1924 Mendinueta A. García Deán La Avalancha AMP |
En los años 80-90 estuve algunas veces en Mendinueta, que por entonces era ya un despoblado. ¡Qué pena no haber dispuesto entonces de esta foto de 1924 para ver si todavía era posible reproducirla! Pero tampoco está mal localizar e identificar los elementos más importantes desde casa (sobre todo con este frío).
Lebrel blanco Mendinueta |
Así cuenta el Diario de Navarra de 19/05/2020 en un artículo, sin firma, que constituyó en su día un auténtico regalo de reyes. Gracias a esa donación, hoy el Archivo Municipal conserva fotografías en blanco y negro de hace un siglo del pasado fotográfico de 85 localidades navarras que en la primera mitad del siglo XX ocuparon las páginas de esa publicación, que ahora forman parte de la Fototeca de Pamplona, consultable para conocer cómo transcurría la vida en esos lugares hace cien años.
Pero volvamos a Mendinueta.
(imagen de 360º, puedes moverla, ver Izaga, La Higa...)
Hoy no resulta fácil "ver" en las imágenes actuales la foto de 1924. Un siglo de deterioro, evidente ya en la vieja imagen, sólo han dejado en pie la torre. La iglesia ha sido arruinada y su ábside curvo -que podría darnos una buena pista- casi ha desaparecido.
Pero, gracias a los vuelos de don Julio Ruiz de Alda (a quien le hemos quitado el Estadio, pero bien que nos aprovechamos de sus fotos sin decir que son de él), hoy disponemos de imágenes entre 1927 y 34 que, salvo catástrofe repentina, nos garantizan que vamos a poder ver el ábside de la iglesia:
Efectivamente. A la izquierda del gran torreón de base romboidal, vemos la nítida semicircunferencia del ábside de la parroquia de Nª Sª del Pilar.
Como siempre, Lebrel Blanco nos ofrece un buen trabajo con imágenes que hoy muchas de ellas ya son imposibles.
También Wikipedia aporta datos interesantes, extraídos del Diccionario de Madoz.
Vemos que las casas tienen el tejado en buen estado y que las eras, en los extremos, están en activo. Realmente Mendinueta estuvo habitado hasta los años 60.
Tenemos la suerte de que en la foto de don Aquilino la iglesia también aparece a la izquierda del torreón. Por tanto, está sacada de sur a norte, lo que nos va a facilitar mucho las cosas.
Comparando ambas, podemos identificar los elementos más importantes:
1. Iglesia
2. Torreón
3. Casa de la derecha
4. Rampa de acceso a la iglesia
5. Esquina, en ángulo obtuso, de un corral
6. Esquina, en ángulo recto, de un corral
Línea: en la que estarían las niñas
0. Posición del fotógrafo
5 comentarios:
Solo se me ocurre, QUE PENA!!!.
El padre de Félix Huarte y mi abuelo eran primos, ambos de Mendinueta.
Gracias por vuestros comentarios. La verdad es que, a pesar de estar tan a mano, no iba mucho porque me deprimía.
Arturo Campión culmina el 5 de enero de 1917 una pequeña obra literaria titulada El último tamborilero de Erraondo (hoy Errondo).
Se trata de una meditada reflexión, nutrida a su vez en una profunda filosofía tradicional sobre el pueblo vasco. En esta composición se enraíza estéticamente en la defensa de las formas de vida ancestrales ya periclitadas que cristalizan los ejes de la propia
identidad navarra. Campión entiende que si el pueblo vasco desea adentrarse en las sendas de su futuro, ha de volver a sus raíces. Y en el arca de la tradición, ha de encontrar toda la ilusión de su porvenir.
Una narración que describe en forma lírica y espiritualizante el proceso
castellanizador de la vida rural navarra que en el período decimonónico hasido espectacular. La trama se nucleariza en torno a la figura del pastor navarro Pedro Fermín Izko. Tras décadas de trabajo en la finca «Los Papagayos»,
sita en las pampas argentinas, en un ambiente netamente euskaldun, el anciano «artzaia»2 decide regresar a su tierra natal. Abandona la ocupación que le
había destinado al servicio de Araluce y Compañía, encaminándose a
Navarra. Erraondo le espera para morir en la paz de su familia y hogar tras
media centuria de ausencia. Al abandonar Pamplona, atisba extasiado las
siluetas cónicas de las estribaciones de Elo, denominación vasca de Monreal,
e Izaga. Pero al presentarse en Mendinueta, no reconoce la vieja estampa del
paisaje. Todo se ha transformado. Y Erraondo se le antoja extraño y deprimente. Con el txistu que porta a sus espaldas, empieza a tocar una suave
pieza, el «inguruko». Sólo percibe la hostilidad ambiental. Las gentes, la vestimenta, el idioma. Todo ha sufrido una repentina mudanza. El castellano se
ha apoderado del alma del municipio. Sólo le queda una sobrina lejana.
Retornará a tierras americanas, no sin detenerse en Mendinueta. A la sombra
de un roble solitario, permite que se emancipen las últimas notas de su txistu. Es la última salutación a un valle que ha sido desnavarrizado.
El padre de Félix Huarte , Pedro Huarte Erro nació en Lizoain.
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