Es lo que tiene ser el más grande, aunque, habitualmente, "El Ebro guarda silencio" |
Con las temibles inundaciones que estos días están azotando a los habitantes de la cuenca del Ebro, vuelve a surgir el debate (a veces, muy interesado, aunque siempre interesante) sobre antiguos proyectos (trasvase del Ebro) y actuales obras con polémica (recrecimiento de Yesa).
Os ofrezco, por ello, dos breves artículos con opiniones absolutamente contrapuestas. Uno a favor del trasvase y no interesado (no viene del Levante, sino de California). El otro en contra del recrecimiento de Yesa y muy interesado (viene de IU de Sangüesa. IU, a una con Batasuna, ya se opuso al pantano de Itoiz). Pero ambos me han parecido interesantes.Me ha hecho mucha gracia que Isabel García Tejerina, del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, se ha mostrado en recientes declaraciones a favor del Recrecimiento, pero en contra del Trasvase. La Ministra, pues, ofrece el contrapunto a los dos artículos que aquí presentamos.
Durante estos días, tierras
ribereñas del Ebro están sufriendo el impacto de inundaciones con graves consecuencias
sociales, económicas y ambientales. Sólo en Cataluña el Ebro ha anegado 45.000
hectáreas. Las pérdidas económicas de Aragón, Navarra y La Rioja se estiman de
hasta 50 millones de euros. Tales daños y pérdidas podrían haber sido evitados si
se hubiera creado la infraestructura necesaria a nivel de cuenca para almacenar
el agua sobrante y al mismo tiempo trasvasar dicha agua a otras regiones
demandantes tales como el Sureste Español. Si dichos trasvases o “bypass”
hubieran sido creados a priori, en este momento las regiones de Aragón, Navarra,
La Rioja y Cataluña estarían hablando en términos positivos de enriquecimiento económico
ya que el agua sobrante trasvasada tiene un valor económico al que se hubiera
pagado de forma razonable y por el que las regiones cedentes se hubieran
lucrado. Sin embargo la realidad es otra y nos encontramos ante una situación
no sólo de pérdida económica como ya he expuesto sino también de gran pérdida ambiental.
Las inundaciones del
Ebro están produciendo un daño ambiental patente con graves lesiones en el
ecosistema causando un nivel de sedimentación y nutrientes demasiado elevado con
un impacto muy negativo en la calidad del agua. Otros efectos negativos incluyen
la pérdida de hábitat, la dispersión de las especies no autóctonas, la emisión
de contaminantes, la producción de peces de inferior calidad, pérdida de la
función de los humedales, y la pérdida de áreas recreativas.
Además, muchos de
nuestros recursos costeros, incluidos los peces y otras formas de producción
marina, dependen de los nutrientes suministrados desde la tierra durante las inundaciones.
Los efectos negativos de las crecidas en ambientes marinos costeros se deben
principalmente a la introducción de un exceso de sedimentos y nutrientes y
contaminantes tales como productos químicos, metales pesados y residuos. Estos
pueden degradar los hábitats acuáticos, producir baja calidad del agua, reducir
la producción de la costa, y contaminar los recursos alimentarios costeras.
En definitiva, el
impacto ambiental que están sufriendo Aragón, Navarra, La Rioja, y Cataluña
podría haber sido mitigado si se hubiera desarrollado una infraestructura capaz
de almacenar el agua excedente y trasportarla a otras zonas de gran sequía en
España como el Sureste. La situación nos hace reflexionar sobre el fondo de
aquellos que en un principio se negaban a mandar agua del Ebro a otras zonas de
España y cuyo enfoque si hubiera sido positivo en cuanto al desarrollo de dicha
infraestructura, ahora se habrían mitigado las grandes pérdidas económicas y
sobre todo el gran impacto ambiental que tardará décadas en recuperarse.
María Milanés Murcia es doctora en Derecho Internacional de Aguas por University of the
Pacific,
California
California
Las palabras de la
ministra del Ministerio de Agricultura,
Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, frente a los medios de comunicación afirmando que “las inundaciones de estos días no hubieran sido tan catastróficas si el embalse de Yesa hubiera estado ya recrecido” han causado estupor e indignación en un amplio sector de la población opuestos a dicha obra y nos parecen desafortunadas e imprudentes en una persona que ostenta tan alto cargo en la Administración del Estado.
Si lo que pretende es
utilizar la desgracia (48.000 hectáreas
anegadas) de agricultores y ganaderos afectados, con el fin ganar adeptos para una obra que no ha hecho más que tener problemas desde su inicio, triplicar su presupuesto y crear sensación de inseguridad para los que vivimos aguas abajo de la misma, a algunos, nos parece inmoral , oportunista e indigno.
¿O acaso es su
intención enfrentar a las poblaciones de
la ribera con las de la montaña,
enfrentar a agricultores y ecologistas,
a los navarros contra aragoneses y
viceversa? La señora ministra debe conocer los problemas surgidos en la ladera derecha de la presa actual,
donde está previsto se apoye la nueva,
con el resultado (y el considerable gasto),
no previsto inicialmente, del desalojo
de más de 100 familias y la expropiación
de sus viviendas. También, me imagino, conocerá otros deslizamientos ocurridos con anterioridad que han propiciado el retraso de las obras. ¿O ha sido la presión de los opositores la causante del retraso?
Recomiendo a la señora
ministra que sea más cauta en sus
declaraciones en un momento tan difícil para un sector de la población con el que nos solidarizamos. Le recomiendo que estudie el proyecto de recrecimiento (sin límite de presupuesto, según De Pedro) con informes objetivos y compruebe su falta de seguridad y el despropósito de su ejecución, porque si así lo hace y es mínimamente honesta e inteligente, llegará a la conclusión de que no hay que hacerlo.
Joaquín Grau Tasa, concejal de Medio Ambiente del
Ayuntamiento de Sangüesa
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