sábado, 10 de agosto de 2019

La última de Ábalos y Cerdán

Laura... ¡si te viera tu padre!
Ayer tocaba Berriozar. Lo que vi, escuché y grabé en el homenaje a Casanova debería emitirse en todo los Congresos del PSN para que sepan qué líneas no deben traspasarse jamás. Hoy no puedo ofreceros esas imágenes porque estuve celebrando hasta altas horas las inmensas palabras de Maribel, una mujer menuda, pero ¡menuda mujer! Mañana, fijo que las veréis, por Paco y todas las víctimas de la Eta.
Por cierto, ni rastro de Ábalos ni de Cerdán ni de su "verdad histórica".
Ni Ábalos ni Cerdán estuvieron apoyando a Chivite en Berriozar
PSOE y UPN se enzarzan por la investidura presidencial de 1991
El ministro Ábalos y Cerdán acusan a los regionalistas de beneficiarse de HB
Javier Esparza acusa a los dirigentes socialistas de mentir, dado que había otra normativa
DN Pamplona
Se estropeó el mástil y quitaron la bandera
El ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, rechazó ayer las críticas a María Chivite por haber sido investida con la abstención de EH Bildu y dijo que en 1991 UPN se alzó con la presidencia gracias a una “artimaña” de HB, que votó en contra del candidato socialista. Ábalos recordó este episodio durante una entrevista en Antena 3, haciendo hincapié en que en 1991 la organización terrorista ETA “aún mataba”.
“Así que un poquito más de racionalidad y tranquilidad y un poco asumir cada uno sus propios hechos y de vez en cuando mirarse al espejo”, exigió el ministro en funciones reivindicando que Chivite es una presidenta “constitucionalista” que “lo primero que ha hecho ha sido poner la bandera de España en su despacho”.
Araiz y Chivite jamás han hablado
El presidente de UPN, Javier Esparza, acusó horas después a Ábalos de mentir. Los regionalistas recordaron que “la normativa entonces vigente (artículo 29 de la LORAFNA) estipulaba que, si en 3 meses desde la fecha de celebración de las elecciones no se había elegido presidente porque ningún candidato había obtenido mayoría en las votaciones para el proceso de investidura, pasaba a ser designado presidente de manera automática el candidato que había obtenido mayor número de votos en las elecciones”.
Santos Cerdán León (mejor, lo dejamos en Cerdán)
“Las elecciones de 1991 arrojaron los siguientes resultados: UPN 20, PSN 19, HB 6, EA 3 e IU 2. Al no haber obtenido mayoría en las votaciones celebradas ni el candidato de UPN ni el del PSN, el de UPN fue nombrado presidente de Navarra de manera automática al haber sido la lista más votada (96.005 votos de UPN frente a los 91.645 del PSN). Los parlamentarios de HB votaron en contra de ambos candidatos”, explicó.
Esparza consideró “inadmisible” que Ábalos “maneje esta información errónea, y lo es mucho más teniendo de mano derecha al señor Cerdán. O le están engañando, de la misma manera que le engañan cuando le dicen que el PSN no ha negociado con EH Bildu, o que NA+ ostenta la alcaldía de Pamplona gracias al PSN, o él está mintiendo a sabiendas y sin ningún tipo de pudor”.
Santos Cerdán le recriminó a Esparza que “debe leer más la Historia de Navarra y la de su propio partido”: “La candidatura del PSN acordada con EA contaba con 21 escaños, frente a los 20 de UPN. Los 6 de HB, al votar en contra, rechazaron esta opción”.
Gabriel Urralburu y Juan Cruz Alli en un cara a cara electoral
organizado por Diario de Navarra en 1991. SESMA
HB votó no a UPN y a PSN en 1991
Un recorrido por lo sucedido en Navarra tras las elecciones forales del 26 de mayo de 1991, año en el que UPN logró por primera vez la presidencia del Gobierno foral. Con muchas similitudes y algunas diferencias con el presente.
M.A.R. Pamplona.
Navarra, comienzos de 1991. El presidente del Gobierno foral es el socialista Gabriel Urralburu que está terminando su segunda Legislatura al frente del Ejecutivo. Hay convocadas elecciones forales el 26 de mayo. La situación política que se vive es de polarización entre un PSN con siete años de ejercicio en el poder y una UPN que se acerca en votos, que ha ejercido de oposición responsable y que acaba de elegir a Juan Cruz Alli como cabeza electoral. Las elecciones se plantean, por tanto, como un duelo entre Urralburu y Alli.
Jaime Ignacio del Burgo
Y cada uno usó su propia estrategia en una primavera que reflejan bien las crónicas políticas de la época. El socialista, que había cultivado una imagen centrada y que había firmado pactos de gobernabilidad con UPN en los últimos años, cambió su tono por el de un ataque radical al centro-derecha. Por parte de Alli, se olvidó de repente de las profundas rivalidades del centro-derecha para convertirse en adalid de la unión de las siglas en Navarra. Así que, Alli buscó el apoyo del PP, una fuerza más a la derecha a la que siempre había tratado como enojoso rival, para sumar fuerzas y poder convertirse en los comicios en la fuerza más votada de la Comunidad foral.
Unión que suponía un acuerdo con el PP de José María Aznar en Madrid y Jaime Ignacio del Burgo en Navarra para integrar a los populares en sus listas. Y lo hizo además, contra la opinión de buena parte de sus propias bases que no lo entendían.
Alli consiguió finalmente el visto bueno de los órganos ejecutivos de UPN y firmó el 25 de marzo un pacto con Aznar que fagocitaba las siglas del PP y las sumaba a la oferta electoral de UPN para presentar una sola lista de centro-derecha. Lo llamó “pacto a la bávara” y, de hecho, vendió que era una fórmula que podía extenderse por el resto del país. Una historia, por cierto, que recuerda mucho a la coalición Navarra Suma de estos momentos, pero ejecutada 28 años atrás. ¿Por qué este empeño? Por una razón simple. En ese momento regía en Navarra el denominado “procedimiento de investidura automática” regulado en el Amejoramiento que señalaba que si ningún candidato a la presidencia obtenía mayoría simple (más votos a favor que en contra) quedaba declarado presidente el candidato de la lista más votada. Por tanto, liderar la lista más votada podía abrir el camino a la presidencia. Así venía ocurriendo en Navarra en la última década con el PSN.
Patxi Zabaleta
Y de hecho, así volvió a suceder en 1991. Gracias a ese pacto, UPN ganó por primera vez las elecciones, y con una diferencia raspada respecto al PSN. En los comicios de mayo de 1991, UPN logró 20 escaños, el PSN obtuvo 19, Herri Batasuna sacó 6, EA obtuvo 3 y IU otros 2. La falta de mayorías originó unos meses frenéticos de intentos para conseguir la presidencia que se prolongaron hasta septiembre. Es cierto que HB, dirigida por Patxi Zabaleta, con sus seis escaños, se convirtió en el árbitro de la situación política. Urralburu, a pesar de quedar segundo, no renunció a llegar a la presidencia y resaltó tras los comicios que la mayoría del Parlamento era de izquierdas. De hecho, intentó un pacto con EA, pero se quedó en un intento frustrado que quedó plasmado en un acuerdo político en el mes de julio y en un documento de 60 páginas. Defendía que tenía más votos (22) que la derecha (20). Otra vez, un argumento que suena hoy familiar y repetido estos días. Entonces el PSN no pudo llegar al Gobierno porque HB no se movió en su voto.

