Arbeloa, el panf-libelo y su autor, Iván Giménez |
Hace cinco días me mandaba Víctor
Manuel una entrada en su Cuaderno de Bitácora (pincha ahí) con un muy expresivo título
dedicado a Iván Giménez Gil y a cuantos aprovechan la represión de la
guerra civil y del franquismo para echar
en cara a sus enemigos políticos lo que les es absolutamente ajeno. Arbeloa le
preguntaba (de forma genérica) qué hizo él, dónde estuvo él durante la terrible
represión de ETA en sus cuarenta años de terror reciente.
Pues bien, en esa entrada anunciaba un artículo más extenso "sobre ese panfleto miserable", que es El corralito, del periodista de Diario de Noticias Iván Giménez Gil.
Ese artículo anunciado, en toda su completitud, es el que ahora puedes leer en Desolvidar.
Pero antes escucha a Giménez en la presentación de su panf-libelo
Pero antes escucha a Giménez en la presentación de su panf-libelo
“El corralito foral” víctor manuel arbeloa
Pudo ser -repito- un buen trabajo de
periodismo de investigación, pero
la verba de las 345 páginas de Iván Giménez quedó, por
su sectarismo, en un panfleto mediocre, porque le falta la gracia, el humor y
la viveza que caracterizan a un buen panfleto, político o no. No bastan las
constantes invectivas contra unas cuantas familias navarras, contra el Opus
Dei, la Universidad de Navarra, “Diario de Navarra”, UPN, PSN, UGT y Comisiones
Obreras, desde los objetivos y los intereses del independentismo vasco
hiperactivo, para escribir un libro de
periodismo, al menos profesionalmente decente, y mucho menos de historia. Ni
siquiera para pasar como un pretencioso exterminador del “navarrismo”. Una
salvedad: en tres páginas y media ajusta también las cuentas a unos cuantos
peneuvistas navarros, pasados al “régimen”, y a la “oligarquía foral”, pero a
M. J. Urmeneta le perdona la vida por su interés y amor por el
vascuence-euskara. ¡Buen salvoconducto, como se ve!
No creo que acierten los muchos ahí
vapuleados, personal, familiar o institucionalmente, que han callado como mudos
o como muertos, porque es verdad que
muchos navarros se han creído las falsedades, las mentiras, las injurias y las
calumnias de Giménez, y siempre podrán decir que los aludidos callaron y, por
tanto, otorgaron.
Pues, no. ¡Si alguien cree que, aprovechándose
del miedo que han metido ETA y sus varios brazos durante cuarenta años a esta
pobre sociedad nuestra, puede ir guapamente por la vida haciendo tuertos y entuertos
contra la fama elemental a la que todos tenemos derecho, a la vez que
envenenando la delicada convivencia de los navarros, ya muy deteriorada, va
dáo!
Y voy a limitarme a lo que conozco
menos mal, y sin ser lazarillo de nadie.
Giménez se mofa del “mito foral” y del “pacto entre iguales”, como si sus más acérrimos defensores no hubieran sido los integristas y carlistas, los éuskaros, los foralistas tradicionales y los nacionalistas vascos, todos ellos muy anteriores al “corralito”. Del siglo XX en Navarra repite sin más la Vulgata anticuarentayunista y no sale de ahí. Para él la Segunda República debió de ser un modelo de democracia y libertad. Y la represión entonces y después sólo cosa de un bando. De la Transición hace una necia caricatura. Los fundamentos del Pacto sobre Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra parecen depender, según Giménez Gil, de dos citas históricas y de su interpretación por unos cuantos señores. Hace de Jaime Ignacio del Burgo el principal, cuando no el único, autor de la ley orgánica de 1982, para arremeter después contra los dos, sin tener en cuenta ni la intensa labor de varios partidos ni el trabajo inicial del Parlamento Foral. La descripción que hace del primer Gobierno socialista es grotesca. Disparata al escribir sobre la refundación del PSN-PSOE, cuando hay tanto escrito ya. (¿Ni siquiera se acercó a Dialnet?). No sabe nada de lo que fue la Gestora del PSN en 1996-1997, y llama Antonio a su primer presidente. “E cosí via…”. ¿Quién podrá creerle todo lo demás?
Giménez se mofa del “mito foral” y del “pacto entre iguales”, como si sus más acérrimos defensores no hubieran sido los integristas y carlistas, los éuskaros, los foralistas tradicionales y los nacionalistas vascos, todos ellos muy anteriores al “corralito”. Del siglo XX en Navarra repite sin más la Vulgata anticuarentayunista y no sale de ahí. Para él la Segunda República debió de ser un modelo de democracia y libertad. Y la represión entonces y después sólo cosa de un bando. De la Transición hace una necia caricatura. Los fundamentos del Pacto sobre Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra parecen depender, según Giménez Gil, de dos citas históricas y de su interpretación por unos cuantos señores. Hace de Jaime Ignacio del Burgo el principal, cuando no el único, autor de la ley orgánica de 1982, para arremeter después contra los dos, sin tener en cuenta ni la intensa labor de varios partidos ni el trabajo inicial del Parlamento Foral. La descripción que hace del primer Gobierno socialista es grotesca. Disparata al escribir sobre la refundación del PSN-PSOE, cuando hay tanto escrito ya. (¿Ni siquiera se acercó a Dialnet?). No sabe nada de lo que fue la Gestora del PSN en 1996-1997, y llama Antonio a su primer presidente. “E cosí via…”. ¿Quién podrá creerle todo lo demás?
