Óscar, sentado, y Álvaro, de pie, con S. Abascal y Ortega Lara, el jueves en el cuartel |
Estoy convencido de que hay imágenes de la agresión que sufrieron los dos guardias y sus novias.
Si esas imágenes no han salido a la luz es porque no les convienen a los que hablan de trifulca, pelea de bar, montaje policial...Y si nadie se ha atrevido a hacerlas públicas, es porque impera la "ley del silencio", al más puro estilo de la mafia.
Este blog se ofrece a publicar -garantizando el anonimato- las imágenes o cualquier información sobre lo que ocurrió aquella noche. Mi correo: patximendiburu@gmail.com.
A la espera de esa información, hoy ofrecemos un reportaje muy completo: la crónica que ha publicado El Mundo sobre Óscar, el joven teniente agredido en Alsasua
Si esas imágenes no han salido a la luz es porque no les convienen a los que hablan de trifulca, pelea de bar, montaje policial...Y si nadie se ha atrevido a hacerlas públicas, es porque impera la "ley del silencio", al más puro estilo de la mafia.
Este blog se ofrece a publicar -garantizando el anonimato- las imágenes o cualquier información sobre lo que ocurrió aquella noche. Mi correo: patximendiburu@gmail.com.
A la espera de esa información, hoy ofrecemos un reportaje muy completo: la crónica que ha publicado El Mundo sobre Óscar, el joven teniente agredido en Alsasua
La historia del joven osado que siempre quiso ser
guardia civil
'Óscar sin miedo': el joven teniente
apaleado en Alsasua
Cuando llegó a Navarra se empeñó en
abrir el cuartel al pueblo: se ofreció a acudir al colegio a explicar su labor
a los niños
Rescató a un ex preso de ETA y sus
allegados cuando se vieron atrapados por una nevada
Cinco años después del adiós de ETA, el
teniente Óscar creyó que podía tomar una copa con su novia el Día de la
Cerveza. Se equivocó.
·
@leyre_iglesias
23/10/2016 08:58
Había caído una gran
nevada sobre Beruete, al norte de Navarra, cuando sonó la llamada
de auxilio. Un grupo de personas que regresaban en autobús de una comida en una
cervecería cercana se habían quedado atrapadas. Óscar, teniente de 23
años, era el oficial que se encontraba más cerca aquella noche bajo
cero de este 27 de febrero, así que acudió al lugar. Nada más llegar
identificó entre ellos a un ex preso de ETA. Lo recibieron con un grito viejo y
oscuro en ese valle, "Alde hemendik!" (largo de aquí). Pero las voces
se fueron apagando. "Estaban desesperados", relata un subordinado del
teniente. Óscar los evacuó y se encargó de que un autobús venido de Pamplona
los sacara de allí. Sanos y salvos.
Fue la historia negra
entre la nieve, relatada por Óscar a su familia y confirmada por la Guardia
Civil, que hizo que el joven teniente llegado de Puçol (Valencia) se hiciera
conocido en los cuarteles del norte de Navarra. Aunque hubo más.
Desde su
cuartel en Alsasua, donde la presión del nacionalismo radical sigue
asfixiando, Óscar quiso derribar, al menos simbólicamente, el muro de seis
metros de hormigón que rodea al edificio. Abrirlo, casi cinco años después del
"cese definitivo" de ETA, al pueblo que hace casi 40 años
vio nacer a Herri Batasuna.
Quizá desafió
demasiadas normas no escritas, antes de recibir una paliza esteviernes
14 de octubre en el Día de la Cerveza -noche de copas, víspera de
fiestas- junto a su novia, otro sargento y la mujer de éste.
Óscar, dice su padre,
soñó con una Alsasua distinta.
