Espero que no me acusen de apología del franquismo, pero esto es lo que escribió un conocido escritor navarro tras la visita de Franco al Mto. de Los Caídos, en 1952.
"…Al filo del mediodía, una muchedumbre inenarrable se congregó frente a la gran escalinata del Monumento de los Caídos. La estadística, siempre fría y escueta nos hablará de ochenta mil personas. Pero allí había mucho más, muchísimo más. Allí estaba y permanecía de pie, cara al cierzo, todo el espíritu excepcional de Navarra, Navarra entera, con sus héroes difuntos en almas presente. Allí hijos, padres, amigos entrañables, y compañeros... Y allí, también, la expectación de España para dar testimonio de verdad.
Frente a la tribuna que ocupaba el Generalísimo, una hilera de mujeres sencillas, enlutadas en su mayoría. Esposas, hermanas, hijas de los que se fueron. ¡Dios, qué friso emocionante para suscitar emulaciones y meter el corazón en un puño!
Cuando el Caudillo llegó entre ovaciones delirantes, a los acordes del Himno Nacional, y contempló la inmensa explanada convertida en hormiguero humano, creímos percibir una leve alteración emotiva en sus ánimos. Pero cuando se situó frente a las madres de los muertos navarros en la Cruzada, vimos cómo sus ojos, acostumbrados a avizorar todos los riesgos, se humedecían de lágrimas. Y aquellas lágrimas, por encima de arengas y discursos transcendentales, fueron el mejor y más valioso homenaje a los caídos, promesa y garantía al mismo tiempo de que mientras un español cabal, íntegro y clarividente como el Caudillo Franco rija los destinos de España, su sacrificio no será nunca estéril".
Vamos, como las víctimas de ETA con Sánchez.
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