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1985 Homenaje a Pakito Arriaran en Mondragón KUTXATEKA/ GALLEGO/ JAVIER GALLEGO |
Los años equivocados de la 'batasuna' Pepa Flores (El Mundo)
Cuando la actriz no concitaba la unanimidad que logró por su Goya honorífico. Fueron años de plomo de la banda terrorista y la entonces mujer de Antonio Gades hizo campaña en favor del brazo político de la banda. 'Gora euskadi Askatuta', gritaba. Su distanciamiento coincidió con la matanza de Hipercor
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1963 Marisol Plaza de toros. (Zubieta y Retegui) |
«¡Gora Euskadi Askatuta!¡Gora todos los compañeros que luchan y mueren por la libertad de todos!».
«Gora ETA», le respondió la multitud enfervorizada ya puesta en pie con una rabia rayana en el éxtasis.
Esta es la historia de los tres años equivocados de Pepa Flores, antes Marisol, luego sencillamente Pepita, una de las artistas más queridas de España, cuyo talento y reconocimiento «ha concitado unanimidades», como se recordó en la gala del cine español de este año en la que se le concedió el Goya de Honor. Durante aquellos tres años de oscuridad y euforia, sin embargo, ella no concitó unanimidades. Es imposible. Se encontraba inmersa en la búsqueda de su identidad, pedía a gritos afecto y un lugar al que pertenecer. Y se encontró con la presunta revolución internacionalista de Herri Batasuna.
Para desbrozar el camino hasta aquellos años quizás sea necesario retrotraerse mínimamente a la vida previa de Pepa Flores.
Primeros años
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Marisol, con 3 de los Iruña'ko |
«A mí me gustaba cantar flamenco desde que era muy chiquita, sólo eso... Pero desde que me llamó el señor (Manuel) Goyanes, con 11 años, después de verme en Coros y Danzas, perdí el rumbo de mi vida. En Madrid no fui feliz. Cuando era pequeña pensaba que de mayor me casaría con un hombre trabajador, tendría niños y viviría como vivían mis padres», diría. El escritor Terenci Moix llegó a definir su infancia crudísimamente como «un cúmulo de monstruosidades y una continua explotación. Era compra venta como una esclava en el zoco». No fue feliz en un mundo de absoluta exigencia y de maltrato que no era extraño en el cine protagonizado por niños de aquellos años y tampoco fue feliz en su matrimonio con Carlos Goyanes, el hijo de su productor.
El vendaval
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Gades, Pepa Flores y dos de las hijas |
Al cumplir este 4 de febrero 77 años, Mañaneros ha rescatado estas imágenes de Marisol que terminan con la declaración de su militancia comunista
Los celos de Gades
Uno de sus bógrafos, José Aguilar, asegura que hay un «vínculo muy estrecho entre lo profesional y lo personal. Ella asocia el régimen autoritario de Franco a la vida claustrofóbica y a las ataduras que había tenido. Cogía 60 aviones al año, estaba rodeada de adultos que tomaban todas sus decisiones al milímetro, tanto las personales como las profesionales y Antonio Gades le vende la libertad. Ella tenía muchas preocupaciones sociales pero sin Gades, no habría sido comunista. Sin él su trayectoria vital y profesional, habría sido distinta», señala sin dudarlo. Muchos de los periodistas de la época y amigos suyos sostienen que los celos profesionales de Gades respecto a una compañera cuya trayectoria le superaba, la empujaron a abandonar su carrera. Los comentarios en los que desechaba la validez de sus canciones o de sus películas previas, la crítica excesiva y soterrada de forma permanente, hicieron mella en una mujer en la que pesaba su forma de vida anterior y que acabó rescatando aquel deseo infantil y convenciéndose de que su aspiración era la de retirarse de la vida pública en el momento en el que tuviese lo suficiente para sostener a su familia. «Es que tú, sin darte cuenta, eres comunista desde que naciste», dicen que le decía él.
Pepa Flores abandonó a Carlos Goyanes y se retiró con Gades -que también dejó a su esposa, la bailarina Pilar Clemente- a Altea, donde los tacharon de «rojos y adúlteros», unos calificativos a los que ella respondió con fiereza. De aquellos años son declaraciones suyas en las que afirmaba «mi hombre está por encima de todo, quiero retirarme porque estoy desengañada de mi vida, quiero estar todo el tiempo con Antonio Gades, huir con él, viajar sin rumbo fijo... él es mi Papá Noel, mi rey mago, mi todo». Y añadió en un momento determinado, «mi vida es la política».
