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Idílica imagen de la presa y molino de Caparroso. Pasarela actual. Francisco de Castro y Mencos |
Cuando leas esta entrada (te advierto que es larga), quedarás extrañado de cómo Pamplona ha podido olvidar en poco más de un siglo a Francisco Castro Mencos, 7º conde de la Rosa, y también a su padre. Los dos Francisco Castro, en la 2ª mitad del XIX, pusieron a nuestra ciudad en el mapa y a la cabeza de la industria española.
El Molino de Caparroso, como sugiere la foto de portada, debería llamarse "Molino Conde de la Rosa".
Y si no te lo crees, lee despacio esta entrada.
1. Datos familiares
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1865 (Gayarre) dueño padre; no chimenea. Puente Leños AMP |
Hijo de Francisco de Castro y Juan (1820–1876, muerto a los 55 años), de quien heredó el título nobiliario y propiedades, y Patrocinio de Mencos y Elío.
Casado (1887, Madrid) con Jerónima Tuero y de la Puente. Hermano de Pilar y Concepción (Concha).
Según Carlos Ripalda, en 1680 el Rey Carlos II instituyó el título de "conde de la Rosa" en Sancho Abarca Herrera de Guzmán Toledo y Luna, el primer conde de la Rosa. Su origen es aragonés, pero a mediados del XIX emparentó con la nobleza navarra, ya que en 1856 don Joaquín Ignacio Mencos, conde de Guenduláin, casó a su hija Patrocinio con Francisco de Castro y Juan, el primogénito del Conde de la Rosa. Ambos son los padres de "nuestro" Francisco de Castro y Mencos.
2. El Molino de Caparroso
1903, dueño hijo, dcha. lavadero, Altadill AMP |
En el año de 1485, el Prior del Cabildo General permuta el molino a un tal Pedro de Caparroso, rico mercader de Pamplona, por unas heredades que éste poseía en otro lugar.
En la época de la permuta, el molino se hallaba enteramente arruinado y la actual fábrica se levantó sin duda por el tal Caparroso, cuyo nombre conserva.
Parece que hacia 1720, el molino pasó de don José Marcilla de
Caparroso, descendiente de. Pedro Caparroso, el reconstructor del
edificio, al señor conde de la Rosa, a cuyo título permanecería
vinculado durante más de siglo y medio. Pero el molino mantiene hoy en día el apellido del anterior propietario.
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1933. Lavadero (31) El Irati y molino, desde el Biru Cía AMP |
Pinaquy.- A mediados del XIX, llega al molino Salvador Pinaquy y permanecerá hasta 1885, pagando una renta a sus propietarios, los Conde de la Rosa padre e hijo.
En 1848, siendo el dueño Castro Juan, Pinaquy convierte el molino en fábrica-fundición de herramienta agrícola. Fue una figura decisiva en la provisión de herramientas agrícolas al medio rural, de Navarra especialmente. En esa fábrica-fundición trabajó, entre 1863-65, Julián Gayarre antes de irse a Madrid y ser descubierto como tenor.
Escuchémosle en un momento de descanso. Acaba de pasar "una serrana hermosa", o mejor, una lavandera, y Julián "deja la faena". La cámara se detiene varias veces en quien parece ser el encargado de la fundición, pero no he encontrado ninguna imagen de Salvador Pinaquy para comparar:
Una de sus iniciativas más populares de Pinaquy fue el aprovisionamiento de agua a Pamplona durante el asedio de la ciudad por tropas carlistas en 1874, mediante un manantial que encontró en la cascajera, al lado (¿y en terrenos) del molino. En 1991, "nuestro" Francisco, ya propietario, cede el contrato de la subida de aguas a la ciudad a favor de D. Juan San Martín:
La Electricista.- Una vez que se fue Pinaquy a la calle Mayor (1885, nueve años después de la muerte de Francisco padre y por la excesiva renta que le cobraba el hijo), ocupó su lugar en 1890 La Electricista, empresa pionera en la producción de energía eléctrica en Navarra. Para conseguir mayor producción, añadió a la turbina, movida por el agua del Arga, una gran caldera de vapor y, para dar salida al humo producido, construyó en 1892 la característica chimenea de ladrillo que hoy en día sigue dando personalidad al molino.
