jueves, 14 de diciembre de 2017

Adiós a Patxi González, fotógrafo


Fallece a los 83 años el fotógrafo Patxi González
Casado, padre de cinco hijos y abuelo de once nietos, una imagen suya ilustró el cartel de los Sanfermines en el año 1977
Diario de Navarra Sábado, 9 de diciembre de 2017, página 53
Patxi González Salvatierra, responsable del servicio fotográfico del Gobierno de Navarra y autor de la foto que ilustró el cartel de los Sanfermines en 1977, ha fallecido a los 83 años.
González nació en Morentín, Tierra Estella, en 1934. Su madre murió en el parto y su padre cuando él tenía cuatro años, así que vivió en el orfanato de la Diputación hasta los 22 años. Con 17 años compró su primera cámara de fotos. Casado, con cinco hijos y once nietos, González trabajó en el servicio fotográfico y de microfilm del Archivo de Navarra hasta su jubilación. Miembro de la Agrupación Fotográfica de Navarra, fotografió retablos de la mayoría de las iglesias de Navarra para la Institución Príncipe de Viana.
Apasionado de los Sanfermines, corrió los encierros y después pasó a fotografiarlos. Precisamente con una imagen del encierro entrando en el callejón de la plaza de toros firmó el cartel de las fiestas del año 1977. González donó a la ciudad una película con imágenes de los Sanfermines, hora y media que grabó durante tres años. También fue un apasionado de los gigantes.
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Patxi, canta para ti Iñaki Lacunza:
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Hace casi dos años, Pilar Fdez. Larrea entrevistaba a Patxi en Anónimos populares. Esa entrevista aparece en Diario de Navarra, el sábado, 2 de enero de 2016, en la página 28
Anónimos populares Calles y barrios
PATXI GONZÁLEZ SALVATIERRA
Su madre murió en su parto. Se crió en un orfanato. Casado, con 5 hijos y 11 nietos, le gusta oír jalear a los niños y hacer fotos, de su familia y de los Sanfermines, explica el autor de miles de imágenes de la fiesta. Una de ellas fue el cartel anunciador en 1977.