Consuelo Ordóñez visita el cuartel |
La procesión prohibida
A él, también miembro
del Cuerpo, le había dicho hacía ya mucho: "Papá, yo voy a ser guardia
civil". Gracias a sus buenas notas -el ayuntamiento de su pueblo, junto a
la Sociedad Española de Atención Sociosanitaria, le entregó el Premio
Garcés Durá por su excelente expediente académico-, Óscar pudo acceder
directamente a la escala superior de oficiales. Dos años de estudios y
disciplina férrea de madrugones y silbato en la Academia General
Militar en Zaragoza, otros tres en la de Oficiales de la Guardia
Civil en Aranjuez y el grado de Seguridad Pública por la
Universidad Carlos III. Su padre cuenta con orgullo que de los 80 jóvenes
que entraron con él, sólo 47 acabaron.
El gran momento le
llegó el año pasado. A mediados de octubre, Óscar entró cargado de
maletas en el cuartel de Alsasua. Su primer destino, forzoso pero
ilusionante. El cuartel: pequeñito, con unos 30 agentes, encajado en el monte,
a dos kilómetros del centro. Su cama: una individual en el pabellón de
solteros. Con un patio para coches y para niños.
"Había estado
antes dos meses en el puesto de Massamagrell en Valencia, y lo que aprendió
allí fue a salir, relacionarse con la gente, ir a presentarse al
alcalde...". Y en su Alsasua soñada pretendió lo mismo.
Acudió a los colegios
de la zona ofreciéndose a explicar a los niños los peligros de internet. No
quisieron, cuenta el padre. Organizó una jornada de puertas
abiertas en el cuartel. Y empezó a salir con una chica del pueblo, María José,
una estudiante de 19 años cuyos padres, nacidos en Ecuador, se han integrado
bien en Alsasua. La madre sirve cafés y comidas tras la barra del Hogar de
Jubilados. El padre, que en las últimas elecciones municipales fue el número
dos de la lista de UPN -no salió elegido-, trabaja en "los vagones":
la empresa de fabricación de autobuses Sunsundegi, que da de comer a muchos.
Cuando estaba a punto
de cumplir un año en el cuartel, Óscar se propuso celebrar la Fiesta
de la Virgen del Pilar. No entre el hormigón del cuartel, sino en el
pueblo. "Si se hace en toda España, ¿por qué aquí no?", preguntó a
sus compañeros.
Incluso envió
tarjetas. La Guardia Civil de Alsasua tiene el honor de invitarle... Los
problemas empezaron ya de madrugada.
Ese miércoles
12 de octubre el convento de los Capuchinos, donde iba a oficiarse la
misa, despertó con la puerta marrón rojizo pintada con mayúsculas amarillas:"Alde
hemendik". El propio teniente las borró como pudo esa misma mañana.
(Aún hoy se advierten las huellas).
Pero la fiesta se
mantuvo. Un coche de la Guardia Civil coronado por la Virgen
del Pilar, patrona del Cuerpo, y una bandera de España, encabezó la
procesión. Detrás, una veintena de guardia civiles desfilando, de tres en tres.
Al fondo, una comitiva de mujeres e hijos de los agentes. Así, caminando bajo
el agua a las afueras del pueblo, llegaron hasta el convento. Unas 80
personas, entre agentes, familiares y vecinos, asistieron a la misa. Hasta
cantó un pequeño coro. Tras tomar, como marca la tradición, el vino de honor,
unos ocho veinteañeros, con la mirada de odio que tuvieron sus padres, se
colocaron enfrente. De nuevo, los insultos de siempre.
Su padre: "No se
lo perdonaron".
La noche en el bar Koxka
Ese mismo viernes por la
noche era víspera de ferias, cuando Alsasua vuelve a sus
orígenes más rurales con una antigua feria de ganado. Degustación de carne de
potro, queso, setas y vino, exposición micológica, concurso de txistorra,
dantzaris. Óscar decidió que esa noche saldría de fiesta con su novia María
José y con Álvaro y Pilar, un sargento del cuartel y su mujer llegados apenas
15 días antes de Córdoba.