3. Republicanismo 1891
La nobleza, históricamente asociada a la monarquía y a la herencia de títulos y privilegios, a menudo se considera incompatible con los ideales republicanos de igualdad y mérito. Pero Francisco de Castro no encontró ninguna contradicción y, republicano ferviente como era, se presentó a las urnas con el sistema de lista cerrada, sabiendo que sus resultados serían pobres en "la provincia".
4. 1891-11 Le Panthéon de l'industrie
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Gentileza de Jesús Garitacelaya |
5. Pintura 1892
La sastrería El León de Oro, en el número 42 de la Plaza del Castillo, junto al Café Marina, tenía la costumbre de exponer en su escaparate pinturas, retratos y dibujos, al menos hasta la muerte de su dueño en 1995. El óleo de Fco. de Castro mereció los elogios de El liberal navarro
Como no creo que pueda encontrar una foto de ese cuadro, os pongo la foto de portada que no creo que desmerezca.6. 1896 Lavadero
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No he encontrado ningún dato sobre el número "31" del letrero |
Cuatro años después, en 1896, al lado del molino y la eléctrica, Francisco de Castro y Mencos construirá el Gran Lavadero Modelo y lo regalará a la ciudad.
7. 1904 Enfermedad y muerte
En enero de 1904, estando Francisco en su casa de Puente la Reina, nos llega esta escueta noticia:
DN 05/01/1904 -Se hallaba enfermo en Puente la Reina el Sr. Conde de la Rosa.
Dos meses y medio después,
DN 19/03/1904 Los que fueron obreros de la fábrica de máquinas del Excmo. señor Conde de la Rosa (q. e. d.) dedican una misa cantada en sufragio del alma del expresado señor que tanta bondad prodigó en vida á los mismos. La misa se celebrará en la parroquia de San Lorenzo el domingo 20 del corriente, á las doce de su mañana; se suplica la asistencia á todos los obreros en general, por los que el finado sentía profundo amor, y les quedaremos eternamente agradecidos los familiares.
El bueno de Francisco, nacido el 2 de enero de 1860, no tenía más que 44 años.
4. LE PANTHEON DE L'INDUSTRIE
[Como he dicho en el punto 4, se trata de un soberbio artículo que viene en español en una revista francesa. Con lo que hay muchas expresiones y palabras habituales en francés pero extrañas en nuestro idioma. Os he enlazado el original para que os ayude a entender algunas de ellas].
Fundición y construcción de máquinas agrícolas é industriales del Sr. Conde de la Rosa en PAMPLONA.
En un país eminentemente agrícola, tal como España, la construcción de máquinas agrícolas debe naturalmente figurar en primera fila. Por desgracia, y casi hasta hoy, dicha fabricación se había quedado monopolio casi exclusivo de los extranjeros. Se compraban, y con muchos gastos, máquinas .agrícolas en Francia, Inglaterra, Norte-América... que venían á aumentar los presupuestos del cosechero y del labrador.
Es con muchísimo gusto por cierto que, estudiando en este momento la España industrial, saludamos al nacimiento de toda industria que puede, arbolando francamente la bandera nacional, intitularse también fabricación nacional.
Una de dichas satisfacciones nos está precisamente ofierta (ofrecida?) en Navarra, donde nos encontramos en dicho momento. Navarra es, ante todo, una provincia agrícola. Es vecina de la Rioja cuyos pagos están tan reputados y apreciados, y veremos, más adelante, de qué modo, gracias á la excelencia de su fabricación, manda sus prensas para vino y aceite, hasta la Mancha y hasta Andalucía.
Esta mañana misma, por un delicioso tiempo de Noviembre, salirnos de la preciosa ciudad de Pamplona, atravesamos la cinta de sus antiguas murallas, ahora todas ennegrecidas después de tantos siglos, y nos dirigimos a unos centenares de metros. fuera de las puertas, al fondo de un valle pintoresco bañado por el bonito rio Arga.
En este sitio, en efecto, en un barrio llamado la Magdalena, encontramos magníficamente instalados los talleres del Sr. Conde de la Rosa, establecimientos que vienen á aumentarse por la construcción de unos edificios nuevos, y á los cuales vamos á pasar revista.