Patxi nunca dijo mamá
DNI: Patxi González Salvatierra nació el 29 de julio de 1934 en Morentin. Trabajó en el servicio fotográfico del Archivo de Navarra. Fotógrafo, casado, padre de cinco hijos y abuelo de once nietos.
LA FRASE: “He disfrutado mucho, me gusta hacer fotos y más fotos, de Sanfermines y de mi familia, sobre todo
PILAR FDEZ. LARREA Pamplona
A Patxi le gusta “hacer fotos y hacer fotos”. Responsable del servicio fotográfico de la Diputación durante años, él mismo ha captado miles de escenas, sobre todo de los Sanfermines y de su familia, su mujer, sus cinco hijos y once nietos. Ríe cómplice cuando los niños jalean.  A él le gusta, tanto y más, oírlos llamar a su madre. “Yo no he dicho mamá”, recrea una orfandad demasiado temprana. “Pero me emocionan más las alegrías que las tristezas”, amortigua apoyado en una mirada tan intensa como tranquila. Será porque cree en los Reyes Magos. “Ah, yo sí”. Sin titubeos.
Patxi González Salvatierra nació en Morentin, en Tierra Estella, en 1934. El pequeño de cuatro hermanos, su madre murió en su parto. Su padre, cuando contaba 4 años. “En los 40 la Diputación recogió a muchos niños huérfanos, fue una buena obra social”, considera Patxi. En el orfanato vivió hasta los 22 años, aunque con 15 ya trabajaba de botones en las oficinas de la Diputación. También jugaba al ajedrez, y a balonmano en el Anaita. No tiene malos recuerdos de aquellos años en los que incluso recibían la visita de los Reyes Magos. Con 17 años compró su primera cámara de fotos. El objetivo se convirtió en un amigo que aún hoy lo acompaña. 
Junto a la chimenea de Mendillorri.
Al fondo las "Casas del Parque"
En verano, Patxi pasaba las vacaciones en Muniáin de la Solana, donde vivía una hermana mayor. Le enamoró la hija de la tienda, la de 'Custodio Vicente Ultramarinos'. Cuatro años de novios pasaron antes de casarse en el Puy de Estella. Y de allí a Pamplona, a las casas de los funcionarios ('Casas del Parque'), donde oían el cuco y las ranas, cooperativa de viviendas hoy abrigada por las nuevas construcciones de Beloso, Erripagaña y Mendillorri. Todavía viven allí. “Y no lo cambiaríamos por nada”, resuelven cualquier duda de un edificio sin ascensor.
En el servicio fotográfico y de microfilm del Archivo de Navarra se empleó hasta su jubilación. “Cientos, miles, hasta un millón de micros”, libros de actas, documentos históricos, pasaron por sus manos cuando no había ordenadores. “He trabajado en mi afición”. Las tardes eran para la familia y para su objetivo. Integrado en la Agrupación Fotográfica de Navarra, participó en diversos concursos y colaboró en la organización de rallys, por ejemplo, en Anaitasuna. Fotografió retablos de la mayoría de las iglesias de Navarra para un trabajo de Príncipe de Viana. 
Y en Sanfermines lo dejaba todo con el fin de captar la fiesta, como un banquete sin empacho. “Corrí el encierro dos días antes de casarme”, sonríe en voz baja. En el cuarto de al lado cocina su mujer, Charo, que le acaricia la mano en cuanto lo tiene cerca. Y, bueno, como ya no corría, sacaba fotos. “Aquellas de cuando en el encierro solo te daba tiempo de disparar una vez”, apunta. Se ha colocado en varios tramos del vallado, los últimos en el balcón de Joaquín Lizarraga, en Estafeta, y ahora en la Plaza de Toros. “Es un gusanillo que... no sé, no me hace falta despertador”, resume en segundos su afición. Con una imagen del encierro entrando en el callejón de la plaza firmó el cartel de Sanfermines de 1977. Una réplica luce en su casa, junto a tantos cuadros, retratos y recuerdos. También de las figuras de los gigantes, su otra pasión sanferminera. “Me ha gustado mucho ir con mis hijos, y con mis nietos, y de paso llevaba la cámara”, agrupa instantáneas entre sus manos.
Recibiendo al Año Nuevo 2017
“No sé qué haré con tantas fotos, si las quieren mis hijos, pues ahí están, si no las entregaré al ayuntamiento”, reflexiona. Ya dio a la ciudad una película con imágenes de los Sanfermines, hora y media que grabó durante tres años. Pero aún tiene tiempo de pensarlo. Entretanto, llega la noche de Reyes. Tiene la cámara preparada, faltaría más. “Es la emoción del momento, de los hijos y de los nietos”, subraya lo mejor del día. Para él, pide un libro o unos guantes, tal vez. “Cosicas”, regresa a la sonrisa cómplice, a la de los niños que miran a los Reyes como solo ellos saben, como si tuvieran en frente esos tres contraluces del encierro. No son más que tres.
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Juan Frommknecht 
(Como veis en el enlace, Juan se adelantó en 24 horas a la prensa. El día 8, a las 10:27, publica su artículo)
Llora en soledad San Fermín en su capilla, mientras que la Dolorosa aprieta aún más sus enjutas manos. 
Está mojado y triste el pocico de San Saturnino y apagada la capilla de la Virgen del Camino. 
No despierta alegría la fachada del Ayuntamiento, ni se oye la campana María. 
["la Campana María nos mece en su abrazo al amanecer"]
Está desierta la Estafeta, pero con ese temido contraluz que sólo brilla para los elegidos. 
Dicen dos niños pequeños que han visto, en autobuses, a los gigantes abrazarse llorando, mientras Caravinagre y Patata meditaban, juntos y tristes, en un rincón. 
Hoy se les ha ido un amigo entrañable, humilde, bueno y grande. Hoy, (por el día 8), ha fallecido Pachi González, padre de nuestra compañera Carmen. El hombre que fotografió cada maravilla de nuestra tierra para la entonces Diputación Foral. El hombre que de la nada, llegó a lo más alto que puede llegar un ser humano: ser buena persona. 
Contraluz del Callejón, 1931  Luis García Gurbindo
Muchos habremos visto alguna vez alguna de sus maravillosas fotografías sin reparar en el autor. Sin ir más lejos, ese maravilloso abanico al entrar en la plaza de toros que fue cartel de San Fermín en 1977. Queda huérfana la esquina de Estafeta con Telefónica del mejor fotógrafo de encierros que por allí, y por otros sitios ha pasado. Queda huérfana Pamplona de un ser tan especial que, en vez de fotografiar instantes, retrataba el alma de cada momento. 
Y para su hija Carmen, compañera nuestra en este grupo, un pequeño mensaje. Llevas en tu alma y corazón lo mejor que llevaba tu padre en el suyo: la devoción por la familia, la lealtad y cariño a los amigos y ese amor insuperable hacia Pamplona que has vivido desde niña. 
Siempre recordaré, y será un honor para mí, que vimos pasar juntos tú y yo hace poco más de una semana a esos gigantes que tanto amaron tu padre y mi abuelo, en esa plaza del Ayuntamiento que tanto representaba para esos dos huerfanitos que fueron tu padre y el mío, en lo que iba a ser la última salida de nuestros gigantes en vida de Pachi, y como corristeis, al terminar su paso, a casa de tu padre...a enseñarle las fotografías. 
Hoy San Fermín lloraba en su capilla, los gigantes se abrazaban y un pamplonés inmenso subía al cielo. 
Mi pésame y homenaje Carmen. DEP.
[El autor de este blog se une al profundo sentimiento de Juan y le agradece la ayuda prestada para hacer esta entrada]

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