A ambos lados de la puerta, las placas blancas, objeto del atentado |
Con 10 años fui monaguillo en Los Caídos. Esta historia la he buscado con interés porque la viví en directo, cuatro años después. Tan en directo que, al día siguiente, pasé mis dedos por los escasos destrozos que hizo aquel petardo en la placa de mármol, luego ennegrecido, a la que fue adosado.
Que nadie me diga que esto es política. Es HISTORIA, la historia de lo que luego supe que era el comienzo de ETA en Navarra. Muy poca gente, pamploneses incluidos, conocen esto que vais a leer hoy. Y es de vital importancia que se sepa para que no vuelva a repetirse. Una historia que, en Dictadura, atentó contra monumentos de piedra, pero que en Democracia truncó -sólo en Navarra- la vida de más de 40 personas de carne y hueso.
Petardo en Los Caídos
El 22 de diciembre de
1964 estalló un pequeño artefacto explosivo en el monumento a Los
Caídos. La onda expansiva afectó levemente a una (la de la izquierda) de las placas que
recordaban el origen y la inauguración del mausoleo, y rompió
algunas bombillas que iluminaban el patio. La prensa de la época
resumió el atentado en cuatro párrafos y un título discreto:
«Estalla un petardo en el Monumento a los muertos en la Cruzada».
"Un grupo de navarros preocupados por la desnavarrización de nuestro viejo Reino, decidió hace un año y medio la creación de un órgano clandestino: Iratxe. Más de una docena de números, una serie de pinturas murales, contactos con organizaciones patrióticas hermanas, etc., constituye el balance de nuestro esfuerzo de año y medio". Y esto: "los navarros son vascos. Navarra es el Estado cabeza del Pueblo Vasco. Su misión es clara: volver a ser cabeza de la raza, centro del pueblo euskaldún (sic) en una Navarra libre y vasca, federada a otros estados europeos".
El ataque fue
reivindicado por el grupo Iratxe, un colectivo, de inspiración
nacionalista y funcionamiento clandestino, que en los meses anteriores
había repartido varios números de su boletín en pisos y portales
de Pamplona, Estella y Olite. En una de aquellas revistas pueden
encontrarse dos pinceladas sobre la naturaleza y la trayectoria de la
efímera organización:
Iratxe-Eta
Iratxe era en realidad el
nombre que se habían dado los primeros activistas de ETA en Navarra.
En enero de 1965, pocos días después del atentado contra el monumento a
los Caídos, debieron de pensar que no merecía la pena mantener ese nombre de 'Iratxe' y
regresaron a la sigla original. Así lo explicaron en su revista:
"Nos hemos puesto en contacto con los dirigentes de ETA. La coincidencia total de puntos de vista nos ha llevado a decidir la fusión total de los dos movimientos. Navarra está hoy, efectivamente, en igualdad total de situación frente a España y Francia con el resto del pueblo vasco. No cabe llevar ya tácticas distintas. La lucha por la libertad de Navarra no es sino la lucha de todo el Pueblo Vasco por su libertad".
Sanjurjo (26 de junio de 1972) |
Primer enfrentamiento
El 16 de enero de 1965,
casi a la vez que se hacía público el texto de Iratxe y 25 días después del atentado, varios
agentes de policía abordaron en el centro de Pamplona a Jokin
Gárate, un militante de ETA natural de Algorta (Vizcaya) que había sido
juzgado en rebeldía la semana anterior. Los funcionarios le pidieron
la documentación y el joven emprendió la huida. Sus perseguidores
hicieron uso de las armas y un disparo alcanzó a Gárate en el
muslo. El activista quedó detenido. Fue, probablemente, el primer
enfrentamiento que se registró en Navarra entre un miembro de ETA y
las Fuerzas de Seguridad. Dos semanas después fue arrestada en
Elizondo Christianne Etxaluz, una joven francesa que estudiaba
Filosofía en Pamplona. A ambos se les acusó de haber participado en
el ataque contra el monumento a los Caídos.
Más atentados contra monumentos
Ocho años después, hubo atentados contra los monumentos al Duque de Ahumada (7 de marzo
de 1972) y a Sanjurjo (26 de junio de 1972), y contra el Gobierno
Civil (29 de junio de 1972).
En algunos libros también aparecen
mencionados un ataque con dinamita perpetrado en la estación de
Alsasua (10 de diciembre de 1963, quizás el primero de todos) y otro contra el Gobierno Civil (16
de febrero de 1964).
(Pincha, por favor) |
El primer asesinato, en los albores de la Democracia
El apunte histórico
tiene su importancia porque aquella pequeña explosión, que en 1964, todavía en la Dictadura, interrumpió el sueño de varias decenas de pamploneses, fue el
comienzo de un sangriento recorrido que truncó, ya en Democracia, la vida de más de 40 personas en Navarra. El itinerario se abrió con un ataque de poca envergadura,
pero se ha cerrado con más de 40 asesinatos, con decenas de familias
destrozadas, con unos daños materiales incalculables, con cinco
secuestrados, con un largo censo de empresarios extorsionados, con miles de navarros que tuvieron que dejar su tierra y con
miles de ciudadanos intimidados durante 50 años de terror.
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