Perinatal de 7 meses. Siglo II a.C. Hallado en la Sala de Arqueología |
Esta entrada es continuación de:
Occidens, experiencia únicaDesde niño había oído
que Pamplona había sido fundada por el general Pompeyo (de quien le viene el
nombre actual), pero que antes de la llegada de los romanos ya existía un
poblado vascón, como dice la página del Ayuntamiento:
"Rodeada de
montañas, la llanura de la cuenca de Pamplona ha favorecido siempre el
asentamiento del hombre. En las terrazas del río Arga se han localizado
herramientas de piedra que nos remontan unos 75.000 años atrás. Hacia
el primer milenio a. C. ya existe un primer poblado de vascones bajo la ciudad
actual.
El general romano Cneo Pompeyo Magno llegó en al año 75 (mejor, 72) a. C. y fundó la ciudad
según el modelo urbanístico romano. Le dio su nombre, Pompaelo (mejor, Pompelo), y acentuó su
función de enlace estratégico entre la península y Europa".
Nota: no hay ninguna prueba de que los vascones hablaran euskera ni de que el nombre del poblado fuera Iruña. Sí hay documentación, en cambio, de una ceca llamada Bengoda.
¿Pero -aparte de la
tradición oral y escrita- teníamos algún resto, alguna prueba material de ese poblado vascón? Ninguna.
Es en la Sala de
Arqueología de Occidens donde muy recientemente -en la intervención de 2012- se
han identificado por vez primera restos de las estructuras del originario
poblado vascón (VI-I a.C.).
Vamos a seguir en esta
investigación sobre nuestro pasado prerromano a María García-Barberena,
arqueóloga de Gabinete Trama e
integrante del equipo Occidens.
Aunque todavía no he tenido el gusto de
saludarla personalmente, sí que la conozco porque la grabé en la Misa de la
Escalera del dos de febrero de 2016 (desde entonces somos amigos de Facebook) y
también por el humillante desplante que le hizo Asirón a principios de ese año .
Estoy convencido de que, de la
mano de María, vamos a conseguir una información rigurosa.
En amarillo, el Conjunto de la Catedral; en naranja, límites del poblado vascón |
El primer núcleo urbano que existió antes
de que fuera fundada Pamplona data de principios de la Edad de Hierro, hacia el
siglo VII a.C. Los restos encontrados son los siguientes:
- restos estructurales de una vivienda
- un espacio de tránsito, correspondiente a lo que
hoy llamamos calle
- materiales de producción local y de importación
- y un enterramiento infantil
Campanilla y moneda |
- De este poblado, en la excavación, se ha
localizado un espacio empedrado que corresponde a una zona de tránsito o calle
que supone la prueba más antigua de una incipiente trama urbana. Se supone que
-como el resto de poblados de la Edad de Hierro, esa trama no sería ortogonal,
perpendicular, formando las casas ángulos rectos (como el 2º Ensanche), sino
que se adaptaba al terreno
- Cerámica a mano, de tradición
celtibérica; cerámica campaniense de importación; ánforas de importación; una
moneda –as- de Segóbriga… atestiguan que nuestra ciudad, ya desde el
siglo II a.C., comerciaba con la península y el mediterráneo
- Para el enterramiento infantil abrimos
un nuevo apartado
A partir del cambio de era, con el
desarrollo de la ciudad romana, el poblado vascón desaparecerá bajo
nivelaciones que acondicionarán este espacio para asentar nuevas estructuras de
carácter plenamente romano, como las casas con pavimentos decorados hallados en
el jardín del arcedianato
Como dice María, en escasas ocasiones los hallazgos
arqueológicos nos permiten ir un poco más allá y traspasar el
conocimiento de la vida cotidiana, para conocer sus sensibilidades y creencias.
Uno de estos excepcionales hallazgos se encuentra en la sala de arqueología de
Occidens.
Habíamos dicho que estaban documentados hoyos para alojar los postes de una casa. Pues bien, junto a dos de esos hoyos de poste se
ha excavado un enterramiento infantil, del siglo II a.C.
Se trata de un perinatal (lo inmediatamente anterior o posterior al parto), de
aproximadamente siete meses de gestación, que murió durante el parto o muy poco
después de que este se produjera.
