Cuando en 1985 Josemari Izquierdo quedó en silla de ruedas por una bomba lapa de ETA, Laura Pérez tenía cinco años. El 28-29 del pasado diciembre, Laura y Josemari estuvieron a 50 metros de distancia. Pero Laura, tan solidaria con las brujas de 1610, no tuvo el valor de acercarse a Josemari y prefirió apoyar a quienes lo pusieron en la silla de ruedas en 1985.
La Cope ha elegido otro tipo de crítica, pero a mí me indigna más la contradicción de Laura de condenar a la Inquisición española y solidarizarse, en cambio, con los inquisidores de la chapela y la capucha.
Ésta es la crítica de la COPE:
Esta vez Laura se preparó su intervención y lanzó su soflama con una convicción preocupante. No así el PSN, cuyo discurso puede ser un anticipo de lo que nos espera tras las elecciones.
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