Marta Alzugaray (moderadora), Julio Vidaurre, Sebastián Nogales y Eva Pato (víctimas de ETA) y los alumnos Claudia Artieda, Marie Carnon e Íñigo Fernández. Foto Jesus Caso |
Víctimas y alumnos dialogan para que el dolor causado por ETA nunca se olvide
El Colegio Claret Larraona acogió una mesa redonda en el ciclo ‘El final de ETA, ¿Y ahora qué?’ donde hubo intercambio de testimonios y preguntas
Iñigo Salvoch DN 04/02/2025
Escuchar a un antiguo policía nacional, Sebastián Nogales, cómo fue pateado y apaleado con barras “hasta casi la muerte” en la calle Jarauta un 6 de julio, día en el que junto a otros compañeros, de paisano, intentaban evitar que se desplegaran pancartas en apoyo a ETA, estremeció este lunes 3 de febrero a alumnos y padres en el Colegio Claret Larraona. Pero aún les impresionó más, como reconocería después Íñigo Fernández, alumno de 2º de Bachiller, oír a Nogales cómo llegó a compartir ascensor con dos de sus agresores, sin que estos lo reconocieran, el día en que se celebró el juicio por aquellos hechos.
La paliza que casi le costó la vida ocurrió en los Sanfermines de 2002, pero esta vez Sebastián Nogales lamentó que para él “no hubo justicia” ya que los ocho encausados por aquellos hechos fueron absueltos “por falta de pruebas, ya que no se tuvieron en cuenta las grabaciones de las cámaras de la calle”. Aunque salvó su vida tras ser conducido al Hospital entubado en una UCI móvil con una lesión grave en el cráneo, el calvario para él comenzó a partir de entonces. “El médico me dijo que no podía seguir siendo policía”, recordaba ayer y explicó a los alumnos de Larraona cómo por su mente se le cruzaban deseos de venganza, mientras el dolor le llevó a alejarse de su familia y a “deambular por Madrid”. “Al final primó la fortaleza del sentido común”, reconoció.
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EL DOLOR DE LA MUERTE SOCIAL
El salón de actos, en cuyas primeras filas se encontraban la vicepresidenta Ana Ollo (alias "Cementos Rezola") y la consejera Amparo López (pincha y búscala), además del fiscal general, Jaime Goyena, y representantes de Policía Nacional y Guardia Civil, agradeció con sus aplausos los testimonios de cada una de las víctimas.
Emotivo fue el testimonio de Eva Pato, viuda de un policía nacional que se quitó la vida tras sufrir dos atentados en las viviendas que ocupaban los agentes y sus familias en Pasajes (Guipúzcoa). Pato recordó cómo su segundo hijo, de siete años, encontró muerto a su padre en la cocina y cómo después tuvo que dejar de ir al psicólogo: “en casa había aprendido que no debía hablar del trabajo de papá y aquel médico le preguntaba por las cosas de papá”. Trabajadora en la Universidad Pública del País Vasco, la propia Pato transmitió a los alumnos el dolor de la muerte social cuando sus compañeros de trabajo descubrieron que era viuda de policía nacional. “Pidieron que me cambiaran de despacho, decían que olía a muerto”.
Finalmente, Julio Vidaurre, cuyo padre fue asesinado de un tiro en la nuca en Pamplona en 1980, citó al expresidente uruguayo José Mújica para afirmar: “Yo tampoco perdono, ni olvido. Hay cuentas que no se cobran pero se cargan, aunque no hay que vivir presos del odio y el rencor”. Y animó a los alumnos a luchar “contra el olvido y a favor de la justicia y el relato”.
Los tres alumnos de segundo de Bachillerato que compartieron Mesa con las víctimas de ETA agradecieron a estas sus relatos y les formularon algunas preguntas relacionadas con sus vivencias . Íñigo Fernández se mostró "impactado" por el relato de Sebastián Nogales, especialmente por el encuentro con sus agresores en un ascensor, y le reconoció que "impresiona que no hayáis querido tomar la justicia por vuestra mano". También explicó que los alumnos se sienten afortunados "de poder escuchar relatos impactantes que nos hacen ser conscientes de la historia de nuestra Comunidad".
Claudia Artieda también reconoció su conmoción por el relato de Eva Pato: "os agradecemos el sufrimiento que conlleva revivir vuestras historias para que podamos escucharlas", a la vez que expresó una petición de perdón de su generación "por no ser conscientes de lo vivido por nuestros padres y abuelos y de la tranquilidad con la que podemos salir un sábado ahora". Finalmente Marie Carnon agradeció a las víctimas de ETA el "esfuerzo por explicar a la gente lo que habéis vivido" y deseó que esto "pueda hacernos reflexionar para que algo así no se vuelva a repetir".
El final de ETA, ¿y ahora qué?’ es un proyecto pionero en España para entender el impacto del terrorismo en las sociedades navarra y vasca. El Colegio Claret Larraona afronta desde hace unos años con alumnos de varios cursos de Secundaria y Bachillerato el estudio sobre la era post-ETA como pedagogía ofrecida a las nuevas generaciones para no olvidar el terror sembrado por la banda terrorista. El proyecto está coordinado por el profesor de Geografía e Historia Eduardo Ortiz. El pasado mes de mayo desde el Colegio se homenajeó también a los 32 policías y militares asesinados por la banda terrorista ETA en Navarra. En diciembre, la Fundación Víctimas del Terrorismo premió a Claret Larraona en la categoría mejor proyecto docente para profesores de Secundaria y Bachillerato.
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