Durante la Edad del Hierro se practicaba el
ritual funerario de la incineración (incinerare, reducir a cenizas), enterrando después las cenizas del difunto
dentro de una urna. Sin embargo, cuando se trataba de enterramientos
infantiles, normalmente de individuos muy jóvenes, de pocos meses de vida, la
costumbre era enterrarlos mediante el rito de la inhumación o enterramiento (humus: "tierra"), dentro de las
casas, próximos al hogar (hoguera, fuego).
Libro de fuegos |
Recordemos que la palabra hogar proviene del latín focus (fuego). De hecho, en los censos de hace años (Libros de Fuegos) era habitual decir que en tal pueblo había 30 fuegos, entendidos como viviendas, hogares, familias.
El origen de esta costumbre parece responder a
razones espirituales y sentimentales. En muchas culturas el fuego del hogar (bonita redundancia, como "la cuesta Aldapa" o "el Valle de Arán") simbolizaba la vida colectiva del clan o
familia; por ello se enterraba a los niños próximos al mismo, para que de
alguna forma participasen de la unidad familiar y también la preservasen.
De lo
que no cabe duda es que estas creencias se sustentaban en el fuerte vínculo
afectivo que se tenía con los recién nacidos, y en la intensidad emocional con
que se sentía la pérdida de los más pequeños.
Así pues, el hallazgo de este enterramiento nos permite inferir que ese niño (¿o niña?) fue querido
4. Dos preguntas para María
- ¿Los límites del poblado vascón (ver 3ª imagen) son mera hipótesis o están basados en la gran cantidad de intervenciones realizadas en el Casco Viejo de Pamplona?
- Si la mayoría de los hallazgos en el poblado vascón son de importación, ¿hay algo que sea específico y caracterice a la cultura vascona, concretamente de Iruña?
Actualización 15:00h: acaba de entrar este magnífico comentario de María, que corrige y matiza algunas afirmaciones que aquí se recogen (extraídas de la información que aporta la exposición de Occidens), y responde a las dos preguntas que le formulo. Merece la pena que estudiemos este comentario de María porque nos puede poner al día (casi, casi, a la hora) del estado de las investigaciones.
Muchíiiiisimas gracias por el tiempo que nos has dedicado y el conocimiento que nos aportas, García-Barberena, historiadora, arqueóloga, directora del Gabinete Trama, y ahora Concejal del Ayuntamiento de Pamplona.
5. "Soniando": una nana para una cuna vacía
Decía María que hay hallazgos que permiten ir un poco más allá de lo estrictamente científico e inferir creencias y sentimientos... o recuerdos. La muerte temprana de este niño vascón, que murió a 50 metros de la casa donde viví mi infancia, me ha recordado la que quizás sea la canción más triste del mundo, dedicada por una madre a la niña que perdió. Va para ti y para tu madre.
4. Dos preguntas para María
- ¿Los límites del poblado vascón (ver 3ª imagen) son mera hipótesis o están basados en la gran cantidad de intervenciones realizadas en el Casco Viejo de Pamplona?
- Si la mayoría de los hallazgos en el poblado vascón son de importación, ¿hay algo que sea específico y caracterice a la cultura vascona, concretamente de Iruña?
Actualización 15:00h: acaba de entrar este magnífico comentario de María, que corrige y matiza algunas afirmaciones que aquí se recogen (extraídas de la información que aporta la exposición de Occidens), y responde a las dos preguntas que le formulo. Merece la pena que estudiemos este comentario de María porque nos puede poner al día (casi, casi, a la hora) del estado de las investigaciones.
Muchíiiiisimas gracias por el tiempo que nos has dedicado y el conocimiento que nos aportas, García-Barberena, historiadora, arqueóloga, directora del Gabinete Trama, y ahora Concejal del Ayuntamiento de Pamplona.
5. "Soniando": una nana para una cuna vacía
Decía María que hay hallazgos que permiten ir un poco más allá de lo estrictamente científico e inferir creencias y sentimientos... o recuerdos. La muerte temprana de este niño vascón, que murió a 50 metros de la casa donde viví mi infancia, me ha recordado la que quizás sea la canción más triste del mundo, dedicada por una madre a la niña que perdió. Va para ti y para tu madre.
