- ¡¡¡El año que viene a ver si te pilla otra vez!!!
Ese fue el último grito que oí cuando, de vuelta a casa, doblaba la esquina de San Nicolás a Comedias.
La celebración había sido descomunal. No existe otro adjetivo. La cena, la sobremesa y el pacharán nos fundieron en un navrazo a unos desconocidos (al final aparecieron 6 ó 7) en una madrugada del mes de agosto de 1980.
Un lance del encierro del 14 de julio anterior tuvo la culpa. Un albaserrada, "Callejero", se cebó conmigo y si no es por aquellos mozos que me lo quitaron...
Cuando desperté de la anestesia y vi algunas fotos fue cuando me di cuenta de que me habían salvado la vida.
Al día siguiente se presentó en mi habitación una periodista de Diario de Navarra. Llamaba la atención lo joven que era. Me dijo su nombre, pero en el estado en el que yo me encontraba, no estaba muy seguro de quién me había hecho la entrevista.
Aproveché su presencia para hacer un llamamiento a todos los mozos que habían intentado ayudarme.
Bendita hemeroteca (gracias, Inés)
Han pasado casi 40 años desde entonces y este viernes, víspera del Pilar, en la terraza de un bar, con el fondo de bandurrias, guitarras y voces de unos amigos en la noche pamplonesa, se me acerca una mujer, que conocía mi blog Desolvidar, y me dice: "Eres Pachi Mendiburu, ¿verdad? Soy Inés Artajo, directora de Diario de Navarra".
Tras la sorpresa inicial, inmediatamente le agradecí aquel llamamiento que hizo a los que me salvaron la vida, porque creía, estaba casi seguro de que ella había sido quien me había hecho aquella entrevista de 1980 en el Hospital. Me contestó que, si así fuera, habría sido una de las primeras entrevistas, porque apenas tendría 20 años.
Esa misma noche, antes de acostarme, miré en la hemeroteca. Y efectivamente, fue Inés Artajo, la única mujer que dirige uno de los 40 mayores periódicos de España, quien me entrevistó.
"Es un enorme placer volver de nuevo a encontrarnos". Con 40 años más, pero en mucho mejores circunstancias: no en la UVI de un Hospital, sino nada menos que en la terraza del único bar que está dentro del terreno de juego del Campo San Juan. ¡Ahí es na!
Continúa en la UVI del Hospital (DN 16.07.1980) por Inés Artajo
«Quiero que los mozos que me quitaron el toro de encima vengan a verme. Me salvaron la vida y necesito darles las gracias»
(Francisco Javier Mendiburu Belzunegui, cogido por un toro en el tramo de Ayuntamiento-Mercaderes en el último encierro)
Aunque ayer no fue emitido ningún parte médico, el estado de Francisco Javier Mendiburu Belzunegui, de 30 años de edad, soltero, de Pamplona y profesor de instituto en San Sebastián, continúa evolucionando favorablemente en la UVI del Servicio de Cirugía Cardiovascular y Torácica del Hospital de Navarra.
El joven resultó cogido por un toro en el último encierro de los Sanfermines a la altura de la Plaza Consistorial y arrastrado hasta el vallado de Mercaderes donde el animal volvió a cebarse con él. Francisco Javier Mendiburu presenta dos heridas en la parte posterior del muslo derecho (fue izquierdo) y otras dos en el hemitórax derecho —una en la cara posterior que produce desgarros musculares, llegando hasta el borde extremo de la escápula sin pasar de la parrilla costal, y otra herida que consiste en una fractura de la sexta costilla por delante y sección longitudinal de dicha costilla. Además tiene la pleura abierta y rotura pulmonar en dos puntos, lóbulo medio y cara superior del lóbulo Inferior.
A última hora de la tarde de ayer, Francisco Javier Mendiburu estaba consciente y le acompañaba su hermana, Sagrario (ATS) y su novia Cecilia Ulzurrun que, desde el día de la cogida, no se habían separado del herido. Francisco Javier Mendiburu se ayudaba para respirar de una mascarilla de oxigeno que, de vez en cuando, se quitaba para expresarse con más claridad. Por otra parte se le habla aplicado suero, sonda y tubos de drenaje. A última hora tomó zumos y algún líquido. El herido comentaba que no sentía ningún dolor en la pierna pero que encontraba alguna dificultad y malestar en el pulmón cuando tosía.
