viernes, 16 de octubre de 2020

Rosa Oteiza (estatua Fueros) y José Martínez de Ubago

José y Rosa vivieron una pasión en la Pamplona de 1903
1916 ca Escuelas de Compañía AMP
Aunque quedan puntos tan oscuros como el apellido de José Mtnez. de Ubago -el otro protagonista-, la historia de Rosa Oteiza, la modelo de la estatua de los Fueros, mujer cuya vida es digna de una novela de misterio en la Pamplona de comienzos del XX, sucedió aproximadamente así:

1883, 13 de Agosto
Nace Rosa en la calle San Antón, 22, cuarto. Es la segunda de los siete hijos que entre 1878 y 1899 tuvieron Miguel Oteiza Alonso (1855-1899), natural de Allo (Navarra), y Francisca Armona Olite, (1859-1945) de Urroz, si bien su padre procedía de la Magdalena pamplonesa. Miguel aparece como carpintero. Se casaron el 10 de diciembre de 1877 en Urroz, aunque ambos residían en Pamplona. Miguel murió de ataxia cerebral, tres días después de nacer su última hija. En ese momento Francisca, viuda, obtiene el puesto de portera en las escuelas de Compañía.

1893-1895 Gamazada y proyecto de Monumento
Tras la cimentación, el cuerpo inferior
Cuando Germán Gamazo, pretendió suprimir el régimen fiscal foral de Navarra, que se había establecido mediante la Ley Paccionada de 1841, se produjo una alta movilización por parte del pueblo navarro y sus instituciones, con manifestaciones y recogida de firmas.
Para conmemorar este hecho muchos pueblos y ciudades de Navarra pusieron a las calles y plazas más importantes el nombre de «Fueros».
En Pamplona, y por suscripción popular, se levantó el Monumento a los Fueros. Lo diseñó el arquitecto Manuel Martínez de Ubago, hermano mayor (8 años más) de José (Pamplona, 1877-San Sebastián, 1953).
Las labores de cimentación finalizaron en diciembre de 1895, momento a partir del cual las obras de construcción del monumento avanzaron con mucha lentitud debido a dificultades económicas. Este es el principal motivo por el que en 1895 el arquitecto pamplonés se vio obligado a modificar el proyecto original sobre todo en su culminación, donde el grupo escultórico de dos guerreros –uno anciano protegido por otro joven– que mostraba inicialmente, fue sustituido por la figura femenina final.
Esculturas de Ramón Carmona
En 1895 Rosa, la futura modelo, aún tiene 12 años y José, 18. O sea, que su relación es posterior a la modificación del proyecto.

1900ca-1905ca
No tengo ni idea de cuándo y cómo se conocieron José -hermano de Manuel Martínez de Ubago- y Rosa, pero calculo que su relación -profesional y sentimental- tuvo que desarrollarse entre 1900 (cuando ella tenía 17 años)  y la marcha de él a Zaragoza, hacia 1905.
Dice F. Pérez Ollo: "La estupenda moza —dieciochoañera (1901) cuando posó para la estatua de bronce— se enzarzó en amores con José"
Cuenta una biznieta, Lara, que antes de cumplir 20 años, en 1903, Rosa había sido ya madre dos veces de hijos de José Martínez de Ubago, en aquel año concejal del Ayuntamiento pamplonés. El primero recibió no sólo los apellidos, sino también el nombre de su padre. El segundo de los hijos fue Julio, el abuelo de Lara, nacido en 1903. Posteriormente, Luis. Los tres recibieron del padre los dos apellidos: Martínez de Ubago y Lizarraga, desapareciendo así el Oteiza de la madre.
Roldán 1903-4 Faltan las placas 
Fue también en 1903, el 7 de abril, cuando la estatua de bronce, fundida en Barcelona por la casa Masriera y Campius, quedó colocada en el pedestal. La pieza, de 5,5 m. de altura, pesa cinco toneladas. Un par de semanas antes: 
21/03/1903 DN "El reputado arquitecto D. Manuel Martínez de Ubago continúa mejorado en su enfermedad de lo cual nos alegramos muchísimo".  
Fue José, en persona, quien tuvo que dirigir la operación de elevar y posar la estatua (a su hermano Manuel le había dado un soponcio al ver a la matrona). En la prensa no hay alusiones a la modelo. Dicen que la estatua la había modelado el propio José Mtnez. de Ubago. ¿Quién mejor que él?
A pesar del susto, un año después.., 
16/07/1904 DN Hoy a las nueve de la mañana contraerán matrimonio en la capilla de las Hermanitas de los Pobres el arquitecto don Manuel Martínez de Ubago con doña Genara Chango.

