Cientos de personas (por encima de mil) participaron ayer sábado por la mañana en una concentración en rechazo de la situación en la que quedan unos 200 guardias civiles de tráfico de Navarra y sus familias por culpa del acuerdo entre Sánchez y el PNV.
Chon nos cuenta el papelón de florero (o maceta) en el que queda Chivite
Chivite, ese florero por Chon Latienda
Fue en febrero de 2019. Hace nada. Gobernaba Geroa Bai, y los entonces partidos de la oposición, UPN, PP y PSN-PSOE, conocieron que la transferencia de Tráfico para Navarra estaba siendo negociada por el PNV y no por el Gobierno de Navarra. Lo que entonces dijo la secretaria general del PSN-PSOE, María Chivite, actual presidenta del Gobierno de Navarra, hoy cobra gran trascendencia: “Esto de mandar intermediarios queda como muy feo. Es lo que hace la presidenta Barkos, que prefiere que vaya a hablar el PNV, y no ella misma”. Chivite recalcó, además, que “el PNV no tiene representación en el Congreso por parte de Navarra y es el que parece que le hace los recados a la señora Barkos.
Ella sabrá cuáles son sus interlocutores, pero en todo caso hablar directamente con el presidente es mucho mejor que mandar intermediarios”. Y diez meses después, la tortilla da la vuelta y, ante la misma situación, la presidenta es Chivite. ¿A que es glorioso? El PNV acaba de convertirse en el intermediario de Chivite, y después de un sobrecoste de 24 millones en la configuración del Gobierno de Navarra, resulta que aún le falta personal para que le lleven y le traigan los recados de Pedro Sánchez. No cabe mayor humillación para la propia Chivite y para Navarra.
Pero vayamos con el tema objeto de esta esperpéntica situación: la transferencia de Tráfico a Navarra, reivindicación recogida en la Lorafna (Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra) y reiteradamente demandada por anteriores gobiernos de Navarra. El procedimiento lógico sería que las funciones se realizaran de igual forma que hasta ahora, esto es, por la Policía Foral y por la Guardia Civil. El cambio radicaría en que las competencias administrativas y de gestión, así como la recaudación de las multas, recaerían en el Gobierno de Navarra.
Bien. Pues algo tan simple como esto, lo emponzoña el PNV -que se ha erigido en representante del Gobierno de Navarra- en el acuerdo firmado con el PSOE que literalmente dice: “se procederá en el plazo de seis meses al traspaso de las competencias de tráfico a la Comunidad Foral de Navarra, con el mismo contenido y extensión que las realizadas en su momento a la CAV”, y ese es el importante y trascendental matiz teniendo en cuenta que la transferencia de tráfico a la CAV supuso la retirada de la Guardia Civil del País Vasco, así que por mucho que los grandes cerebros del PSN-PSOE, Cerdán y Alzórriz, digan que el traspaso de dichas competencias no excluye a la Guardia Civil, ha quedado claro que el PSN-PSOE no pinta absolutamente nada, y que quien ordena, manda y exige, es el PNV. Chivite no ha dicho nada aún. El acuerdo de su partido con el PNV le ha pillado alertando a las Juventudes Socialistas del auge de la ultraderecha sin percatarse, parece, de las alas que su jefe, Pedro Sánchez, está dando a la extrema izquierda, al nacionalismo y al independentismo; a esos que prometen la Constitución “por imperativo legal” y, si hace falta, por Snoopy.