Hoy el teniente -una
fractura de tobillo, la pierna en alto, el labio partido cosido con puntos, más
de un mes de baja- quizá se pensaría dos veces la decisión que tomó
aquella noche. Los guardias civiles consultados por Crónica coinciden:
un agente tiene, con la ley en la mano, todo el derecho del mundo a ir un bar.
"Pero yo, personalmente, nunca lo haría en Alsasua", relata un
andaluz destinado en la zona. "Aquí hay una máxima: si se creen en mayoría
y creen que pueden, o te increpan o van a por ti".
Los hechos, según los
informes de la Guardia Civil y de la Policía Foral (a
las órdenes de la consejera de Interior del Gobierno de Navarra, de Bildu) y
según las declaraciones de las dos mujeres, ocurrieron de la siguiente manera.
A las dos y media de
la madrugada, los cuatro entraron en el bar Koxka, en el casco
antiguo del pueblo, enfrente de un local de reunión habitual para el entorno
abertzale. Los cuatro pasaron allí un par de horas y, al margen de algunas
malas miradas, bebieron tranquilamente sus copas. Hasta que un chico
vestido de negro se les acercó en actitud desafiante. Se le unieron otros,
que empezaron a empujar al grupo. María José les rogó que los dejaran en paz.
Óscar también. No estoy de servicio, les dijo. Tenemos derecho a estar aquí. No
sirvió de nada. Comenzaron a golpearlos.
-¡Hijos de puta pikoletos!
Esto os pasa por venir aquí.
Las cosas que les
decían "daban miedo", ha contado Pilar. Les deseaban la
muerte mientras les propinaban una paliza. En el bar empezaron "al
menos 25 personas", según las víctimas. Los sacaron a la calle, donde se
unieron otras 20. Las jóvenes intentaron evitar los golpes a sus parejas,
pero sólo lograron recibirlos ellas. "Estábamos con 60 brazos encima,
pegándonos, empujándonos, dándonos patadas... Fue horrible", ha relatado María
José.
("Sigo esperando
el apoyo de las feministas de la zona", clamaría después a través de
Twitter).
Con Óscar se cebaron. Lo patearon sin piedad en el suelo.
Nadie los auxilió; los
que fueron apareciendo "aplaudían". No todos eran veinteañeros.
La chica reconoció a un hombre de unos 30 años que golpeaba a su novio con
fuerza. Acudió en su ayuda la Policía Foral no porque un
testigo los llamara: lo hicieron las víctimas. Cuando los agentes llegaron, se
encontraron a unas 50 personas, puño en alto y actitud agresiva, según uno de
los forales que intervino.
A Óscar lo vieron
"aturdido", "con la boca ensangrentada, magulladuras en los
antebrazos y huellas de zapatos por toda la camisa", según el informe
de la Policía Foral. Se lo llevaron al hospital. Pero allí, en el casco
viejo de Alsasua, la tensión continuó. También los policías fueron
zarandeados e insultados. Como pudieron detuvieron a un chico, Jokin, y lo
metieron en un furgón. Pero un segundo joven lo sacó del coche policial. Poco
después una llamada identificó a ese segundo chico. Se llamaba Aritz y
la policía también lo detuvo. Pese a los intentos de los agentes forales, nadie
quiso hablar allí.
El entorno abertzale
le ha dado la vuelta a la agresión. Dice que el teniente y el sargento iban
borrachos y "provocando". Que aquello no fue más que una
trifulca de bar. La diferencia de fuerzas y la motivación política de las
patadas empañan esa versión. La investigación judicial está en marcha.
"Lo ocurrido en Alsasua demuestra
que, en determinados ambientes, bajo una fachada de normalidad democrática, se
ha mantenido latente el caldo de cultivo que nutrió de significado al odio y la
violencia: la tergiversación del pasado, la deshumanización de las Fuerzas de
Seguridad del Estado...". Habla el historiadorGaizka Fernández
Soldevilla, experto en ETA e integrante del Centro Memorial de las Víctimas
del Terrorismo que ha echado a andar en Vitoria. "ETA no mata, pero los
cimientos intelectuales del terrorismo siguen casi intactos".
