Fernando Aramburu, autor de "Patria" |
"Patria" es, sin duda, el libro que todos debemos leer.
Pero no de modo individual. Es el libro que debemos regalar al amigo con el que
solemos discutir del "tema": el drama que estamos viviendo desde que
unos decidieron que "la lucha armada" (asesinar al vecino) era el camino, el único camino, para lograr
la independencia.
Allí está todo: el mundo
de la "lucha armada" y el encarcelamiento de sus héroes, la hipócrita y cruel
ocultación de sus víctimas, la constitución de una mentalidad de “pueblo
elegido” y perseguido, el bochornoso papel de la Iglesia católica y sus imanes
parroquiales, la diaria y sistemática práctica de división de una comunidad en
buenos y malos.
Derrotados policialmente, no lo están ni
política ni socialmente.
El drama de una sociedad moralmente
podrida, dividida hasta en lo más elemental (léase, pelea, trifulca o agresión
salvaje a dos varones por ser guardiaciviles y a dos mujeres por ser novias de
guardias). Ese drama continúa.
CRÍTICA
J. L. Martín Nogales
Contra
el olvido
J. L. Martín Nogales |
Patria
narra
la vida de dos familias unidas por una misma historia. Las mujeres, Miren y
Bittori, habían sido más que amigas: como hermanas. Los hombres, pareja de mus
en la taberna y compañeros en la misma sociedad gastronómica. Se casaron el
mismo año y se invitaron mutuamente a las bodas. Hasta que uno de ellos, el
Txato, que tenía una pequeña empresa de transportes, sufrió el impuesto
revolucionario, luego el acoso del pueblo, las pintadas, el vacío de todos. El día
que lo asesinaron llovía. Lo enterraron en San Sebastián, aunque más que
enterrarlo, parecía que lo estaban escondiendo (pág. 32).
Desde
estos sucesos, la novela va desvelando el tejido social que explica cómo se
pudo llegar a esa situación. Las hijas de ambos matrimonios eran amigas de
cuadrilla; sus hijos, compañeros de infancia; pero sus vidas y la convivencia en
el pueblo se vio marcada por la violencia.
La
mirada del narrador sobre estos personajes transmite una profunda humanidad.
Los sucesos en los que se ven envueltos están teñidos de drama, pero el lenguaje
los humaniza, los impregna de comprensión, de humor a veces. Y la tragedia
social no desplaza la atención de los dramas personales a los que se enfrentan
los protagonistas: la soledad de Xabier, la enfermedad de Arantxa, el cáncer de
Bittori, la esterilidad de Nerea, el aborto, el desamor, los matrimonios rotos.
El
libro se lee con una gran fluidez, tanta que cuesta dejar la lectura y salir de
sus páginas. Está compuesto por 125 secuencias cortas, de apenas cinco páginas cada
una, que constituyen en cada caso un pequeño relato. Sugerente e impactante.
Aramburu consigue transmitir la historia profunda de un personaje a través de
un gesto; reflejar el retrato de una sociedad mediante una anécdota; plasmar la
historia colectiva y la vida individual sintetizadas en un detalle.
El
mayor acierto de esta novela es el tono narrativo, el punto de vista del
relato, que se desplaza con naturalidad de la tercera a la primera persona,
para escuchar directamente en la lectura la voz de cada uno de los personajes. Los
diálogos son un ejemplo de conversaciones sobrias, que expresan de forma
certera los sentimientos y el carácter de cada uno. Y esa naturalidad con que
se recrea el lenguaje coloquial dota al libro de veracidad literaria.
Patria
muestra
de qué manera la literatura puede hablar de la realidad y de la historia
reciente. Su mérito es haber acertado a reflejar con nitidez el ambiente de un
período complejo: construir un puzle en el que están representados todos los
retos a los que se ha tenido que enfrentar la sociedad contemporánea. Pasado el
tiempo, esta novela seguirá siendo una referencia imprescindible para conocer
el ambiente social de unas décadas dolorosas. Está escrita sin patetismo. No se
inclina hacia el melodrama ni gesticula ante la tragedia. No tiene demagogia,
ni adoctrinamiento ni moralina. “Algún día, no muy lejano, pocos recordarán lo
que pasó”, se lamenta uno de los personajes (pág. 555).
Este libro está escrito contra ese olvido.
