Ofrecemos hoy la 2ª parte (y última, de momento) de la respuesta de V.M. Arbeloa al artículo de R. Felones publicado el 23 de Marzo en Diario de Navarra y que podéis leer al final.
La 1ª parte la podéis ver en Arbeloa a Felones: cambios Ley Vascuence (1)
La 1ª parte la podéis ver en Arbeloa a Felones: cambios Ley Vascuence (1)
“Cambios en la ley del euskera” (y 2)
por Víctor Manuel Arbeloa
Volviendo a los términos de la ley,
algunos pueblos, donde no se oye nunca hablar el vascuence/euskara, fueron
incluidos en la zona llamada vascófona, más por tradición o por nostalgia que
por necesidad, y la zona mixta se
extendió a ciertos pueblos, en los que no había nada de mixto, aunque sí el nombre euskárico, y no
siempre, o la toponimia euskárica.
No voy a demorarme en el asunto de la
toponimia, ya que Aurelio Arteta escribió largamente sobre
los criterios utilizados por la Real Academia de la Lengua Vasca (que para las
ocasiones se usa su nombre en castellano) y por los organismos correspondientes
del mismo Gobierno de Navarra, siempre bajo el alto parecer y criterio de
aquélla, nada neutral en ciertos casos, por definición. Arteta denunció una y
otra vez excesos, abusos y hasta atropellos en ese terreno, y, que yo sepa,
nadie ha podido suficientemente rebatirlos.
Román Felones contempla en la segunda
parte de su trabajo el caso de una treintena de localidades que pretenden ahora
incluirse en la zona mixta, como fue el caso de cuatro ayuntamientos, ya
previsto en la ley original, y que fueron incluidos en el año 2010. No creo,
por cierto, que Aranguren o Noain tengan más méritos que algunos de los
ayuntamientos que ahora solicitan el mismo trato.
Felones pregunta con toda razón dónde
están en esta ocasión los estudios que avalan esta modificación, como exige la
ley, pero de ciertos estudios, hechos a base de encuestas, habría que decir
aquello que Ortega decía de lo tontos que son los que presumen de saber
lenguas. ¿Quién se cree las opiniones de los que dicen saber una lengua, y
hasta dominarla, en el habla y en la escritura? ¿Cómo llega el investigador a
estar seguro de ello? Por otra parte, ¿con qué objetividad y garantía se hacen
esos estudios?
El autor recalca la necesidad de una
mayoría social en los municipios que deseen pasar a la zona mixta. Y aquí hay
que distinguir bien entre municipios y ayuntamientos. Las mayorías de los
municipios son cambiantes y las de los ayuntamientos, por una serie de posibles
combinaciones, políticas o no, lo son todavía más.
Una especie de rechazo, por sistema, a las
mayorías cualificadas ha llevado en todas partes a disparates sin cuento: en
magnitudes grandes, por ejemplo, tenemos el caso del Brexit o del referéndum de Escocia, los dos
sujetos a la disparatada solución de la mitad más uno. En nuestro caso, una
mayoría coyuntural basta para tomar una decisión tan grave que, afecta en
verdad no sólo a la enseñanza, para poder abrir una línea de modelo D -de cuyos
frutos seguimos desde un comienzo sin saber nada-. sino también, ay, a la oferta pública de empleo, con las consecuencias que ello
implica, y que todos sabemos cuáles son.
En definitiva, concluye el autor, ni los estudios sociolingüísticos, ni la demanda social, ni la
discontinuidad geográfica, ni la vía municipal utilizada avalan un cambio
de esta magnitud. La ley del 86 fue aprobada con 29 votos. Esta reforma, caso
de salir adelante, lo hará con 26. Tiene, por tanto, recorrido limitado y fecha
de caducidad. Mal asunto para una ley orgánica que requiere garantía de
continuidad para el futuro. Justo lo que tenía la ley inicial.
Una posición valiente, aunque matizable,
que me gustaría ver sobre todo en otras personas que aprobaron aquella ley o
aprobaron sus reformas. En cualquier caso, creo que a muchos más nos afecta la
responsabilidad, por activa o por pasiva. Y me temo que nuestros justos
lamentos actuales lleguen demasiado tarde.
Esta entrada fue publicada el 28
marzo, 2017.
Aquí tenéis el artículo de Felones al que se refiere Arbeloa. Apareció en DN el día 23 de marzo.
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