ETA ya no mata, pero. Un guardia civil de la zona empieza igual. "ETA ya no mata, pero
el ambiente es el mismo. Eso no ha cambiado en Alsasua".
"Hay que
comprenderlo", dice un ex concejal constitucionalista.
"Alsasua es otro mundo".
"Ya saben quién eres"
El pueblo, de poco
más de 7.000 habitantes, digiere estos días una exposición mediática que le
ha superado. Televisiones grabando, periodistas preguntando.Crónica acude
a esta villa situada en el triángulo entre Vitoria, San Sebastián y Pamplona
cuando la marabunta se ha marchado, y se encuentra con la encarnación de ese
pueblo sin nombre que Fernando Aramburu describe en Patria,
su novela total sobre el terrorismo vasco. El infierno del pueblo
pequeño donde todos se conocen. El silencio, pesado, sólo se rompe por
teléfono. "Prefiero hablar así. Si te han visto por el pueblo ya
saben quién eres y no quiero que me vean contigo", le dicen a la
periodista, más o menos con las mismas palabras, hasta cinco personas.
"Tú mañana te
marchas, pero yo me quedo aquí".
Antes de ser un pueblo
de lunas rotas, cajeros quemados, coches bomba y pintadas en las puertas de los
concejales y de las mujeres de los guardias civiles, Alsasua era una
villa dedicada al ganado. En la primera contienda carlista dio nombre a una
batalla, de la que el general Tomás de Zumalacárregui resultó
victorioso. En laGuerra Civil, fue ocupada por los golpistas, sobre
todo requetés vecinos, también navarros. Ya en la década de los 50 el
desarrollo industrial sonrió a Alsasua. Muchos extremeños se
establecieron allí huyendo de campos que ya no daban dinero. Y la población se
duplicó.
Políticamente, como
ocurrió en muchas localidades vascas y navarras, con los años el carlismo
derivó en nacionalismo radical. El primer alcalde democrático, en
1979, fue un parlamentario abertzale. Dos años antes ya había nacido en Alsasua
el grupo político que más daño haría durante las próximas décadas: Herri
Batasuna.
La formó un
conglomerado de siglas que querían asegurar su supervivencia en plena
Transición y para ello fueron en busca del amparo de ETA Militar,
"la única fuente disponible de capital simbólico, popularidad y
dinero", según cuentaFernández Soldevilla en Héroes,
heterodoxos y traidores. El embrión de HB se llamó Mesa
de Alsasua y celebró allí su primera reunión el 24 de octubre
de 1977. En la primavera siguiente esta "mesa" se convirtió en
coalición electoral. Y prontoETA se hizo con su control. Los más intransigentes
le dieron la mano, los pragmáticos fueron defenestrados y la banda convirtió a Herri
Batasuna (unidad popular) en una pura "pantalla electoral".
El resto de la historia es conocida.
En todos estos años,
en el micromundo de Alsasua, la Guardia Civil ha
sido objetivo número uno. Guardia civil era el salmantino Sebastián
Arroyo González, un agente retirado de 53 años que trabajaba desde hacía 10
en una empresa de fabricación de guantes cuando el 8 de enero de 1980 fue
ametrallado en su coche. Su viuda y sus cuatro hijos huyeron a Salamanca.
Después llegaría otra treintena de ataques a la Benemérita. En la madrugada
de Nochebuena de 1988, ETA colocó un lanzagranadas en la ladera del monte
Ameztia. No se conformó con eso y sembró los alrededores del cuartel con
bombas trampa. Pudieron morir decenas de niños. Inspeccionando, el cabo primero José
Aguilar García perdió la pierna derecha tras pisar una fiambrera con
explosivos. Tenía 26 años y el equipaje preparado para irse de vacaciones: se
casaba 15 días después.
