José Luis Mateo y Mila Eraso, ayer en la sede de AFAN, en Iturrama. FOTO CALLEJA |
La asociación de familiares de enfermos de Alzheimer de Navarra (AFAN) hizo ayer un llamamiento para captar más voluntarios dispuestos a dedicar dos horas semanales al acompañamiento, para dar un respiro a unas familias, sobrepasadas y muchas veces solas.
Sin duda, las dos horas más gratificantes para ti y las dos horas que más te van a agradecer
José Luis y Mila
“La veo aparecer los miércoles y se me abre el cielo”
Son las dos caras de una viviencia compartida.
Él, marido de una mujer que lleva 5 años con Alzheimer. “No se puede explicar lo que es esto, hay que vivirlo las 24 horas del día”.
Ella, la persona que lleva 3 de ellos, dedicando dos horas a la semana a la mujer de José Luis. Básicamente, a pasear con ella, porque “su obsesión es salir a la calle”, explica su marido.
Mila en la Meca, escuchando a Iñaki Lacunza y a la Pamplonesa en el primer concierto de 2016 |
Él se llama José Luis Mateo y ella, la voluntaria, Mila Eraso. Sus vidas se entrelazaron por mediación de AFAN y entre ellos se ha establecido un vínculo especial, alimentado con la empatía y la comprensión que a veces brilla por su ausencia en otros entornos próximos de los afectados.
“Los miércoles, cuando la veo aparecer, se me abre el cielo. Son dos horas a la semana que sé que tengo para mí, para tumbarme en el sofá, si quiero; porque el resto del tiempo no puedo. Me saben a poco”, confiesa José Luis.
Mila llegó al voluntariado después de una vivencia personal. Su madre pasó los últimos ocho años de su vida con una demencia y, nada más morir, decidió que toda esa experiencia acumulada en su cuidado podía aliviar el día a día de otras familias. “Nosotros no tuvimos ese apoyo. Mi madre estaba en una residencia y, al ser varios hermanos, nos turnábamos”, recuerda.
Mila resta importancia a su dedicación. “Son sólo dos horas a la semana, no cuesta nada”, asegura. José Luis le rebate. “Lo que hacéis no se paga con nada del mundo. Por muy pequeña que sea la ayuda, es inmensa”.
Intenta, como hizo con su madre, mantener la mente de esta señora “activa”. “Yo le hablo, le cuento. De escaparate en escaparate, le voy poniendo nombre a los que vemos. Todo el día con el modo escuela puesto”, ríe.
Para
José Luis no es solo un apoyo externo. “Qué va, me sirve de padre confesora, de
psicóloga”.
“Sí, me doy cuenta de que soy su desahogo”, corrobora Mila. Ella anima a todo
el mundo que quiera ayudar a implicarse. “Lo bueno de la asociación es que te
ofrece un abanico amplio de perfiles, y tú puedes elegir el que te haga sentir
más cómodo. Es cuestión de sensibilidad, de ponerte en la piel del enfermo y
transmitirlo. Aunque digan que no se enteran, ya lo que creo que se enteran”.
Responsables de la asociación AFAN y algunas de las voluntarias homenajeadas ayer. CALLEJA |
Voluntarias homenajeadas
Consuelo Munárriz,
Milagros Eraso, Mariví Pérez, Trinidad Jiménez, Yolanda Osés, Gloria Mantecón,
Mª Luisa Gil, Blanca Irañeta, Anaïs de María, Rosario Tellería, Charo Sayas,
Remedios Lizarraga, Adela Ruiz, Victoria López de Sabando, Mª Dolores
Goicoechea, Olivia Galparsoro, Cristina Rubio, Mª Luisa Vital, Isabel Irigoyen,
Marisa Aldasoro y Tere Zubelzu.
La asociación de
afectados por Alzheimer necesita voluntarios
AFAN homenajeó ayer a la
veintena de mujeres que dedican parte de su tiempo a “ofrecer un respiro a las
familias”
AINHOA PIUDO Pamplona
La asociación de
familiares de enfermos de Alzheimer de Navarra (AFAN) brindó ayer un homenaje a
la veintena de voluntarias con las que cuenta e hizo un llamamiento a que más
personas se sumen a este grupo que, con su implicación, mejora la calidad de
vida de los afectados y ofrece “un respiro” a unas familias “sobrepasadas y
muchas veces solas”.
“Necesitamos más voluntarios y de perfiles variados,
porque también el abanico de familias y afectados es muy variopinto”, explicó
ayer la presidenta de la entidad, Aurora Lozano, acompañada por las psicólogas
Ana Remírez de Ganuza y Aintzane Mariezcurrena.
Los interesados, que solamente
tienen que estar dispuestos a dedicar dos horas semanales al acompañamiento,
pueden contactar con la asociación en el teléfono 948275252.
“Hay que insistir
con los hombres. Lo hacen igual de bien y algunos enfermos varones conectan
mejor con ellos”.
Una labor silenciosa
La asociación agradeció
la “labor silenciosa” pero constante de las voluntarias, como Anaïs de María,
que lleva desde marzo acudiendo al domicilio de un enfermo de poco más de 50
años.
“Es muy agradecido. A mí me ha
servido para quitarme el miedo a una enfermedad que va a ser cada vez más
habitual”, recordaba. Hoy, más de 9.000 personas padecen una demencia en
Navarra, pero el progresivo envejecimiento de la población hace prever que las
cifras se disparen.
Aintzane
Mariezcurrena, coordinadora del grupo de voluntarias de Pamplona, pero también
familiar de afectado, recordó su propia vivencia. “Es una enfermedad que te
arrastra, te engulle las 24 horas del día cuando eres cuidadora. El soporte
social es muy necesario, pero las visitas son pocas porque es una enfermedad
que sigue generando miedo. Yo eché mucho de menos más compañía y por eso os doy
las gracias. Me parece fascinante que personas sin un vínculo familiar tengan
ese altruismo de regalar tiempo”, alabó.
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