La fundición y construcción de máquinas que hemos tenido el honor de visitar hoy mismo, se componen en efecto de dos establecimientos muy distintos: el antiguo, establecido en un antiguo molino del siglo xiv (bastante antes), à las orillas del río Arga; el nuevo, creación del Sr. C. de la Rosa, construido exprofeso, y al cual los albañiles, carpinteros, cerrajeros, etc., ponen la última mano.
EI Sr. C. de la Rosa, levantando dichos edificios nuevos, de una superficie total de cerca de 2.000 metros cuadrados, tenia á la vez un doble objeto: ensanchar sus talleres, desarrollar su industria, y formar una sección nueva, especial, para la distribución del alumbrado eléctrico á los particulares. Hablaremos de dicho proyecto un poco más adelante.
El Sr. C. de la Rosa, recibiendo sus hierros de Bilbao, en lingotes y laminados, se aplicó principalmente á la construcción de las máquinas agrícolas, con especialidad para las bodegas, prensas para uvas y olivas, arados de todas clases, motores hidráulicos, artículos de molinería, etc. Comprando sus hierros en España, construyendo todas sus máquinas en Pamplona, pudo así competir con las mejores casas del extranjero y fundar la fabricación nacional á la cual nos referíamos.
En los talleres de la Magdalena de Pamplona, encontramos un grandioso salón de fundición, con un cubilote de hierro de procedencia inglesa, un puente móvil, arcillas del país para moldear; en la construcción vecina, cuya largura, tal como la de la fundición no es inferior á cuarenta metros, vemos la carpintería para la confección de los modelos, el ajuste, las máquinas de tornear, cepillar, taladrar, aparatos puestos en movimiento por medio de una turbina, construida en la casa misma, y aprovechando un salto de agua de dos metros.
El Sr: C. de la Rosa, siempre en busca de progreso y perfeccionamientos nuevos, quiso utilizar de otro modo la fuerza hidráulica de sus talleres. La ciudad de Pamplona posee un alumbrado eléctrico que puede ser considerado como el modelo del genero, pero dicho alumbrado eléctrico, establecido á, los gastos de la ciudad, si alumbra magníficamente las calles, deja á los particulares entregados á todas las casualidades de una mala instalación de gas, ó á los horrores del petróleo.
El Sr. C. de la Rosa, que trasportaba a sus nuevos edificios, su fundición y sus talleres de construcción, tuvo entonces la excelente idea de instalar en su antigua fábrica, dos turbinas potentes, de 70 caballos cada una, para la distribución del alumbrado eléctrico á los particulares. Ahora los operarios trabajan con ardor á Las primeras obras de instalación. Lo que el ayuntamiento había tan bien realizado para la ciudad, el Sr. Conde de la Rosa, lo ejecuta hoy mismo para la cuenta de los particulares.
Para volvernos á las máquinas agrícolas que tienen tanto interés, y entre las cuales figuran en primera fila las prensas sistema americano, y sistema múltiple, las pisadoras (prensas) para vino y aceite, nuevo sistema, reforzadas, las bombas aletorias (?) para todos los usos, las tuberías de varias clases, los arados y las piezas sueltas para arados.., diremos aquí que los agricultores é industriales tienen el mayor interés en dirigirse á la referida casa.
El antiguo molino de la Magdalena, que su nuevo propietario ha trasformado de una manera tan completa, presta suerte á todos los que allí trabajaron. ¿Quién no se recuerda al operario herrero, Gayarre, que allí trabajaba con un jornal de nueve reales, antes de volverse en el artista incomparable cuya perdida es ahora aún tan sentida por España, su patria, y todo el mundo civilizado?
Deseamos, en su genero de industria, semejante exilo al industrial que dotó a la ciudad de Pamplona del primer establecimiento nacional de construcción agrícola.
H. Lèon.
2 comentarios:
Pachi, lo has conseguido, por fin sabemos quién es el Conde de la Rosa.
Enhorabuena, buen trabajo.
Nabrazon
Cuando en Verona te llevan a ver la tumba de Julieta admiras la capacidad de los italianos al poner faldas al mito. En Pamplona nace el Duque de Ahumada, Francisco Javier Giron y Ezpeleta, del palacio de Ezpeleta de la calle Mayor de Pamplona, y la emprendemos con los tiros del desprecio a él y a su Benemérita obra sin un triste comentario cultural que desasne a la cantidad de borregos odiadores de profesión
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