En los 90 los cócteles molotov contra
el cuartel fueron constantes. Además de los insultos por la calle, la negativa
a atenderlos en algunos bares, las pintadas. Un agente que llegó por entonces
tragó saliva con esta bienvenida: un espantapájaros con tricornio, ahorcado.
En 2010, a un
año de que ETA dijera adiós al asesinato, un grupo de jóvenes del pueblo
inventó el Ospa Eguna, una jornada anual para decirle a la Guardia
Civil "que se vaya", en una mezcla entre protesta, alcohol y
actividades para los niños. La estampa: gente muy joven representando una
parodia de la monarquía con Juan Carlos I y guardias civiles como dirigentes
nazis; bailando alrededor del fuego mientras patean a guardias civiles de
cartón, lanzados después a las llamas.
Los detenidos
ETA ya no mata. No. "Pero
la gente", reconoce a media voz una ex concejala, "sigue con
miedo". Esta semana, ese miedo callado ha vuelto a asomar con
fuerza. Un vecino bien informado afirma que "los de siempre" han ido
amenazando a quienes estaban esa noche en las cercanías del bar Koxka.
"Si hablas, ya
sabes". "Ten cuidado con lo que dices". "Aquí nadie
ha visto nada".
Al cierre de esta
edición suena el bisbiseo de que habrá nuevas detenciones porque la Policía
Foral sólo ha arrestado (y dejado en libertad condicional con cargos por
lesiones y atentado a la autoridad) a Jokin y a Aritz, cuando la Guardia
Civil tiene identificados a más de 20.
A Jokin
Unamuno Goikoetxea fuentes policiales lo sitúan como uno de los
cabecillas del Ospa Eguna. Unamuno tiene poco más de 20 años y ha
estudiado FP de Mecatrónica Industrial. Su familia es conocida. Su tía
política, ex alcaldesa conEuskal Herritarrok. Su primo ha dado la cara
por él denunciando el "montaje policial". Son herederos de Piensos
Unamuno, fundado por su abuelo; una empresa a la que le compran el pienso
todos los ganaderos de la zona.
El otro detenido
también nació en democracia y también con apellido ilustre: Aritz
Urdangarin Cano. Le llaman Garin. Sus padres han tenido dos bares en
el pueblo. "Ése no lo ha mamado en casa", asegura un conocido, y su
explicación sobre este chico metido en problemas suena como suena Patria:
"Aquí, si eres joven, no hay otro ambiente. El gaztetxe [sede
de ocio juvenil y evangelización abertzale], la fiesta... Todo está
politizado. Si no vas, te hacen el vacío. Si no quieres eso, tienes que
marcharte del pueblo".
El teniente no
pretende hacerlo. Óscar ya ha avisado a los suyos de que va a
quedarse en Alsasua. Y, desde lo alto del cuartel, seguir soñando.
6 comentarios:
Dejando muy claro que estoy completamente en contra de la violencia, de ETA... me parece muy muy raro que 50 o 60 personas con el agravante de odio, solo produzcan un tobillo roto y un labio partido a uno y contusiones a los otros 3 que se van a casa con ibuprofeno. No se lo que pasó esa noche, pero la versión oficial no cuadra mucho.
Lo que digo en la entrada de Covite: "Son malos, pero no tontos". Te imaginas que se les va la mano (o la patada) y muere uno de los cuatro? Un linchamiento mortal en Navarra por un grupo afín a Bildu y que apoya al Gobierno de Navarra. Espera a las próximas elecciones.
La versión oficial es la única creíble. La otra, la de Ospa Mugimendua no se la cren ni ellos: borrachos, empujando, amenazando, te voy a meter dos tiros entre las cejas... Iban desarmados! 50 contra 4 y estos en plan gallito.
