martes, 28 de junio de 2016

Ollarra, más allá de los tópicos


Miguel Ángel Iriarte nos recuerda que la actuación de José Javier Uranga choca con algunos de los lugares comunes que se repiten sobre la figura del exdirector de Diario de Navarra. Cuando oigamos a alguien etiquetar a Ollarra como "hombre del régimen" o "antivasco", aquí encontraremos buen material para una respuesta contundente.

Ni un hombre “del régimen” ni antivasco, por Miguel Ángel Iriarte
Conocí a José Javier Uranga a comienzos de 2010, cuando empecé mi tesis doctoral sobre "el artículo periodístico": deseaba estudiar ese género a través de un ejemplo —los gallos de Ollarra—. Se inició así una relación sumamente enriquecedora para mí, a través de las conversaciones que mantuve con él y de los centenares de horas de investigación sobre su vida y su trayectoria profesional. Son muchos los recuerdos personales que se acumulan y muchas las facetas de las que me gustaría hablar; muchos los acontecimientos de los que fue testigo e, involuntariamente, protagonista. Pero considero especialmente revelador su comportamiento durante el franquismo tardío y la Transición, porque rompen algunos posibles estereotipos sobre su figura. Y creo que merece unas palabras.
Algunos le acusaron —y la acusación sigue en pie— de aceptar acríticamente la dictadura de Franco, y de falta de valentía para plantarle cara. Otros le definían como enemigo acérrimo de lo vasco. Pero ambas afirmaciones, así, sin matices, simplifican una realidad que es más compleja, como he podido descubrir.
Miguel Ángel Iriarte ocupa el ambón durante la lectura de la tesis 
doctoral sobre José Javier Uranga. EDUARDO BUXENS
Entre 1966 y 1975, Uranga y Diario de Navarra sufrieron cuatro expedientes administrativos que amenazaban con el secuestro de ediciones o con sanciones económicas serias. También recibió frecuentes llamadas desde el Ministerio para amonestarle tras la publicación de algunos artículos: en particular, los referidos a los fueros navarros. Fue convocado en varias ocasiones a Madrid por el organismo correspondiente para exigirle que matizara algunas críticas más o menos veladas al Régimen. Quizá son menos conocidos sus abundantes desencuentros con el ministro Manuel Fraga y con el director de Pueblo, Emilio Romero. Y es muy significativo que Uranga recibiera en 1966 una llamada de Pío Cabanillas —alto funcionario del Ministerio de Información— en la que le amenazó con cerrar el periódico por iniciar la publicación de una página en euskera que todavía se publica hoy: Nafar-Izkuntza.
En su búsqueda de un periodismo independiente, impulsó junto a otros directores de periódicos regionales la puesta en marcha de Colpisa. No fue fácil porque la Administración no autorizaba —con excepción de Europa Press— agencias privadas. Pero, tras repetidos intentos, en 1970 Colpisa se estrenó como “agencia de colaboraciones”.
Barandiarán 1972
Después de la muerte de Franco, ayudó a tres diputados forales (Juan Manuel Arza, Félix Visus e Ignacio Irazoqui) a redactar una moción en la que se pedía la democratización del régimen institucional vigente en Navarra. En una reunión mantenida en julio de 1976 en Puente la Reina, el propio Uranga escribió la moción, que se abrió camino a pesar de la oposición inicial del entonces vicepresidente de la Diputación, Amadeo Marco.
Para favorecer el debate sobre el futuro de Navarra, en 1976 en el Colegio Mayor Larraona (ver índice) se celebraron unas sesiones; allí, por ejemplo, allí se empleó la expresión “amejoramiento del Fuero” que más adelante sirvió para orientar la reforma jurídica en Navarra. Diario de Navarra publicó un libro con el contenido de esas conferencias. Más adelante, en 1978 el Diario organizó en su sede unas mesas redondas sobre la Constitución que se sometía a referéndum, en las que participaron líderes políticos y sociales de distintas tendencias (comunistas, nacionalistas vascos, socialistas y partidos de centro derecha y de la derecha).
En sus artículos semanales de aquel entonces abogaba por buscar los puntos en común de todos los navarros y por mantener una moderación alejada del extremismo violento, muy activo en aquellos años, como él mismo experimentó de manera brutal, el 22 de agosto de 1980. Que los asesinos etarras le convirtieran en objetivo parece haber dejado en el recuerdo de algunos un Uranga enemigo visceral de lo vasco, pero es una etiqueta injusta.
"Ha sido una mujer. La perdono"
Vio con buenos ojos la creación en la Universidad de Navarra de la Cátedra de Estudios Vascos en 1963, bajo la dirección de José Miguel de Barandiaran. La ya mencionada página en euskera es otro punto significativo. También lo es la publicación de un artículo en 1976 en el que explicaba –no justificaba– la existencia de un “caldo de cultivo” para el terrorismo en el País Vasco por la dureza del Régimen tras la Guerra Civil, con una injusta política de vencedores y vencidos.
Uranga siempre se consideró vasco, navarro y español; y sostuvo la existencia de Euskalherria como el territorio donde habitaron los vascones. Lo que no aceptaba era la expresión “Euskadi”, acuñada por Sabino Arana, por considerarla icono de un nacionalismo vasco no respetuoso con la autonomía foral. Y ese afán por mantener la identidad de Navarra y la evolución política fue la que le situó frente al nacionalismo vasco político, nunca contra la cultura vasca y su presencia en Navarra.
Ciertamente, Uranga no se cuenta entre los que desafiaron abiertamente a Franco —se movió en el posibilismo de un director de periódico del que dependía el sustento de muchas familias y que trató de mejorar el sistema desde dentro, en la medida de lo posible—, pero sí entre los que lucharon por ampliar los márgenes de libertad de la dictadura. Tampoco fue un motor que impulsara la cultura vasca en Navarra, pero sí de los que se preocuparon por darle cabida e impulso en unos años de dictadura que se caracterizaron por orillarla. Ambos comportamientos de Uranga fueron un descubrimiento para mí; y quizá lo sean para muchos de los que ayer supieron de su fallecimiento.