«¿Es grave?», preguntó al despertarse
Francisco Javier Mendiburu es habitual corredor de los encierros desde los 18 años. Su recorrido preferido es el del Ayuntamiento hasta Estafeta. Este año, el joven solamente había corrido en el encierro del día 7 y en el último, en que sufrió la cogida. El día 14, Francisco Javier Mendiburu esperó a los toros, como siempre en el Ayuntamiento. «Vi — comenta— que llegaba el primer toro y que se echaba hacia el vallado de la derecha. Entonces, para apartarme de él, salté al medio de la calzada. Los otros toros le seguían de cerca y tuve que hacer un quiebro para pasar entre el que encabezaba la manada y los restantes. Entonces ya los tenía encima. Me di cuenta de que no me daba tiempo a correr delante de ellos e intenté sortearlos, por eso salgo en algunas fotografías dándoles la cara. Evité a todos menos al último que fue el que me dio la cornada en el tórax. El toro. tras cogerme, siguió su camino. Entonces yo no noté la herida y me levanté rápidamente para protegerme en el vallado.
Tan rápido que el toro se dio cuenta y vino otra vez a por mí y se cebó. Me di perfecta cuenta de lo que sucedía y pensé que ya había terminado todo. Era consciente de que no había más remedio que aguantar hasta que el toro se cansara. Lo veía encima de mí cada una de las veces que me corneaba y me empujaba. Parece increíble pero yo tenia entonces un sentimiento fatalista, pensando que ya no saldría con vida de sus cuernos.
Por fin, dos mozos citaron al toro y consiguieron quitármelo de encima. La gente me cogió, vi toda la camisa empapada de sangre y me metieron en la ambulancia. Yo mismo les dije a los camilleros dónde tenia las heridas y me trasladaron al Hospital».
Tan rápido que el toro se dio cuenta y vino otra vez a por mí y se cebó. Me di perfecta cuenta de lo que sucedía y pensé que ya había terminado todo. Era consciente de que no había más remedio que aguantar hasta que el toro se cansara. Lo veía encima de mí cada una de las veces que me corneaba y me empujaba. Parece increíble pero yo tenia entonces un sentimiento fatalista, pensando que ya no saldría con vida de sus cuernos.
Por fin, dos mozos citaron al toro y consiguieron quitármelo de encima. La gente me cogió, vi toda la camisa empapada de sangre y me metieron en la ambulancia. Yo mismo les dije a los camilleros dónde tenia las heridas y me trasladaron al Hospital».
Francisco Javier Mendiburu Belzunegui fue intervenido quirúrgicamente desde las 8 hasta las 11,15 de la mañana. Al despertar sus primeras palabras se las dirigió a su hermana Sagrario. El mozo dijo: “¿Han hecho ya mi parte médico? ¿Es grave la cogida del pulmón?” Su hermana y el doctor Tomás Belzunegui –tío del herido, que había estado presente en la intervención quirúrgica- le respondieron «podía haber sido más, pero también podía haber sido mucho menos».
La noticia llegó de Tarragona y por la tele
Funeral por los dos muertos en el encierro del 13 |
«Mi hermana –comenta Sagrario- estaba impresionada por el encierro del domingo (con dos muertos) y puso la radio. Al oír que un toro había cogido a Francisco Javier llamó rápidamente a la familia, que todavía desconocíamos la noticia». Se da la circunstancia de que en un primer momento los espectadores de la cogida creyeron que el herido no era Francisco Javier Mendiburu, sino su hermano Ramón –letrado del Ayuntamiento–ya que éste había dejado un jersey en la casa consistorial para correr en el encierro y diciendo que pasaría a recogerlo. Sin embargo, la tardanza de Ramón Mendiburu para recoger la ropa hizo sospechar que el cogido era él. Fue así como el hermano de Francisco Javier se enteró de que su hermano había resultado herido cuando fue a recoger el jersey y le dijeron, «¿pero no te ha cogido a ti el toro? Si han dicho tus apellidos por la radio y como no venias a recoger el jersey...». La novia de Francisco Javier Mendiburu se enteró de la noticia al ver el espacio televisivo «Tele-Norte». «Habían intentado avisarme por teléfono –comenta– pero lo tengo sin línea porque me van a cambiar de número».
«Quiero conocer a los mozos que me ayudaron»
Ayer, Francisco Javier Mendiburu Belzunegui quiso ver las fotografías que aparecieron en la prensa, con su cogida. Según comentaban los familiares, se había impresionado mucho al verse ante el toro que le corneaba.
–Desde luego –señaló el mozo– éste ha sido mi último encierro (mentira). Ya no vuelvo a correr más. Ahora no hago más que darle vueltas a los dos mozos que hicieron rápidamente el quite para llevarse al toro de mi lado. Quiero agradecérselo personalmente y por eso les pido que pasen a verme por el Hospital. Les debo la vida y quiero verlos. Y lo mismo a los camilleros de la Cruz Roja que me trasladaron al Hospital. Me han comentado que llegué aquí antes de que sonara el último cohete avisando de que los toros estaban ya en el corral. Se dieron mucha prisa y eso fue importante para la operación. Quiero que se pasen todos por aquí. Necesito darles las gracias».
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