No creo que vaya a chafarle a nadie la lectura de ‘Patria’ si desvelo que cuenta la historia de dos familias amigas encabezadas por personajes de destino opuesto. Uno, el Txato, emprendedor con éxito; el otro, Joxian, apocado y pusilánime. Ambos cultivan durante años una estrecha amistad que se extiende a sus grupos familiares, pero que queda violentamente rota cuando un hijo de Joxian, Joxe Mari, enrolado en ETA, asesina al Txato por no ceder al chantaje de la banda y negarse a pagar el ‘impuesto revolucionario’. Hechos y personajes son imaginados, pero sabemos de tantos dramas similares acaecidos en las décadas oscuras que todo en la novela nos resulta no solo probable sino tristemente real, conocido y presente.
Una hábil construcción narrativa le ha permitido a Aramburu crear un universo tupido de afectos y odios, de miedos y rencores, que refleja a la perfección el clima de una época. El novelista ya había explorado este territorio en los relatos breves de ‘Los peces de la amargura’ y más tarde en la novela ‘Los años lentos’, dos impecables intentos de ganar esa «batalla literaria a ETA» que considera aún pendiente. Esta vez el intento es más ambicioso, y no solo por la notable dimensión de ‘Patria’ sino por la madurez que demuestra tanto en la mirada que arroja sobre víctimas y verdugos como en la forma de llevarlos a la ficción. A base de capítulos cortos donde se desarrollan escenas cotidianas van creciendo poco a poco las voces de hombres y mujeres que en la simplicidad de sus diálogos nos van mostrando el espanto de unas vidas arruinadas o envilecidas por la barbarie. Como les pasó a miles y miles. Hay dos maneras de luchar contra el olvido: una, contando lo que nunca se supo y con el transcurso del tiempo empieza a ser desvelado; otra, mostrando lo que ya se sabía pero interesa silenciar, borrar o mixtificar. La segunda es la más difícil, porque hay fuerzas e inercias colectivas que se le oponen. Si algo tenemos que agradecer los lectores a Fernando Aramburu es que haya optado por esta, la incómoda, la certera
Este libro está escrito contra ese olvido.
LA VENTANA José María Romera
PATRIA
José María Romera |
Una hábil construcción narrativa le ha permitido a Aramburu crear un universo tupido de afectos y odios, de miedos y rencores, que refleja a la perfección el clima de una época. El novelista ya había explorado este territorio en los relatos breves de ‘Los peces de la amargura’ y más tarde en la novela ‘Los años lentos’, dos impecables intentos de ganar esa «batalla literaria a ETA» que considera aún pendiente. Esta vez el intento es más ambicioso, y no solo por la notable dimensión de ‘Patria’ sino por la madurez que demuestra tanto en la mirada que arroja sobre víctimas y verdugos como en la forma de llevarlos a la ficción. A base de capítulos cortos donde se desarrollan escenas cotidianas van creciendo poco a poco las voces de hombres y mujeres que en la simplicidad de sus diálogos nos van mostrando el espanto de unas vidas arruinadas o envilecidas por la barbarie. Como les pasó a miles y miles. Hay dos maneras de luchar contra el olvido: una, contando lo que nunca se supo y con el transcurso del tiempo empieza a ser desvelado; otra, mostrando lo que ya se sabía pero interesa silenciar, borrar o mixtificar. La segunda es la más difícil, porque hay fuerzas e inercias colectivas que se le oponen. Si algo tenemos que agradecer los lectores a Fernando Aramburu es que haya optado por esta, la incómoda, la certera
Autor: Fernando Aramburu Título: Patria Editorial: Tusquets, 2016 Páginas: 646. Precio: 22,90 euros Fernando Aramburu Nació en San Sebastián en 1959. Ha publicado, entre otras, las novelas Fuegos con limón, Los ojos vacíos, El trompetista del Utopía, Bami sin sombra y Años lentos, premio Tusquets de Novela en 2012. Es autor de tres volúmenes de relatos: No ser no duele, El vigilante del fiordo y Los peces de la amargura, que obtuvo los premios Mario Vargas Llosa NH de Relatos, Dulce Chacón y de la Real Academia. En otros libros ha tratado temas literarios desde diferentes perspectivas: Ávidas pretensiones, premio Biblioteca Breve, y Las letras entornadas. Patria enlaza con los temas literarios que Aramburu comenzó a tratar en Los peces de la amargura y en Años lentos.
1 comentario:
Muy oportuna la entrada y muy interesantes y certeros los resúmenes y críticas que aportas. Yo ya lo he leído y recomendado y no tengo mucho más que añadir solo esperar que sea un éxito literario y de ventas (aunque ésta sociedad creo que no está preparada aun para asumir éstas verdades)
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