martes, 23 de mayo de 2017

Defenderé Navarra, la casa de mis padres

¡Y dicen que no hace falta defender la bandera de Navarra!
El 3 de Junio (y, desde hoy, todos los días) defenderé Navarra, la casa de mis padres.
Contra los lobos (y lobas) disfrazados de corderos, contra el hacha y la serpiente, defenderé la casa de mis padres.
Me quitarán las armas de la ley y con las manos defenderé la casa de mis padres.
Me moriré, pero Navarra -la casa de mis padres- seguirá en pie. 
[Basado en Gabriel Aresti (1933 - 1975)]
La sociedad civil, con la bandera de Navarra
Luis Landa
La participación ciudadana es elemento imprescindible para colaborar en la evolución de su entorno. Por eso sociedad civil y democracia son dos términos unidos que legitiman a los gobiernos de modo representativo.
Sin embargo, es a partir del siglo XX cuando cobra protagonismo la sociedad civil, sobre todo a raíz del paso de los modelos autoritarios a los democráticos. Por eso, se establecen asociaciones e iniciativas ciudadanas que reivindican su protagonismo frente a las dictaduras. 
Es una forma de defender la autonomía personal y su libertad para alejar el avasallamiento del Estado, es vivir desde la libertad frente a la imposición. Los individuos se organizan en grupos, son actores activos que exigen al Estado actuaciones concretas para conseguir la calidad de vida.
Hay diversas formas de hacer efectiva esa demanda, pero la mayoría se decanta por la protesta, por la manifestación. Es la voz del pueblo que grita contra un ejecutivo que promete un programa en pro del votante, pero después sigue unos derroteros contrarios a la ciudadanía, es decir, una pura contradicción.
A lo largo de la historia, miles de manifestaciones se han desarrollado por todo el mundo, ejerciendo la persona su derecho a la protesta; por ello, los pueblos y ciudades de Navarra no han sido ajenos a estos acontecimientos.  En la Comunidad Foral, después de dos años de gobierno del tetrapartito, se aprecian signos de descontento, de reproche por las políticas separatistas y por el empeño de aspirar a una Euskal Herria independiente. El ejecutivo se ha propuesto imponer el vascuence, en perjuicio del inglés, y derogar la ley de símbolos con el único fin de colocar la ikurriña en los ayuntamientos que pueda.
Ante tal cúmulo de errores y ante la intención de arrinconar la bandera de Navarra e izar el símbolo de los vascongados, varias asociaciones civiles como Vecinos de Paz, Desolvidar y Doble 12 han canalizado ese enfado mayoritario y lo han reflejado en el lema de la manifestación: 

Pero detrás de esa consigna están otros sectores sociales, partidos políticos, sindicatos y la ciudadanía navarra. Ese griterío vecinal, silenciado por el miedo que se palpaba en muchos navarros, se ha destapado y el 3 de junio próximo quiere salir a la calle para sacar los colores a la presidenta Barcos, que hace dejación en su obligación de salvaguardar la bandera de Navarra como único símbolo oficial de la Comunidad sin que le importe compartir su alta representación con la ikurriña. Y no solo eso. Trata de obstaculizar por todas las vías inimaginables la libre expresión de quienes le afean su falta de compromiso con el cargo que ostenta.
No es la primera vez que Navarra se levanta para defender los fueros y el régimen económico. El 4 de junio de 1893, más de cincuenta mil personas se echaron a la calle en Pamplona para contener la famosa Gamazada, ya que el ministro quería suprimir la autonomía fiscal.
Merece la pena que veáis la letra (pinchad) de esta joya de Iñaki Lacunza

El 17 de marzo de 2007, el Gobierno de Navarra presidido por Miguel Sanz impulsó, junto con PP, CDN y Parlamento, una segunda manifestación masiva con el lema “Fuero y libertad. Navarra no es negociable” ante unas soterradas negociaciones del presidente Zapatero con el País Vasco. Fernando Puras, responsable del PSN, aconsejó que se desconvocara la marcha.  Siguió adelante y se reunieron más de 75.000 personas, llegando autobuses provenientes de las diversas ciudades españolas.
El 3 de junio próximo puede ser la tercera gran manifestación en apoyo de nuestros símbolos.


Si miramos al pasado, vemos que la ikurriña no tiene ni un siglo de historia, mientras que la bandera navarra se remonta a época medieval. Fue el 16 de julio de 1910, cuando la Diputación Foral de Navarra acordó izarla en el palacio de modo oficial, bandera roja con el escudo de las cadenas, avalada, pero no diseñada, por los historiadores Campión, Altadill y Olóriz. Esos símbolos son anteriores, ya que en 1423 esas cadenas representaban oficialmente las armas de Carlos III el Noble, rey de Navarra, reflejadas en el Privilegio de la Unión. Como bien lo atestigua el doctor Luis Javier Fortún, un grupo de navarros, que luchaba en la guerra con Francia en 1558, llevaba la bandera colorada con las cadenas, como consta en el Archivo Municipal de Pamplona.  
Archivo Municipal de Pamplona, Libro 1 de Consultas, fol. 86v.
Honores tributados a la bandera de Navarra y definición de sus elementos esenciales:
color rojo, cadenas y corona real (11 agosto 1558)
Por tanto, fieles al testamento de nuestros antepasados, tenemos el deber de preservar,
·         primero los fueros, que nos unen y nos identifican;
·         segundo, el convenio económico como expresión de nuestros derechos históricos a través del pacto;
·         tercero, nuestra historia milenaria como antiguo reino;
·         cuarto, una tierra diversa, plural y de contrastes;
·         quinto, una comunidad única diferenciada contra la Transitoria Cuarta, y
·         sexto, una bandera roja con las cadenas.
¿Hay algún presidente en el mundo que desvirtúe sus propios símbolos negándoles una representatividad única, sin compartirla con los de otra comunidad? Únicamente Navarra. No se puede aceptar un gobierno que manipule la historia y fomente la ikurriña. Por eso, la protesta popular es un grito de apoyo y defensa de lo que nos identifica como una Comunidad diferenciada del resto.  
Luis Landa El Busto es licenciado en Ciencias Humanas y profesor 

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