La
presidenta Barkos acude al homenaje a Mikel Zabalza
En
el acto, celebrado en Garralda, la familia pidió “justicia y verdad”, 30 años
después de la muerte de Zabalza
BEATRIZ
ARNEDO Garralda
La
presidenta del Gobierno, Uxue Barkos, y las consejeras María José Beaumont y
Ana Ollo asistieron ayer en el polideportivo de Garralda, en el Valle de Aezkoa,
al homenaje a Mikel Zabalza (Orbaizeta, 1953), cuando están a punto de
cumplirse 30 años de su muerte tras su detención por la Guardia Civil.
En
el acto, organizado por la llamada plataforma ciudadana Mikel Zabalza Gogoan,
intervinieron amigos y familiares de Zabalza, como su hermano Patxi, además de
Jesús Mari Goikoa, el que era alcalde de Orbaizeta en aquellos años.
Entre
los asistentes, estuvieron el exlehendakari Carlos Garaikoetxea; miembros de
Geroa Bai como Koldo Martínez y Daniel Innerarity; representantes de EH Bildu
como Adolfo Araiz, Txelui Moreno, Santi Kiroga, Sabino Cuadra o Iñigo Iruin,
que fue el abogado de la familia Zabalza; las parlamentarias de Podemos Tere
Sáez y Fátima Andreo; o el expelotari Patxi Eugi.
La
familia de Mikel Zabalza reclamó “justicia” y “verdad”, como destacaba minutos
antes de comenzar el acto su hermana Idoia Zabalza. “Pedimos lo mismo que hace
30 años. Ocurrieron unos hechos sobre los que se dio una versión que
afortunadamente poca gente cree, pero que todavía es la que permanece. Nosotros
sabemos y gran parte de la sociedad sabe qué ocurrió, pero eso tiene que quedar
oficialmente reconocido y tendría que tener unas consecuencias”, mantuvo.
La
presidenta Uxue Barkos indicó en declaraciones a los periodistas al explicar su
presencia en este acto, que el Ejecutivo que preside estará “con todas las
víctimas, en la reparación de sus casos, y, lógicamente, con la familia de
Mikel Zabalza”. Destacó que para que haya una reparación tiene que haber “justicia”.
“Falta una investigación que determine por qué una persona que fue detenida fue
devuelta muerta a sus familiares sin una explicación oficial con la
investigación correspondiente”, destacó Barkos.
Un caso sin resolver
Fue
el 26 de noviembre de 1985 cuando Zabalza, de 32 años y natural de Orbaizeta,
fue detenido por la Guardia Civil. La versión oficial relató entonces que en un
túnel próximo a Endarlatsa, cuando unos agentes lo llevaban esposado para que
les indicara la ubicación de un zulo, Mikel Zabalza propinó un golpe a uno de los
guardias y se escapó hacia el río. Casi tres semanas después de su detención,
el 15 de diciembre de ese año, su cuerpo sin vida fue hallado en el río Bidasoa
con las manos esposadas.
La
versión oficial fue muy cuestionada. El caso se reabrió judicialmente en 1995,
después de que testimonios de guardias civiles recogidos por el diario El Mundo
aseguraran que el joven de Orbaizeta había muerto a causa de las torturas
que le practicaron en el cuartel de Intxaurrondo (San Sebastián). Pero la
justicia no pudo confirmarlo.
El
navarro había sido detenido al día siguiente de que ETA asesinara a dos
soldados en la capital guipuzcoana y a un guardia civil en Pasajes. Sin
embargo, durante estos años no se han aportado datos que vinculen a Mikel
Zabalza con la banda terrorista
30 años de la muerte de Mikel
Zabalza
La madrugada de
un 26 de noviembre de hace treinta años,
Mikel Zabalza fue detenido junto a cuatro personas más en San Sebastián, en una operación policial contra ETA. La víspera había sido una jornada extremadamente convulsa en la capital guipuzcoana. Tres personas -un joven soldado de 20 años (simpatizante de HB), un cabo de 26 con dos hijos, y un guardia civil de 39 y también dos hijos- habían sido asesinadas. En Amorebieta otra persona más, un taxista euskaldun zaharra con dos hijas, conocido por sus ideas antinacionalistas, murió asimismo a manos de ETA, que lo acusó de confidente -una “imputación” que vertía por entonces contra los no nacionalistas a su alcance. Nadie pudo probar nunca, sin embargo, que Mikel Zabalza tuviera algo que ver con ETA. Todas las demás personas detenidas ese día (su novia, sus hermanos, un primo) fueron puestas en libertad sin cargos y nunca se encontraron armas ni documentación alguna que pudieran relacionarle con la organización terrorista. Según la versión oficial, Zabalza huyó cuando estaba bajo custodia, arrojándose esposado al Bidasoa. Aunque durante dos semanas buceadores rastrearon la zona, no encontraron rastro del supuesto huido. Su cadáver apareció en el río el 15 de diciembre, 19 días después de su desaparición.
Aunque la
familia denunció el caso y el
Ayuntamiento de San Sebastián se personó
como acusación popular, dos años y medio después la Audiencia Provincial ordenó el archivo de las diligencias. En 1995 una serie de informaciones en prensa hicieron dudar de la ya poco verosímil versión oficial. Según varios testimonios, Mikel habría muerto mientras era torturado en una bañera. Se reabrió la causa, pero en noviembre de 2010 esta fue
definitivamente cerrada, sin que pudiese aclararse qué había sucedido.