Dos investiduras
Luis Roldán, bai elementua!
En el Parlamento que presidía el socialista Javier Otano (luego efímero presidente del Gobierno entre 1995 y 1996), se intentaron dos investiduras. Primero la de Alli, que acabó frustrada el 24 de julio y donde obtuvo 20 votos a favor (los de UPN) y 30 votos en contra (PSN, HB, EA e IU). Luego llegó el turno socialista y en agosto de 1991, Urralburu obtuvo 26 votos en contra (20 de UPN y 6 de Herri Batasuna) y 22 a favor (19 del PSN y los 3 de EA) y dos abstenciones (IU). HB pidió al PSOE negociar con ellos y Urralbubu respondió en el Parlamento que no era posible un pacto. HB votó que no a Urralburu y a Alli. Nunca se abstuvo.
En ese agosto, se supo mucho más tarde, hubo intentos subterráneos del mundo socialista (a través de Luis Roldán, entonces director de la Guardia Civil) de intentar la abstención de HB, contactos que no fructificaron. Cuando HB confirmó su definitivo voto negativo a Urralburu, además, el PSN contraatacó al acusar a Alli de ser “indigno” para alcanzar la presidencia porque se hablaba ya de un cambio de postura del regionalista sobre la Autovía del Norte.
Paso de las Dos Hermanas
Un cambio que sus adversarios políticos entendieron que trataba de contentar a los abertzales, feroces opositores a una obra que hoy se integra en el paisaje social pero que era objetivo de los terroristas de ETA en aquella época. Finalmente, vencido el plazo legal, quedó nombrado presidente Juan Cruz Alli por el procedimiento automático. Se puso al frente de un gobierno en minoría que abrió una etapa turbulenta puesto que finalmente aceptó una modificación del trazado en Dos Hermanas que desató una tormenta política entre sus propios compañeros .
Félix Taberna
La realidad jurídica y los protagonistas políticos han dado muchas vueltas desde entonces. Con los años, Navarra abolió el procedimiento automático y se estableció que si ningún candidato obtiene la mayoría simple en dos meses, se procederá a realizar nuevas elecciones. Es el procedimiento vigente en la actualidad. Juan Cruz Alli abandonó UPN y fundó un partido (CDN) que participó en un Gobierno de coalición con el PSN y EA en 1995 y, años después, en otro con UPN entre 2003 y 2009, del que Sanz acabó expulsándolos. Gabriel Urralburu acabó en prisión condenado finalmente a 4 años por cohecho por recibir comisiones de las empresas que realizaron obras públicas. Patxi Zabaleta se fue de HB y fundó Aralar tras rechazar la violencia de ETA y luego acabó integrado de nuevo en EH Bildu. Todos los entonces líderes políticos han dejado ya su actividad pública. Con una curiosa excepción. El líder de IU de aquel momento, Félix Taberna, reaparece hoy como asesor de la nueva presidenta socialista María Chivite.

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