Todo menos hablar de ETA y sus varios
brazos, y de la inmensa repercusión que tuvieron en la vida de Navarra durante
tantos años.
Viniendo a lo más cercano, repite
Giménez Gil tres falsedades injuriosas contra mí, ya rebatidas hace años, y
añade una cuarta.
1). Ahora inventa o transcribe la nueva acusación injuriosa de que, en 1978, tras ver el manuscrito del P. Gumersindo de Estella sobre su experiencia pastoral en la cárcel de Torrero en Zaragoza, lo consulté “con el arzobispo, y conscientes de la carga que encerraba el texto”, decidimos “ocultarlo”. ¿Dónde? ¿Y con qué arzobispo lo consulté? ¿Tanto era por aquel entonces mi poder? Miente el autor de este infundio por la mitad de la barba. El capuchino que me entregó el manuscrito no me lo dejó “con el encargo por parte de los capuchinos de publicarlo”, ¡como si yo tuviera una editorial!, sino a petición mía para escribir un prólogo en el caso de que consiguiera un editor, que no conseguí. Y que eso era bien difícil lo dice el hecho de que el libro sólo pudo editarse el año 2003. Jamás hablé de ese libro con ningún arzobispo, ni tenía por qué.
1). Ahora inventa o transcribe la nueva acusación injuriosa de que, en 1978, tras ver el manuscrito del P. Gumersindo de Estella sobre su experiencia pastoral en la cárcel de Torrero en Zaragoza, lo consulté “con el arzobispo, y conscientes de la carga que encerraba el texto”, decidimos “ocultarlo”. ¿Dónde? ¿Y con qué arzobispo lo consulté? ¿Tanto era por aquel entonces mi poder? Miente el autor de este infundio por la mitad de la barba. El capuchino que me entregó el manuscrito no me lo dejó “con el encargo por parte de los capuchinos de publicarlo”, ¡como si yo tuviera una editorial!, sino a petición mía para escribir un prólogo en el caso de que consiguiera un editor, que no conseguí. Y que eso era bien difícil lo dice el hecho de que el libro sólo pudo editarse el año 2003. Jamás hablé de ese libro con ningún arzobispo, ni tenía por qué.
Jaime Ignacio del Burgo |
Germán Yanke |
4) Vuelve Giménez a propagar la
especie injuriosa -“¡Calumnia, que algo
queda!”- de que en 2005 me embolsé 60.000 euros por dirigir una
exposición, cuando en su periódico, que difundió la noticia, dejé muy claro cuál
era el destino de esa cantidad, que no fue mi bolsillo, y sobre todo en una comparecencia
voluntaria de dos horas en el Parlamento de Navarra.
Antes de dar el siguiente paso,
emplazo al periodista Iván Giménez Gil a
que sostenga públicamente estas cuatro falsedades injuriosas, mantenidas contra
viento y marea, sin contrastarlas, y sin hablar siquiera conmigo, con los
testigos que quiera, y delante de los míos. Y muérame yo luego.
Jo, qué aburrido tener que escribir
todo esto. Jo, qué miseria tener perder un tiempo tan escaso para desbaratar
viejas y nuevas falsedades, escritas no por buscar la verdad y la justicia,
sino para intentar ofender, mancillar y destruir al enemigo, en este caso al
llamado “navarrismo”, y a todas las personas comprendidas en él, tachadas no
pocas veces de oligarcas, capitalistas, fascistas… Nada nuevo. En sus mejores
momentos, el comunismo internacional motejó de fascistas a todos los que no
eran comunistas ni se rendían al comunismo, incluidos los socialistas, tildados
siempre de social-fascistas. Una vieja, reaccionaria, inhumana y repetida
historia.
2 comentarios:
Pues parece ser que el corralito foral consiguió que los navarros constituyamos la clase media más extendida de toda España con el menor índice de paro. En cambio, los del cambio, además de estar callados como muertos frente a las amenazas, extorsiones, coacciones, secuestros y asesinatos etarras, han conseguido, cual mérito más brillante, resucitar el chabolismo.
Desde luego sr.Echenique, Navarra es un referente en España con su Universidad, con su sanidad comenzando por la privada , su industria y su agricultura , sus altos niveles de vida producto además de una buena política de empleo , y una magnifica gestión . Desde luego esa situación no se ha alcanzado gracias al separatismo vascongado con sus porteadores de la extrema izquierda. Han resucitado el chabolismo y sus novedosas soluciones evacuatorias como hace 200 años. Progreso y kanbio que se dice.
En 1992 se publicó en España la obra de Enrique Catanzaro “ El delito como empresa.Historia social de la mafia” .y me pregunto que cualquier día se publicará en nuestra patria salvando las distancias, pues un parecido a El negocio del delito y la historia del terrorismo separatista etarra. Las complicidades y los recolectores .Los beneficios económicos y la violencia. El blanqueo político-moral por parte del izquierdismo extremo y por una parte del separatismo derechista . El blanqueo económico. La deseada anexión de Navarra previa a la secesión..
Y se hablará como tema principal de ello. Espero.
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