No he logrado saber quién es el autor de esta imagen (si alguien lo sabe, le agradeceré la información). Pero, gracias al NO-DO de 1959, he conseguido saber que es de ese año y algunas cosillas más.
La Puerta de San Lorenzo apunta hacia el sudoeste y vemos que los rayos del sol se cuelan en el interior del zaguán. No se trata pues de la Procesión, matinal, del 7 de julio (como erróneamente dice alguna página), sino del Riau Riau de la tarde del día 6.
Vemos, de izquierda a derecha, a los siguientes Cabezudos: Alcalde (luego aparece a su lado Concejal; ver en Face), Japonés, Abuela y Japonesa. En ese mismo orden los veremos en las imágenes del Noticiero. Los guardias, de la Policía Armada, mantienen un pasillo para que entre a Vísperas la Corporación presidida por el Alcalde Miguel Javier Urmeneta, como veremos en el NO-DO, que da continuidad y movimiento a este momento detenido en el tiempo.
La Puerta de San Lorenzo apunta hacia el sudoeste y vemos que los rayos del sol se cuelan en el interior del zaguán. No se trata pues de la Procesión, matinal, del 7 de julio (como erróneamente dice alguna página), sino del Riau Riau de la tarde del día 6.
Vemos, de izquierda a derecha, a los siguientes Cabezudos: Alcalde (luego aparece a su lado Concejal; ver en Face), Japonés, Abuela y Japonesa. En ese mismo orden los veremos en las imágenes del Noticiero. Los guardias, de la Policía Armada, mantienen un pasillo para que entre a Vísperas la Corporación presidida por el Alcalde Miguel Javier Urmeneta, como veremos en el NO-DO, que da continuidad y movimiento a este momento detenido en el tiempo.
Adiós a Hemingway
En
1959 Hemingway volvió a habitar la habitación 217 de La Perla. Eran sus últimos
Sanfermines.
Si
algo puede afirmarse del paso de Hemingway por Pamplona es que su actitud nunca
fue la del espectador distante; el insigne autor vivió profundamente la fiesta,
se sumergió en ella hasta el fondo, como correspondía a su temperamento
apasionado e intensamente vital.
Esta
vez lo hacía como premio Nobel por primera ocasión. La experiencia fue muy
diferente a ese 6 de julio de 1923, en el que por primera vez llegaba a
Pamplona. Ambas experiencias fueron gratificantes, pero muy distintas entre ellas,
como él mismo manifestó. Ese año de 1959 Hemingway
fue el rey de la fiesta, ya que todo el mundo quería estar con él; todos querían
sus autógrafos, y todos querían sus fotografías. Los cazadores de autógrafos no
le dejaron disfrutar. Las terrazas del Bar Choko (así se escribía entonces) y del Café Iruña fueron su
ecosistema festivo. Aunque él ya lo estaba empezando a ver, nunca imaginó todavía la repercusión que su obra literaria tendría décadas después en los
sanfermines.
Vino a Pamplona acompañado de todo un séquito de amigos, entre
los que destacaba el matador de toros Antonio Ordóñez, o el fotógrafo Julio Ubiña (de quien son la mayoría de imágenes que veis de ese año 59).
Antonio Ordóñez no toreó este año en Pamplona, pero a pesar de
ello vino a disfrutar de las fiestas. Vestía de pamplonica, bailaba con las
peñas y corría el encierro. “Estoy en Pamplona como admirador de las fiestas,
como un simple mozo. Me puede la fuerza de los sanfermines. Y gozo como no
pueda nadie imaginarse con el ruido de la calle y el humor de las gentes. El
encierro es una de mis antiguas pasiones. (...) Este año estoy pasando los
mejores sanfermines de mi vida”, declaraba en una entrevista.
Pero ni Ordóñez ni nadie de cuantos se acercaron a Hemingway
sospechaba que ya nunca más volvería a Pamplona. Quizás ni el propio Ernest.
Dos
años después de aquel verano, el escritor decidió dispararse en la boca los dos
cañones de una carabina Richardson.
Comienza la Feria del Toro
Unos se van y otros vienen. Los Sanfermines continúan.
La Feria taurina de Pamplona, en permanente línea ascendente de
calidad y cantidad, se estrena este año con una nueva categoría. Desde 1959,
incluidos los festejos de este año, se denomina “Feria del Toro”. Se han cumplido ya 55 ediciones. No caben ya
matadores ni ganaderías de poca monta (aunque hay que reconocer que la Casa de
Misericordia no sólo nunca dio cabida a los mediocres, sino que ofreció en
nuestra plaza lo mejor que había en cada momento), siendo necesaria desde ahora
una exquisita selección de toros y figuras acordes con la calidad que se
esperaba.
Especialmente desde este año 1959, en Pamplona se custodia
celosamente el origen de la fiesta: el toro, el totémico bos taurus, con hondo
trapío, ese “toro de Pamplona”, como se le conoce en los mentideros taurinos,
es el actor principal.
He encontrado en la red este reportaje. Dicen que es también de 1959, pero yo pongo en duda que todas las escenas lo sean. De momento os lo enlazo tal y como es. Pero cuando compruebe su autenticidad, lo editaré a mi modo (la música no me gusta un pelo) y lo subiré a la Red.
1 comentario:
He leído con sumo placer esta entrada, todo una joya literaria. Se aprecia tu cariño a Pamplona, la fiesta, los sanfermines, los gigantes, los cabezudos,con nombres y apellidos, la astronomía, el astro sol,las vísperas y vísperos, el toro, el torero..Lo que no sabía es que Ernest se alojase siempre en la misma habitación de la Perla ¿ la perla del norte ? Habrá que ir algún día a esa habitación y preguntarle qué le pasó, que nos cuente y se explaye y tú le dedicas esta entrada, que seguro le encantará.
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