AntiOTAN y procastrista
De aquella época, 5 de octubre de 1982, es su boda con el bailarín en Cuba, apadrinados por Fidel Castro y por la mítica balarina Alicia Alonso. El final del franquismo y los primeros años de democracia resultaron decepcionantes para Antonio Gades que consideraba que Santiago Carrillo se había comportado como un diletante que había tendido hacia la moderación y el eurocomunismo. Pepa Flores manifestó entonces que ella se consideraba una comunista independiente y se la colocó en la órbita de la escisión prosoviética del PCE, liderada por Ignacio Gallego, antiOTAN y procastrista, dos tendencias que sedujeron a muchos de los renombrados artistas de la época que han conservado su simpatía por el castrismo prácticamente hasta la muerte del dictador. Gades se presentó como candidato del BEAN, Bloq d'Esquerra d'Alliberament Nacional del País Valencia. Y ambos iniciaron un periplo político por distintas partes de España que recabaron especial y escandalosamente en el País Vasco.
En Mondragón y Vitoria
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Gades y Pepa Flores, con Perico Solabarría, xx y Elcoro |
La primera vez que Pepa Flores se traslada hasta Euskadi es en 1984 para cumplimentar en una cena homenaje a Pakito Arriarán, Juancito en El Salvador, un miembro de ETA-militar (así reconocido por la propia dirección de la banda), del que no constan delitos de sangre, que había huido de una operación de la Guardia Civil y había recalado en Sudamérica. Primero en Venezuela, donde había puesto en marcha una cooperativa y un Comité de Ayuda a Refugiados Vascos, y después en El Salvador, donde, tras ver una película inspiradora, se había unido a la guerrilla y había perdido la vida en un enfrentamiento armado en Chalatenango. Eran elementos todos que la izquierda abertzale explotó para convertirlo en un héroe y en un mártir. Pakito Arriarán era sobrino de Josu Zabarte, Carnicero de Mondragón que fue detenido ese 1984 -el mismo año, pues, en el que perdió la vida Juancito-, cuando ya había perpetrado 20 atentados con los que asesinó a 17 personas, entre ellas a un niño de 13 años.
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Josu Zabarte, Carnicero de Mondragón |
Aquella cena fue el origen de un acto de reconocimiento a Arriarán, celebrado un año más tarde, en octubre de 1985. De ese acto es la foto de Pepa Flores con el puño en alto gritando «¡Gora Euskadi Askatuta!» «¡Gora los compañeros asesinados hace dos días» -se refería a tres miembros de ETA muertos en un tiroteo con las Fuerzas de Seguridad- en el parque de Arrasate entre vivas a ETA, justo antes de cantar una saeta «con profundo sentir y dolor, y que hizo asomar muchas lágrimas», según contaba un cronista afín a la izquierda abertzale. En el mismo acto fue leída una poesía del Carnicero de Mondragón que arrancó los aplausos de los presentes.
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1986 Pepa Flores con el histórico dirigente de HB Tasio Erkizia, en la campaña electoral. EFE |
Una manifestación final acabó con una rueda de prensa en la que Pepa Flores fue una de las cinco personas que tomaron la palabra. El resto eran miembros de la Mesa Nacional de Herri Batasuna como Jon Idigoras o el secretario general de HASI, Txomin Ziluaga, que sin problemas afirmó que «ETA es el brazo armado del pueblo trabajador vasco». Siempre disponible, Pepa flores se reafirmó en su compromiso de solidaridad y añadió: «En la medida en la que yo pueda, diré a esos medios de comunicación que están calumniando y falseando la realidad, lo que yo he vivido en Euskadi, la lucha del pueblo vasco por su libertad e independencia».
Tanto en la cena como en el homenaje posterior, Pepa Flores estuvo siempre acompañada por su marido Antonio Gades. La periodista Pilar Eyre recuerda que a esas alturas, ambos pronunciaban frases como «el verdadero terrorismo es el de la patronal y no el de ETA». Pero lo cierto es que las canciones fueron las suyas, las declaraciones fueron las suyas y la imagen que los organizadores utilizaron porque supieron que iba a ser la más potente fue la de ella.
En junio de 1986, Pepa Flores regresó a Vitoria para participar en la campaña electoral de Herri Batasuna. Estuvo en el día de la Cultura junto a los escritores Alfonso Sastre, Eva Forest o Josu Landa. Anunció que se iba a abstener. «La razón es que estoy empadronada en Málaga y por lo tanto no puedo votar a Herri Batasuna y porque pienso que no hay allá otra fuerza política que represente esta opción con la que me siento totalmente identificada», explicó.