1 comentario:
En primer lugar, Patxi, quisiera darte la enhorabuena por el blog y también por esta entrada. Antes de pasar a responder las dos preguntas que me lanzas, permíteme un par de matizaciones.
De forma previa a las excavaciones de la sala de arqueología de Occidens en 2012, ya se tenía constancia arqueológica de la existencia de un oppidum prerromano. Concretamente en 1972, Mezquíriz localizó materiales prerromanos en el Jardín del Arcedianato y en la plaza de San José. Más tarde, en las excavaciones de 1992, en el interior de la Catedral, localizó las primeras estructuras de este poblado, una serie de casas rectangulares, típicas de la II Edad del Hierro.
En 2009, en frente a la fachada del INAP, Gabiente TRAMA, localizó un foso que defendía un primer núcleo del poblado prerromano.
Precisamente la localización de este sistema defensivo nos ha permitido conocer mucho mejor la evolución espacial que tuvo el oppidum a lo largo del tiempo, y aquí comienzo con la primera respuesta.
Hacia el siglo VII a.C., en el Hierro Inicial, se funda sobre el cerro que hoy es la Navarrería, el viejo poblado de Iruña. Este poblado estaba defendido por el doble foso y un vallum (empalizada). Los fosos coinciden topográficamente con la curva de nivel 446 msnm; así suponemos que su desarrollo continuaría en torno a esta cota, lo que permite trazar de forma hipotética el perímetro de la defensa, otorgándole al poblado una superficie aproximada de 3,5 Ha, abarcando lo que hoy es la Plaza de San José y parte del conjunto Catedralicio.
A partir del Hierro Pleno, siguiendo el patrón general de la evolución del poblamiento en toda la Península Ibérica, el oppidum vascón experimentó una importante expansión urbana alcanzando 8 Ha de superficie. El motivo de esta fuerte ampliación estuvo ligado a movimientos de sinecismo, que provocaron la desaparición de algunos poblados de la etapa anterior, mientras que otros emergieron convertidos ya en verdaderas protociudades, o ciudades-estado, que concentraron a la población controlando un territorio más amplio. En el caso de Iruña, controlaría el territorio cerealista de la Cuenca de Pamplona y las vías de comunicación que la atravesaban. Ésta ampliación del recinto del oppidum se ha certificado gracias a la localización de materiales arqueológicos en diversos puntos de la Navarrería tanto en posición primaria como secundaría. Los materiales abarcan una cronología entre los siglos V y I a.C., sin solución de continuidad, lo que invita a pensar que también durante la etapa posterior, el Hierro Final, y hasta la romanización, el oppidum mantuvo estas dimensiones. El nuevo recinto utilizaría como límite la defensa natural que proporcionan los barrancos de Santo Domingo y Labrit, y posiblemente se excavara un nuevo foso en el área situada entre las cabeceras de los barrancos, la menos protegida, situada en el entorno de las actuales calles Merced y Dormitalería. En el ángulo SE del espolón rocoso, al exterior del nuevo foso excavado entre las calles Merced y Dormitalería, se identifica un área no urbanizada, un antecastro posiblemente dedicado al aprisco o estabulado de ganado, a juzgar por algunas evidencias localizadas en el área de Labrit y San Agustín, donde se conservaban restos de una pequeña cerca o empalizada, que parecía destinada a este fin.
Respecto a la segunda pregunta, no existe un fósil director propio de la cultura vascona que podamos diferenciar con claridad. La cerámica manufacturada es muy similar en toda la península ibérica, mientras que en las piezas torneadas lo que se localiza en estas latitudes es fundamentalmente cerámica de tradición celtibérica. Si te puedo contar como primicia, que estamos trabajando en identificar un tipo de cerámica, similar a la de cocina romana, pero con unas características propias y que podríamos llamar indígena, o mejor, vascona. Pero todavía nos queda camino en este tema.
Un último apunte, parece ya irreversible cambiar el nombre de Pompaelo a Pompelo, y también la fecha de su fundación del 75 al 72 a.C. pero eso es ya otra historia.
María García-Barberena
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