Pablo Iglesias flanqueado por Uxue Barkos y Laura Pérez en el Palacio de Navarra. PABLO LASAOSA. |
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, lejos
de acudir con un talante
dialogante y constructivo del que alardea, se ha dedicado a insultar una vez más a UPN.
“Los navarros y navarras vivieron una de las prácticas de
corrupción más evidentes como fue durante el Gobierno de la
señora Barcina”.
La polémica UPN-Iglesias surgió a raíz de una carta
abierta de María Caballero, publicada en junio de 2015, en la
que recordaba a Podemos que iba a permitir que en Pamplona gobernase quien no
condena los asesinatos de ETA. Iglesias, lejos de mostrar un mínimo de empatía
hacia las víctimas del terrorismo, afirmó que le parecía “de
vergüenza” que “corruptos y sinvergüenzas en Navarra se atrevan a utilizar la
memoria de las víctimas para decir a quién pongo yo de alcalde”.
En aquel contexto, Libertad Ya publicó una
carta, dirigida a Pablo Iglesias, en la que se le señalaba que entre esos a los
que llama "corruptos y sinvergüenzas" hay personas como María Caballero, hija de un concejal pamplonés asesinado por
ETA, quien simplemente cree que ni Bildu merecía la alcaldía de Pamplona, ni
Pamplona merecía un alcalde de Bildu. Y le pedía que no apoyara su investidura.
Como
uno de los firmantes, la publiqué hace un año en Desolvidar sin añadir ni
quitar nada del texto. Tan sólo alguna imagen o algún enlace.
Carta abierta a Pablo Iglesias
Hay
una historia que quizá Pablo Iglesias no conozca y que seguramente le va a
interesar. El 9 de enero de 1998 ETA asesinó en Zarautz al concejal del PP José Ignacio Iruretagoyena. La bomba lapa que le pusieron en el coche estalló cuando
se dirigía a trabajar. Tenía 35 años y dos hijos, el más pequeño de seis meses.
El crimen formaba parte de la estrategia que los responsables de la banda
habían puesto en marcha cuatro años antes para “socializar el sufrimiento” (ya
no bastaba con matar a policías o guardias civiles: había que llevar al cadalso
a otros colectivos para que el conjunto de la sociedad se sintiera interpelado).
Al
conocer la muerte de Iruretagoyena, los concejales del Ayuntamiento de Pamplona
se reunieron en sesión plenaria para debatir y aprobar -si era el caso- una
moción de condena. Uno de los concejales de Herri Batasuna explicó que su
formación no aplaudía ni condenaba los atentados, que sólo querían la paz.
Le
respondió Tomás Caballero Pastor, el portavoz de UPN. Iglesias es joven y
seguramente no sepa que Tomás Caballero era entonces un político veterano que se
había batido el cobre en el Consejo de Trabajadores del franquismo y que había
hecho de la justicia social su “catecismo diario”. En realidad, él aún no había
nacido: no tiene por qué saberlo. El caso es que en aquella sesión de condena,
Caballero interpeló directamente a los concejales de Herri Batasuna. Les
recordó que estaban utilizando el asesinato como un “instrumento de presión
política” y les dirigió un ruego sincero y telegráfico: “No les llegamos a
pedir que condenen los asesinatos -les dijo-, pero pidan que no maten, pidan
que no maten”.
Lejos
de atender su propuesta, los ediles de HB presentaron una querella contra él,
acusándole de injurias y calumnias. Un juez la admitió a trámite y Egin le
dedicó al caso titulares recurrentes de tipografía generosa.
El
3 de febrero de 1998, mientras la querella seguía su curso, entrevistaron a
Tomás Caballero en Onda Cero. La periodista quiso saber si merecía la pena
dedicarse a la política municipal en un paisaje tan ingrato y el concejal respondió
con sencillez: “Tenemos que seguir luchando para que nosotros -Dios nos dé
muchos años de vida- podamos disfrutar también de esa paz y libertad que en
este momento están quebrantadas por esos asesinos. O que por lo menos puedan
disfrutarlas las generaciones que vengan después. Sería terrible que nos
escondiéramos, que nos metiéramos en casa y les dejáramos el campo libre,
porque todos íbamos a sufrir”. Estará de acuerdo Pablo Iglesias en que es
difícil encontrar una razón más generosa para formar parte de una candidatura,
la que sea.
El
desenlace seguramente sí lo recuerde: tres meses después de la querella y de la
entrevista, Tomás Caballero fue asesinado a la puerta de su casa por varios pistoleros
de ETA.
Su
hija María era entonces funcionaria en el Ayuntamiento de Pamplona. Alguna vez
ha contado que asumió su condición de víctima como una responsabilidad y que
por eso se sumó a la iniciativa de ‘Libertad Ya’, una plataforma que trató de
plantar cara a la mafia abertzale cuando la pena de muerte aún estaba vigente
en nuestro país. Hoy es concejala en la misma corporación de la que formó parte
su padre.
¿Oxigenar vosotros Pamplona? Más bien oxidarla |
Estos
breves antecedentes históricos le pueden servir a Iglesias para entender un
poco mejor lo que está a punto de ocurrir en Pamplona: alrededor del escaño que
ocupó Tomás Caballero se van a sentar miembros del mismo partido que le puso la
querella, compañeros de aquellos que lo condujeron al centro de la diana y que
después se limitaron a decir que su asesinato había sido “una expresión del
conflicto”. Quizá alguno de los actuales responsables de Bildu hasta votasen a
favor de la ponencia que planteaba lo de “socializar el sufrimiento”. “Pero
ahora ya no matan”, puede que esté pensando Pablo Iglesias al leer todo esto. Y
es verdad: ya no matan, no les hace falta. Pero tendrá que admitir que si en
pocos días ese partido se va a hacer con la alcaldía de Pamplona es porque los
crímenes del pasado han resultado eficaces. De hecho, ETA ha dejado las armas
por razones de estrategia o de conveniencia, y no por una autocrítica de
carácter moral: no parecen muy convencidos de que sus ochocientos asesinatos sean
algo reprobable, algo de lo que haya que arrepentirse. En el fondo, van a
ocupar el hueco que los pistoleros dejaron libre al matar a Tomás Caballero.
Le
pediríamos a Iglesias que su partido no apoyara a un alcalde de Bildu, pero no
parece que le inquieten demasiado estas cuestiones morales que tanto nos preocupan
a algunos. Lo único que le pedimos es que al menos no nos llame sinvergüenzas.
Y ya puestos, que respete un poco más a María Caballero: ella podría haberse
quedado todos estos años en casa, escondiendo su dolor o sus nostalgias, pero
ha preferido recoger el testigo de su padre. Y hay muchos pamploneses que le
estamos profundamente agradecidos. Salud.
PILAR ARAMBURO, RAFAEL DORIA, CHON LATIENDA, JAVIER
MARRODÁN,
PATXI MENDIBURU, SALVADOR ULAYAR Y CECILIA ULZURRUN,
en representación de “Libertad Ya”
1 comentario:
Bravo por la publicación. Es reconfortante que queden personas que defienden la justicia, la ética y la moral en España, más concretamente en Navarra.
Sin embargo soy pesimista. Opino que Navarra está herida de muerte. "Los malos" son listos y muy activos y "los buenos" se quedan en casa sin hacer nada. Como dijo Edmund Burke: "para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada".
Un abrazo y ánimo con tu lucha. Tienes todo mi apoyo.
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