Bien. Pues algo tan simple como esto, lo emponzoña el PNV -que se ha erigido en representante del Gobierno de Navarra- en el acuerdo firmado con el PSOE que literalmente dice: “se procederá en el plazo de seis meses al traspaso de las competencias de tráfico a la Comunidad Foral de Navarra, con el mismo contenido y extensión que las realizadas en su momento a la CAV”, y ese es el importante y trascendental matiz teniendo en cuenta que la transferencia de tráfico a la CAV supuso la retirada de la Guardia Civil del País Vasco, así que por mucho que los grandes cerebros del PSN-PSOE, Cerdán y Alzórriz, digan que el traspaso de dichas competencias no excluye a la Guardia Civil, ha quedado claro que el PSN-PSOE no pinta absolutamente nada, y que quien ordena, manda y exige, es el PNV. Chivite no ha dicho nada aún. El acuerdo de su partido con el PNV le ha pillado alertando a las Juventudes Socialistas del auge de la ultraderecha sin percatarse, parece, de las alas que su jefe, Pedro Sánchez, está dando a la extrema izquierda, al nacionalismo y al independentismo; a esos que prometen la Constitución “por imperativo legal” y, si hace falta, por Snoopy.
Y siguiendo la estela del PSOE, el representante del PNV, Ortuzar, también ha recurrido a la guerra civil y a Franco diciendo que “la transferencia tiene la misma raíz foral a Euskadi que a Navarra porque son los mismos hechos históricos” añadiendo que “después de la guerra, ambas CCAA fueron denominadas provincias traidoras y les fueron sustraídas sus competencias”. Miente Ortuzar. Sin entrar en más detalles para no desviarme del tema, “provincias traidoras” fueron denominadas Guipúzcoa y Vizcaya. Pero haría bien el PNV en
no mentar la guerra civil española teniendo en cuenta que protagonizaron uno de los sucesos más polémicos y vergonzantes de la historia de su partido: su rendición al ejército italiano (aliado de Franco) de espaldas al ejército republicano, con el que combatían (”Pacto de Santoña”, denominación suavizada a lo que debió llamarse “la gran traición de Santoña”). Y en la misma línea siguen: partido capaz de traicionar y alinearse con cualquiera con tal de sacar rendimiento político. Resumiendo. Malos tiempos para Navarra teniendo en cuenta que Pedro Sánchez, y el nulo peso político de Chivite dentro del PSOE, deja en manos del PNV la ejecución de sus anhelos colonialistas. “Navarra no será moneda de cambio ni estará en ninguna negociación”, decía Chivite hace dos meses. O no se entera de lo que se cuece a sus espaldas, o le da igual porque el objetivo del sillón ya lo ha cumplido, o ha perdido la dignidad y no le importa que su propio partido la ningunee.
no mentar la guerra civil española teniendo en cuenta que protagonizaron uno de los sucesos más polémicos y vergonzantes de la historia de su partido: su rendición al ejército italiano (aliado de Franco) de espaldas al ejército republicano, con el que combatían (”Pacto de Santoña”, denominación suavizada a lo que debió llamarse “la gran traición de Santoña”). Y en la misma línea siguen: partido capaz de traicionar y alinearse con cualquiera con tal de sacar rendimiento político. Resumiendo. Malos tiempos para Navarra teniendo en cuenta que Pedro Sánchez, y el nulo peso político de Chivite dentro del PSOE, deja en manos del PNV la ejecución de sus anhelos colonialistas. “Navarra no será moneda de cambio ni estará en ninguna negociación”, decía Chivite hace dos meses. O no se entera de lo que se cuece a sus espaldas, o le da igual porque el objetivo del sillón ya lo ha cumplido, o ha perdido la dignidad y no le importa que su propio partido la ningunee.
1 comentario:
Considero muy acertado lo que Vd. afirma. Es del todo insólito haber llegado a estos extremos. Y todos son tan demócratas, tan limpios, tan transparentes, tan amigos de las urnas que sólo nos resta decirles: dime de qué presumes y te diré qué careces. Estamos en el mundo de la mentira, en el basurero de quienes claman ser demócratas pero con la intención de no serlo. Así es como durante un tiempo no les pillan y a la vez desacreditan a sus contrarios políticos. Cuando les pillen ya será demasiado tarde. En España, el fascismo está llegando al poder de manos del antifascismo.
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