1905-1908 Adiós a Rosa y a Pamplona
José Carlos Marco Foz, bajo la dirección de José Luis Pano defendió su tesis: Manuel Martínez de Ubago. Arquitecto en Zaragoza. (1905-1928), en mayo de 2002.
20/07/1906 DN En Lodosa fué pedida la mano de la bella y distinguida señorita Consuelo Gil Peralta para nuestro querido amigo el joven (29 años) D. José Martínez de Ubago. Nuestra enhorabuena. (dato comprobado que no tiene relación con nuestro José)
07/10/1908 DN Después de pasar una temporada en Deva han regresado á Zaragoza don José Martínez de Ubago y su distinguida familia.
Por lo visto, hacia 1905 los dos hermanos -Manuel con su familia oficial- se trasladan a Zaragoza y allí ejercieron su profesión. Manuel se estableció allí, fue uno de los principales arquitectos de la Exposición Hispano-Francesa de 1908 y en Zaragoza continuó hasta su muerte, en 1928. Pero no así José.

1908 ca Ceremonia suspendida
José Martínez de Ubago
Las fuentes que he consultado coinciden, pero ninguno aporta fecha, lugar exacto ni documentación. Pudo ser hacia 1908, cuando Rosa -según dicen esas fuentes- irrumpió con sus tres retoños en la iglesia de Zaragoza (parece ser que en la iglesia de Santa Engracia) en la que el padre de las criaturas se iba a casar con otra.
Según Lara, "después de aquello, el escultor se trasladó a San Sebastián, probablemente llevándose consigo a los tres hijos que tuvo con Rosa, ya que estos crecieron en una pensión donostiarra que seguramente pagaría su padre. Ahí se pierde de nuevo el rastro de Rosa. Además, y por lo que se sabe, el propio José, (que llegó a ser alcalde de San Sebastián en 1935 por el Partido Radical) evitó el contacto con sus hijos ilegítimos pues no llegó a conocer a los nietos que le dieron.
Mientras tanto, volvió a casarse (Lara: con su joven secretaria) y tuvo cinco hijos, dando inicio así a otra saga de Martínez de Ubago, cuyos descendientes se han criado también en San Sebastián, pero en paralelo a los procedentes de la relación con Rosa Oteiza y sin contacto entre ambas ramas."
Desde 1920 hasta la guerra civil fue arquitecto diocesano de Pamplona, lo que le obligaba a constantes viajes entre Pamplona y San Sebastián, al principio "con su bella esposa" (28/12/1923) y luego "con su familia" (07/07/1934). Y después de la guerra, continúan (hemeroteca de DN) esos viajes desde el 41 hasta 1945, ya con 68 años.
En 1932 sus correligionarios donostiarras le ofrecieron un homenaje al que se sumó el Centro Republicano Radical de Pamplona. 
Ángel G. Sanz Marcotegui
En las elecciones generales de noviembre de 1933 concurrió por Navarra en la candidatura del Partido Radical. 
Del 9 abril de 1935 al 4 de enero de 1936 fue alcalde de San Sebastián. 
En agosto de 1935 todos los concejales del Ayuntamiento y los gestores provinciales pidieron que se le concediera la Orden de la República.
García Sanz: "Sobre sus vicisitudes posteriores hasta su muerte en 1953 véase la obra citada en la nota 2".Nota 2 García Sanz: "Comencé a hacerlo en El exilio republicano navarro de 1939,  pp. 501-509", libro del que es Coordinador. De momento no he conseguido acceder a dichas páginas.
Pierdo su pista a partir de esas fechas, pero he encontrado un dato muy inquietante en El comienzo de la Guerra Civil en Euskadi:

