Almuñécar (Granada). Imágen de Manuel Estévez |
Fue, en primer lugar, La Saeta, de Antonio Machado, a la que Serrat puso, décadas después, una música inolvidable. Y la Orquesta Rompeolas la ha transformado en una Salve Marinera, dedicada a quienes un día fueron a faenar en la mar y allí dejaron la vida.
Por ellos, Almuñécar lleva en procesión a la Virgen del Carmen los 16 de Julio, como nos muestra este emotivo vídeo, dedicado -además- a los horquilleros, los que llevan descalzos el trono para, luego, empujar el barco en el que procesiona la Virgen por mar.
Dice una voz marinera:
“¿Quién me presta una patera, para
poder rescatar marineros que en faena no pudieron regresar?”
Reina y señora del mar, tú que vas
por esos mares, hazle llegar esta salve a los que en el cielo están.
Y, siempre de madrugá -¡quien lo iba a imaginar!- salieron de
tierra firme, se los llevo el temporal.
Reina y señora del mar, tú que vas por esos mares, quiero cantando rezarle a esa gente de la mar.
Diles tú, Carmen divina, que desde que faltan ellos, dentro de mi corazón, llevo clavada esa espina.
Hoy yo le quiero cantar, Virgen del Carmen, Señora, quiero cantar en memoria de los que en el cielo están.
Reina y señora del mar, tú que vas por esos mares, quiero cantando rezarle a esa gente de la mar.
Diles tú, Carmen divina, que desde que faltan ellos, dentro de mi corazón, llevo clavada esa espina.
Hoy yo le quiero cantar, Virgen del Carmen, Señora, quiero cantar en memoria de los que en el cielo están.
1 comentario:
"En la campana del puerto
¡Tocan, hijos, la oración. . .!
¡De rodillas! . . . y roguemos
a la madre del Señor
por vuestro padre infelice,
que ha tanto tiempo partió,
y quizá esté luchando
de la mar con el furor.
Tal vez, a una tabla asido,
¡no lo permita el buen Dios!
náufrago, triste y hambriento,
y al sucumbir sin valor
los ojos al cielo alzando
con lágrimas de aflicción,
dirija el adiós postrero
a los hijos de su amor.
¡Orad, orad, hijos míos,
la Virgen siempre escuchó
1a plegaria de los niños
y los ayes de dolor!"
En una humilde cabaña,
con piadosa devoción,
puesta de hinojos y triste
a sus hijos así habló:
la mujer de un marinero
al oír la santa voz
de la campana del puerto
que tocaba la oración.
Rezaron los pobres niños
todo quedóse en silencio
y después sólo se oyó,
entre apagados sollozos,
de las olas el rumor.
De repente en la bocana
truena lejano el cañón:
“;Entra buque!”, allá en la playa
la gente ansiosa gritó.
Los niños se levantaron;
mas la esposa, en su dolor,
“no es vuestro padre les dijo:
tantas veces me engañó
la esperanza, que hoy no puede
alegrarse el corazón”
Pero después de una pausa
ligero un hombre subió
por el angosto sendero,
murmurando una canción.
Era un marino...¡Era el padre!
La mujer palideció
al oírle, y de rodillas
palpitando de emoción,
dijo ¿Lo véis, hijos míos?
La Virgen siempre escuchó
la plegaria de los niños
y los ayes de dolor
Ignacio Manuel Altamirano Basilio. La plegaria de los niños, que tantas veces recitó la abuela de Osasuna, Ramona Belzunegui Sarasa.
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