miércoles, 11 de noviembre de 2015

"Euskera: verdades incómodas" por Iñaki Iriarte

Iñaki Iriarte (con barba), un barbis (un casta), y unos niños muy guapos
Los artículos de Iñaki Iriarte sobre la lengua vasca (el vasco, el euskera) no son demagógicos, sino que intentan ajustarse a la realidad (a veces triste realidad). Son análisis distitos de un euskaldun diferente, en los que se aprende mucho, y no los tópicos de siempre. A principios de este año recogí en este blog otro artículo sobre el euskera en Navarra, también chocante y muy recomendable.
En éste, he puesto unos enlaces y algunos gráficos para hacerlo más fácil de seguir.


Euskera: algunas verdades incómodas 
La decisión del Gobierno de Navarra de destinar el 70% de las plazas de maestro en una próxima convocatoria a las líneas en euskara ha provocado el rechazo de buena parte de la sociedad navarra. A las críticas de UPN, PSN, PP, Afapna, Comisiones y UGT, se han añadido esta vez las de Ezkerra, que ha calificado la convocatoria de “barbaridad”. Como ha hecho con otras decisiones o propuestas polémicas (el PAI, el repliegue de la Guardia Civil, la retirada del caso Riau Riau, etc.), el Gobierno nacionalista ha justificado su medida apelando a razones estrictamente técnicas. Mucha gente se pregunta si las “razones técnicas” servirán en el futuro para marginarla de la función pública. Todos sabemos que el euskara tiene una importancia simbólica enorme para una parte muy importante de la sociedad navarra, no sólo la nacionalista, que encuentra en esta lengua (a menudo sin hablarla o hablándola muy imperfectamente) un vínculo primordial con la tierra que pisa. Se considera que no basta con asegurar su pervivencia, sino que debe reconquistar los territorios que perdió hace siglos e incluso aquellos que nunca tuvo. Esta perspectiva no constituye ningún crimen. Pero disentir de ella tampoco. El mundo euskalzale ("que le gusta el euskera") debe comprender que es legítimo no sentir el menor interés por el vascuence e incluso -¿por qué no?- juzgarlo como una mala inversión educativa. Estar en contra de la euskaldunización no es estar en contra de la democracia, ni siquiera lo es estar contra el euskara. El amor a una lengua no puede considerarse una obligación en una sociedad pluralista y democrática. Como señala lúcidamente Matías Múgica, el problema del euskara es en todo caso un problema de tratamiento de minorías en una sociedad democrática.


“¿Ha dicho ud. minorías?” Me temo que sí. Y bastante pequeñas. Algunos datos: aunque el mapa elaborado en 2011 por el Gobierno de Navarra daba un 13’6% de bilingües (extraña categoría, puesto que incluía a quienes ni leen ni escriben en euskara) y un 10’5% de bilingües pasivos (otra categoría pintoresca: expliquen en su currículum que son bilingües pasivos en inglés), la V encuesta sociolingüística del Gobierno Vasco, a mi juicio mucho más fiable y coherente con las investigaciones anteriores, ofrecía cifras más bajas: un 11’7% de bilingües y un 7’5% de bilingües pasivos. Casi la mitad de los que dicen hablar euskara bien o muy bien, admiten hablar mejor el castellano. Sólo el 3% de la población (15.000 personas, casi todas en la zona vascófona) declara hablar mejor en euskara que en castellano. Prácticamente no hay vascoparlantes monolingües. Sólo en torno a un 5% de los vascoparlantes –el 0’7% de la población- lee mejor en euskara que en castellano. El porcentaje de hogares en los que se habla tanto o más euskara que castellano lejos de aumentar disminuye y se sitúa en torno al 5%. El 66% de los vascoparlantes de la zona mixta lo han aprendido de adultos. En la zona vascófona el porcentaje de vascoparlantes de origen ha pasado en 20 años del 76’6% al 47’6%. Se dirá que estos datos son parciales: no lo niego, pero sin ser toda la realidad del euskara en Navarra, sí dicen mucho de ella. Es cierto que la enseñanza en euskara atrae a mucha gente, pero aunque esto hace aumentar el número de vascoparlantes, parece bastante inefectiva para aumentar su uso. Y un idioma que no se usa, camina a la desaparición… o a un uso litúrgico. Un ejemplo: aunque se ha conseguido que un 30% de los navarros de 5-14 años se declare bilingüe (o, más bien, sea declarado por sus padres), el uso entre la población infantil y juvenil ha bajado sensiblemente desde 1991.