Creo que es de
sentido común el pedir para la familia
Zabalza lo mismo, exactamente lo mismo, que cada uno de nosotros pediríamos si el fallecido fuera nuestro padre o nuestro hijo: verdad, justicia, memoria y reparación. Es asimismo lo que merecen las familias de esas otras cuatro personas asesinadas la víspera de su detención y hoy tan injustamente olvidadas. Reconocer públicamente el daño causado a la familia Zabalza (una familia que tuvo la grandeza moral de condenar el asesinato del general retirado de la Guardia Civil, Juan Atarés, una semana después de que apareciera el cadáver de Mikel) ni debilita la causa de la democracia, ni ensucia el buen nombre de aquellos que, desde el Estado de Derecho y respetando los Derechos Humanos, combatieron a ETA en años muy difíciles. Tampoco da argumentos a quienes en 1985 se desgañitaban gritando “¡ETA, mátalos!”, provocando en nuestra sociedad un terror que caló muy hondo y que dista mucho de haber desaparecido. Es difícil hacerse pasar por un adalid de la paz, mientras se sigue brindando por los presos y propugnando convertirnos a los navarros españoles en extranjeros en nuestra tierra. Con todo, el hecho (inevitable) de que utilicen la muerte del joven navarro para justificarse, no debe impedirnos tener el valor de mostrar, 30 años después, nuestras condolencias y nuestro cariño a una familia que nunca debió pasar por el infierno por el que pasó.
IÑAKI IRIARTE
LÓPEZ, parlamentario de UPN.
2 comentarios:
Mire usted, Sr. Iriarte, yo me considero una víctima del franquismo y de ETA, como creo que así se sienten todas las personas que entendemos que la muerte ha de ser el final de un proceso biológico y que nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a quitarle la vida a otro ser humano, a no ser en defensa propia.
Los que así pensamos vivimos horrorizados en esta España de eternos terrorismos, medidos con tan distinto rasero, que mientras unos criminales van a parar a la cárcel, como así corresponde, otros han convertido a España en un país de auténtica vergüenza, donde los mayores criminales han vivido, y todavía viven, gozando de la más absoluta impunidad.
Todos los muertos son de todos. Suyos y míos, Sr. Iriarte, porque todos ellos se han producido en esta complicada y cruel sociedad que entre todos, por activa o por pasiva, hemos creado.
En Navarra existen alrededor de 3.500 asesinados tirados en cunetas y en simas y sería bueno que usted, como parlamentario de UPN, partido político que ha conservado hasta ahora símbolos fascistas que conmemoran aquella atrocidad, explicara cuál es la parte alícuota de responsabilidad, individual y colectiva, que le corresponde en la impunidad de estos miles de asesinatos que nunca se han reparado.
Acompaño un artículo y dos vídeo, relativos personas a las que ni siquiera se les permitió que lloraran a sus familiares asesinados.
Para ellas, toda mi solidaridad y apoyo.
Sartaguda es el 'pueblo de las viudas' de la Guerra Civil
https://www.youtube.com/watch?v=XGY8nAwOm5w
“Dejadme llorar! El genocidio olvidado', un documental sobre la huella de los crímenes franquistas”
http://www.publico.es/culturas/dejadme-llorar-genocidio-olvidado-documental-1.html
Soy Alex,
Me gustaría en primer lugar felicitar por esta y por mil veces más a mi amigo Iñaki Iriarte, porque tiene una forma de escribir que me parecería "de manual" si no fuera porque debería dar lugar a muchos nuevos manuales.
En cuanto a sus ideas, a menudo discrepo. No así en esta ocasión.
En primer lugar, porque creo que deja claro lo que cualquier persona de bien entiendo que puede aplaudir. Que se haga justicia sobre un caso en el que no se hizo, y aún hoy no se ha hecho. Bochornoso episodio y doloroso para los navarros en general.
Segundo, porque sutilmente indica que hay un maniqueo interés en que la justicia no sea reclamada por igual en los muchos casos de injusticia existentes en nuestra historia. Ojalá la sensibilidad de nuestro colorido gobierno fuese ejemplar.
Por último, me sumo con mucho gusto al comentario de Miren sobre las cunetas y las víctimas, en este caso del franquismo. No comprendo por qué a las del franquismo sí y a otras de la guerra y la posguerra no, pero por supuesto que hay que condenar esa barbaridad, perpetuada durante casi medio siglo de manera ventajista.
No alcanzo tampoco a entender por qué al Sr. Iiriarte se le puede atribuir que no querría condenar a quién asesinó en nombre de Franco. No he podido conocer aún a nadie que no lo haga, pero conociéndole a él, me choca más aún esa acusación.
Tampoco imagino que nadie que presumiera de su incomprensible radicalismo en favor de Franco o de sus atrocidades pudiera presentarse a unas elecciones con intención alguna de ganarlas. Tal vez por eso tampoco entiendo que mi alcalde sea quien es o que un socio de gobierno haya convencido al resto para representar a Navarra.
No quisiera extenderme más. Tan sólo mostrar mi solidaridad con la familia de Mikel Zabalza, que tantos años lleva de dolor, y cuya sangrante herida me gustaría ver algún día cicatrizar. Un abrazo a todos ellos.
Perdón a los lectores del blog y a Patxi por la extensión de mi reflexión.
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