sábado, 16 de marzo de 2019

Niño de Elche, en Baluarte

El Niño d'ElChe, el Che y la dama delChe
XIII Festival Punto de Vista 
Niño de Elche protagonizó una ‘performance’ sugerente y emotiva 
‘Los aires llevan mentiras’ jugó con los sonidos y dejó al público sin palabras

La voz y la respiración, al límite                                                       EVA FERNÁNDEZ Pamplona
Desgarrador, experimental, sorpresivo...” eran algunos de los calificativos que el público que asistió ayer a la performance de Niño de Elche en Baluarte dejó caer tras la actuación este “multidisciplinar” e “inclasificable” artista, que protagonizó ayer la sección Dokbizia del Festival Punto de Vista. 
Niño de Elche, en la sala Muralla de Baluarte. CALLEJA
Poeta y cantaor flamenco, este ilicitano de 34 años dejó al público entre desconcertado y boquiabierto durante su interpretación en la sala Muralla de Los aires llevan mentiras. Una improvisación artística de cincuenta minutos, en los que se entregó sin límite al beatboxing, una forma de sonido vocal que se basa en la capacidad de producir ritmos de cualquier tipo, compases y sonidos musicales utilizando la propia boca, la nariz , los labios, la lengua y, por supuesto, la voz; y que impregnó de emoción el ambiente de la sala, cuyas paredes de piedra devolvían con nuevos significados los sonidos que emanaban de su garganta. 
Sonidos animales (aullidos, gemidos...), sonidos humanos (gritos, suspiros, lamentos, oraciones...), sonidos electrónicos, de motores, del más allá... Sonidos estridentes, sonidos silenciosos... De ritmos flamencos, de música árabe... Sonidos de la naturaleza (del viento, del mar...). Todos perfectamente entrelazados entre sí y surgiendo inagotables gracias al talento de su emisor. 
“Esta actuación me ha quitado la capacidad de hablar y de expresarme”, señalaba David, de 34 años. “Es una conexión intensa a nivel emocional, pero difícil de explicar”, apuntalaba su amigo Pello, de 39. 
Precisamente, bajo el lema La voz nunca miente, la sección Dokbizia de esta XIII edición del Punto de Vista reivindicaba la voz. Como “canal universal” y también como “instrumento propio”, con matices infinitos, texturas y tonos, que a veces contiene significado y otras propone nuevas formas de comunicación alejadas de la palabra. 

“Ha sido muy sugerente. ¿La voz miente?, ¿la voz no miente? Y si lo hace, ¿hasta dónde? Creo que la actuación del Niño de Elche ha sido totalmente experimental y acorde con la temática y con el público del festival. Sólo puedo decir que me ha encantado”, señalaba Clara, de 24 años. 
“El artista ha llevado la voz al límite, en un experimento vocal increíble. Tan pronto ha sido flamenco como gregoriano... Incluso más allá. Una sorpresa para todos. Lo habíamos escuchado, pero no en directo. Y no nos ha decepcionado”, admitía Nicolás, de 23. 
El Niño de Elche jugó al principio sólo con su propia voz, pero luego también usó el micrófono. Lo cogió, lo lamió, se lo metió en la boca, se lo sacó, lo acercó a su respiración y lo tiró. Eso fue como un disparo. Después, se le escuchó exhausto, entrecortado, jadeante, tartamudo y, por último, perdió su voz; se quedó mudo. 
“En ocasiones, me ha roto. Parecía que se le partían las cuerdas. Un curro físico, muy físico. Sugerente, emocionante. Fuera del repertorio habitual. No puedo decir más”, concluía Marta, de 47 años.
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Vosotros, no sé (seguro que también), pero yo me he quedado con las ganas de conocer mejor qué hace Niño de Elche. Muy especialmente os aconsejo que escuchéis de 7'38 al final:


Y en éste os recomiendo escuchar el Comienzo-presentación (muy simpático) y, tras los aplausos, pasar rápidamente al minuto 3'28 para admirar todas las acrobacias acústicas del ilicitano:

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