 No es fácil llegar a admitirlo, pero en un escenario en el que dos individuos hablan bien dos lenguas, es muy probable que en sus interacciones recurran de forma creciente a la que más practican y que por eso mejor dominan. Esto provocará que usen cada vez menos la otra lengua y que se les vaya “oxidando”. La lengua mayoritaria, en otras palabras, tiende naturalmente a convertirse en la lengua mejor conocida por los propios bilingües y, por lo tanto, a devenir también la más usada. En definitiva, se podría conseguir que toda la población escolar aprendiera euskara y no por ello aumentaría el uso: a menos que se le obligue a ello, la gente continuaría recurriendo a la lengua que mejor conoce y que más oye en su entorno. Conforme terminara la etapa escolar dejaría de estar en contacto con la otra lengua y se convertiría en bilingüe pasivo. La única forma de evitar esto sería convencer a los alumnos de que tienen el deber cultural e ideológico de comunicarse en el idioma que peor conocen. En definitiva, convirtiéndolos en nacionalistas. Pero vincular a una ideología un sistema educativo no sólo resulta insano, sino que tiene el efecto perverso de convertir a los vascoparlantes en una comunidad ideológica uniforme.



Con esto, no pretendo afirmar que la batalla del euskara esté perdida, pero sí subrayar que la manera real de beneficiarlo es fomentarlo en aquellas zonas en las que existe una posibilidad real de que la mayor parte de las interacciones tengan lugar en esta lengua. Esto exige precisamente aquello que incomprensiblemente ha sido declarado una herejía por el movimiento euskalzale: adoptar una estrategia de zonificación. Promover el euskara allá donde es imposible vivir en euskara –no por culpa de UPN, sino porque el 99% de la población interactúa siempre o casi siempre en castellano y sólo domina esta lengua- maquillará las estadísticas, pero únicamente contribuirá a provocar tensiones lingüísticas y a invisibilizar la tragedia de su deterioro interno. 
Iñaki Iriarte López (además de amigo) es 
profesor de la EHU/UPV y parlamentario foral por UPN 

3 comentarios:

Anónimo dijo...


Ignominia
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Por Aingeru Epaltza - Martes, 10 de Noviembre de 2015
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"Durante los últimos tres lustros, UPN, con la complicidad de buena parte del arco político y sindical, ha practicado con la enseñanza en euskera una cuidadosa operación de acoso, destinada a detener su crecimiento y/o disminuir sus efectivos. Donde no se desanimaba la demanda, simplemente se desatendía, y cuando era imposible desatenderla se le procuraban dotaciones mezquinas y cicateras, tanto desde el punto de vista material como humano. Todo ello ha tenido su oportuna traducción en las OPE y contrataciones de todos estos años. Herramienta paralela ha sido la creación de los PAI, inglés para quien no lo pedía para no dar euskera a quien lo pedía. Paradójicamente, mientras la enseñanza euskaldun, aunque maltratada y mal dotada, aguantaba el embate, el cuestionado invento ha tenido como rebote la creación de excedentes de profesores en la enseñanza en castellano."

Este artículo íntegro en:
http://www.noticiasdenavarra.com/2015/11/10/opinion/columnistas/mugatik/ignominia

desolvidar dijo...

Jajaja Se nota que Aingeru (gracias por no ponerse Gotzon) no había leído a Iñaki:
"Promover el euskara allá donde es imposible vivir en euskara –no por culpa de UPN, sino porque el 99% de la población interactúa siempre o casi siempre en castellano y sólo domina esta lengua- maquillará las estadísticas, pero únicamente contribuirá a provocar tensiones lingüísticas y a invisibilizar la tragedia de su deterioro interno"

Anónimo dijo...

En primer lugar, defender la libertad del Sr. Epalza para llamarse Aingeru, Gotzon o como mejor le plazca, sin tener que pedir a nadie permiso para ello, ni tener que satisfacer los particulares gustos de los demás.

En segundo lugar, manifestar que, como contribuyentes de las arcas forales que somos, todos los navarros que habitamos en cualquier lugar de Navarra, tenemos derecho a conocer y a vivir en euskera o "lingua navarrorum", patrimonio inmaterial de todos nosotros, y ese derecho se nos ha negado de forma continua y sistemática, por políticas netamente anti-navarras.

En cuanto a la manifestación efectuada por el Sr. Iriarte de "Promover el euskara allá donde es imposible vivir en euskara...", parece mentira que esta afirmación la haga alguien que pertenece y defiende la cultura castellana, porque si algún idioma se ha impuesto allá donde nunca se habló, o sea, en medio mundo, ése es el castellano.

Le deseo muy buenas noches