Miguel Ángel Iriarte es autor de una tesis doctoral sobre
la biografía y la obra periodística de José Javier Uranga

4 comentarios:

bega dijo...

Un articulo, muy bueno y real, los que no vivieron esos años, no lo comprenden. D.E.P. y nunca olvidar lo inolvidable. Un abrazo. Bejas

Anónimo dijo...

Una gran persona, un hombre de principios. Ojalá el periódico que dirigió tenga presente, como él lo tuvo, que hay principios y valores por encima de otros intereses. Y, como dice Bega, nunca olvidar lo inolvidable, y recordar cada día a los que tratan de ocultarlo, que la barbarie moralmente no prescribe (sobre todo cuando no hay arrepentimiento alguno).
Pablo

Anónimo dijo...

Suscribo totalmente este texto y creo que somos muchísimos los navarros que lo hacemos nuestro " Uranga siempre se consideró vasco, navarro y español; y sostuvo la existencia de Euskalherria como el territorio donde habitaron los vascones. Lo que no aceptaba era la expresión “Euskadi”, acuñada por Sabino Arana, por considerarla icono de un nacionalismo vasco no respetuoso con la autonomía foral. Y ese afán por mantener la identidad de Navarra y la evolución política fue la que le situó frente al nacionalismo vasco político, nunca contra la cultura vasca y su presencia en Navarra."

Charo Fuentes dijo...

Creo de verdad que la persona de Uranga sobresale por encima incluso de los presidentes de todos los colores que ha tenido Navarra; que su pluma y sus gallos era muy valorados y que su periódico, en la época de su dirección, frenó el independentismo y avivó la pertenencia. Marcó su época con la nonestidad y el buen hacer y tiñó de sentimiento navarro- que no de navarrisno - su participación en la vida pública, ya que "Diario" fue un "personaje" decisivo en la aceptación de la Constitución y la nueva época. Dificilmente repetible en esta época en que todos- también los medios- miden y cuentan en función de sus intereses. Así que , yo al menos, le estoy pero que muy muy agradecida por su nobleza y su coherencia