Jon, si estás en contra de ETA y de sus métodos... Ni lo dudes.
Como has visto, he pedido imágenes. "Si esas imágenes no han salido a la luz es porque no les convienen a los que hablan de trifulca, pelea de bar, montaje policial...Y si nadie se ha atrevido a hacerlas públicas, es porque impera la "ley del silencio", al más puro estilo de la mafia."
Blanco y en botella
He sido camarero en una bar de noche y he visto muuuchas peleas, mas de las que me hubiese gustado ver, y podrás decir lo que quieras, pero si te pillan 50 tíos con odio, a nada que cada uno de un golpe, no acabas con un tobillo roto (algo muy raro en una pelea) y un labio partido y los otros 3 solo con contusiones en los que se van a casa con unas pastillas.
No sé si la otra versión es verdad o no, pero que Guardia civil, Policía Foral, Fiscalía y Audiencia Nacional no puedan conseguir esas imágenes también es poco creíble.
Esperaré a pronunciarme cuando acabe la investigación y sepamos de verdad que ha pasado.
Cabe perfectamente lo que se llama autoría adhesiva o sucesiva en la que varias personas se van sumando a la acción comenzada por otros sin necesidad de un concierto previo.
Eso significa que no es necesario que varios parroquianos en número de 50 o los que sean pero en todo caso numerosos que agredan todos en masa sino que secundan a quien provoca,da gritos y comienza la acción sumándose a ella.En cuanto si solo un tobillo roto y contusiones no indica que el que sufriera la agresión no padeciera contusiones y desde luego yo no dudo que existió agresión de muchos y que es necesario distinguir el que sufre fractura que necesita un mínimo de tratamiento inicial para reducir aquella y las contusiones que pueden necesitar una primera asistencia y derivar a domicilio para su tratamiento. Ademas la fractura de un tobillo y contusiones no invalida el testimonio de las cuatro personas dos de ellas guardia civiles que sufrieron una agresion por sujetos amparados y formando parte de una masa. Por cierto un golpe o patada en tobillo puede causar fractura .A su tiempo conoceremos también los partes médicos y la sanidad forense.Mientras se quiera o no se trata de un delito de atentado ,lesiones y las que califique el fiscal de AN en su momento.¿ Y las imágenes? Estoy con la explicación del Sr. Mendiburu porqué en ciertos localidades todavia impera la "omerta" mafiosa al estilo de lo que Sciascia describió en su El día de la lechuza y aún peor.
Lo que no entiendo es porque se da por buena la versión de una parte sin escuchar a la otra parte solo por el mero hecho de que sean guardias civiles. Con ello no quiero decir que mientan, pero tanto los medios de comunicación como este blog, se saltan la presunción de inocencia por el arco del triunfo.
Es más, se menosprecia la otra versión sólo por quien la da a conocer. Quizás es que los otros medios no han querido darla a conocer.
Vuelvo a repetir que no sé lo que pasó esa noche, y dudo que al final se sepa toda la verdad, pero me molesta que se denuncie como acto terrorista con solo una versión de los hechos y se pida que todo el mundo condene ese acto contra la guardia civil sin saber exactamente lo que pasó y como pasó.
Por cierto, un tobillo roto también puede ser por una mala pisada, que también es una posibilidad. De ahí a llamar "brutal paliza de 50 personas" o como he leído por ahí que eran proetarras expertos en artes marciales, me parece exagerado mire por donde se mire.
Un saludo
INSURRECTO dice:
Las versiones, en un lugar tan polarizado como Alsasua, no me tengo que fiar de ellas, lo que si es evidente, se desmiente la constante, abusiva y excesiva presencia de GC, teniendo en cuenta que tuvo que llegar la Foral y encima los agresores pudieron liberar a uno de los suyos del coche policial. Una presencia masiva, excesiva de fuerzas de ocupación como denuncian ciertos grupos, habían localizado la agresión y concluido al momento.
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