cuando lo vemos okupando la alcaldía
Un paseo por su facebook deja al descubierto su inmadurez y mediocridad política a la hora de aceptar las críticas de un ciudadano que, con datos y en su didáctico blog (Desolvidar), rebate su ridículo discurso eusko-nacionalista.
Su gran nivel político le sirve
para catalogar al ciudadano crítico como parte de “el régimen” (2), clara muestra
de que no tiene ni repajolera idea de con quién está hablando, y seguramente ni
le importa, ya que su limitado y encorsetado discurso le incapacita para
utilizar cualquier otro calificativo despectivo distinto al de “pertenecer al
régimen”.
Y en su afán de menospreciar a este ciudadano, y haciéndose eco de
las intervenciones de sus palmeros, se refiere a él como “el personaje”(1) que, “dicen
que se trata de una personalidad con problemas”.
¿Se puede ser más despreciable
y más pandillero?
Chon Latienda es comentarista política
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