Candidatura de HB para el Parlamento Europeo
No está claro quienes llamaron por primera vez a Pepa Flores al País Vasco, ni quienes organizaron el resto de sus participaciones. Fuentes de la lucha antiterrorista aseguran que los dos organizadores de las llamadas «redes de solidaridad» para la izquierda abertzale en aquella época eran Jasone Manterola, miembro de la mesa nacional de Herri Batasuna y responsable de las relaciones Internacionales de la formación, y Felipe San Epifanio, Pipe, que tras la caída de la dirección de ETA en Bidart, en 1992, se encargó temporalmente, hasta que fue detenido, de liderar a la banda terrorista. Fueron ellos quienes un año más tarde, en 1987, organizaron la participación de los Comités de Apoyo a la candidatura de HB para el Parlamento Europeo en toda España. La campaña se llamó «Dales caña donde más les duele» y aspiraba a recabar los votos de todo el Estado. Su éxito fue brutal: lograron los votos de 365.000 personas y Txema Montero fue nombrado eurodiputado en aquella España en la que el pasado dictatorial seguía legitimando, erróneamente, para una parte de la población, posturas radicales romántica y épicamente sublimadas. Aunque fuesen violentas.
Valoraciones
«Ella no se arrepiente de nada. En un momento se implicó a nivel político y de eso está encantada. Respecto a Herri Batasuna, yo creo que no sabía lo que significaba. Quizás en aquellos momentos representaba la apertura democrática. Son cosas muy delicadas. No puede haber otro tipo de justificación y espero no equivocarme. Son muchos los ejemplos que demuestran que ella es una bellísima persona, generosa y solidaria», argumenta con cuidado José Aguilar.
Gontzal Mendibil asegura que «no es que favoreciera la causa etarra sino que era su manera de ser libertaria y solidaria con todos los pueblos. Otra cosa es que apoyáramos la violencia. Yo no lo hice y creo que Pepa tampoco».
Pero lo cierto es que, en aquellos tres años equivocados de Pepa Flores, ETA, la dueña y señora de Herri Batasuna, la «vanguardia» del pueblo como se hacía llamar, asesinó de forma salvaje. A pesar de que, para que la democracia empezase a andar, sus miembros habían sido beneficiados con dos amnistías y habían tenido la opción, reiteradamente -ETA pm se estaba disolviendo- de defender sus ideas sólo mediante la política. En 1984, la banda asesinó a 32 personas -en esos momentos y desde 1978 ya llevaba 390 muertos-; en 1985, segó la vida de 38 personas y en 1986 mató a 41.
Hipercor (19 junio 1987)
En 1987 ocurrió algo, sin embargo, que modificaría notoriamente la percepción que incluso la izquierda más recalcitrante tenía de la banda. Nueve días después de las elecciones europeas, el 19 de junio, ETA colocó un coche bomba con 200 kilos de explosivo en el Hipercor de Barcelona y asesinó de forma indiscriminada a 21 personas. Otras 45 resultaron heridas. «Los comités de apoyo de toda España se retiraron, y a Pepa Flores y a Antonio Gades no se les volvió a ver por el País Vasco», señala un experto en el combate contra ETA que siguió sus pasos en aquellos años. Aquel atentado abrió los ojos a mucha gente que se había empeñado en cerrarlos y generó enfrentamientos hasta en la propia izquierda abertzale. El matrimonio, además, se había roto meses antes: Antonio Gades se olvidó de su comunismo y se marchó con una millonaria suiza.
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Las tres hijas de Pepa Flores, María ,Celia y Tamara, tras recoger el Goya de Honor merecidamente ganado por su madre. A.ZEA / EUROPA PRESS |
El cantante Gontzal Mendibil, el mismo que coincidió con ella en aquella primera cena la fue a ver a Málaga. "La separación fue su hecatombe. La dejó marcada de por vida. Ya no tuvo la revolución por bandera. Ya no era la Pepa que yo conocí con aquellos ojos alegres y risueños", cuenta. Se retiró a Málaga y al pueblo de la Axarquía de donde apenas sale y donde le llegó el Goya el día siguiente de recibirlo. Quizás creyó tener la clave. Muy al principio, incluso antes de viajar a Euskadi, le había soltado a una periodista que le preguntó por sus cosas en el amor: "Compañera, parece mentira que no lo sepas: todas las revoluciones se hacen por amor". Una frase redonda que inevitablemente hoy suena triste y letal.
1 comentario:
Me alegro de que sufra y de su soledad, cuando apoyaba a los etarras no era una niña, en aquella época era mala persona
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