DOCUMENTO Nº 24
Telegrama de salida. Por cable (Francia). Diplomacia París. Nº 872-873. 26 de julio de 1936. (CADN, Madrid. Ambassade, serie B, legajo 167).
Según me han dicho durante estas últimas noches se han llevado a cabo “ejecuciones” clandestinas en San Sebastián47. Individuos que se dice pertenecen a los medios anarcosindicalistas (¿) se habrían presentado en las domicilios de diversas personalidades españolas, entre ellas un nacionalista vasco conocido, y las habrían asesinado. Parece ser que en estos momentos el mismo peligro amenaza a un antiguo alcalde y a un antiguo teniente de alcalde, ambos republicanos dicho sea de paso, el arquitecto Martínez Ubago y el escritor Melgarejo, ambos grandes amigos de nuestro país. Desgraciadamente tengo la impresión de que los poderes públicos siguen sin ser capaces de prevenir estos asesinatos.
Jean Herbette 1924
Está claro que si estos crímenes (que recuerdan singularmente la muerte de Calvo Sotelo) continúan, la causa del Frente Popular español sufrirá muy graves perjuicios ante la opinión pública del mundo entero y que particularmente se elevarán numerosas voces en Francia para denunciar la impotencia del Gobierno español, la anarquía de las regiones que le son fieles y la catástrofe a la que –se dirá– es inevitablemente conducido por sus complicidades con los terroristas.
Me permito pues pensar que sería urgente llamar la atención de la embajada de España en París y sobre todo la de los dos enviados españoles que han debido de llegar de San Sebastián, el señor Liceaga y García Larrache, sobre la imposibilidad en la que se encontraría el Gobierno francés para facilitar o incluso tolerar ningún abastecimiento ni crédito a las autoridades españolas en el caso de que crímenes análogos a los que acabo de mencionar se vuelvan a producir como consecuencia de la pasividad o impotencia de los poderes públicos. Los nombres de las dos personas que he señalado como amenazadas actualmente podrían ser citadas en los contactos y podríamos aconsejar a las autoridades españolas que permitiesen a los interesados –que no desarrollan ninguna actividad política- pasar a Francia con sus familias. Pero al margen de estos dos casos que conozco, hay probablemente muchos otros y no solamente en San Sebastián. Sería igualmente urgente dar una vigorosa advertencia que no dejará de tener eco en los medios donde se organizan los crímenes.
Jean Herbette (1878-1960, periodista y embajador en España 1931-37)

Es razonable pensar que José pasara a Francia con su familia. Cuando en septiembre de 1936 los requetés tomaron San Sebastián, de estar allí José, habría tenido problemas (anticlerical, ex alcalde...). Al terminar la guerra, desde Francia habría tanteado las posibilidades de volver y cuando le aseguraron que no habría represalias, habría vuelto.
Pero todo esto es una hipótesis sin documentación. Me falta confirmarlo.

Efectivamente, desde julio del 41 hasta diciembre del 44 hay varias referencias en la hemeroteca de DN de sus viajes de ida o vuelta  de San Sebastián:
22/07/1941 A San Sebastián el arquitecto don José Martínez de Ubago con su esposa e hijos.
Fallece en San Sebastián, en 1953, con 76 años.

Mientras tanto, Rosa...
1912 Matrimonio?
08/10/1912  El Eco de Navarra Pedro Moreno, de Astudillo (Palencia) con Rosa Oteiza, de Pamplona (a confirmar)
1913 se presenta a comadrona municipal
Pero no logra un solo voto ¿Sabían ya algo los concejales?
03/04/1913 DN A la comisión de Hacienda. Doña Victorina Ozcoidi e Irigoyen, doña María Goñi Astueta, doña Isabel Sarasa y doña Rosa Oteiza y Armona, solicitan la plaza de comadrona de la Beneficencia municipal. Varios señores concejales se ausentan y vuelven luego como poseyendo una fórmula conciliadora de cierta tirantez que parece existe respecto á este asunto. El señor de Luis propone que se aplace el nombramiento. El señor Baleztena propone que se resuelva en el acto. En votación nominal y por nueve votos contra siete se acuerda resolver en el acto. Procédese á nueva votación cuyo resultado es el siguiente: Votan por doña Isabel Sarasa los señores Arbilla, Baleztena, Arraiza, Nagore, Astrain, Lubelza y el presidente. Por doña Victorina Ozcoidi los señores Pascual, Aldaz y Alfaro, Por doña María Gofli los señores Ochoa de Olza, Gofli Izura y Temio. Queda nombrada comadrona doña Isabel Sarasa. 
A pesar del fracaso, ella lo debió de seguir intentando ya que en años sucesivos aparecerá como comadrona tanto en los padrones como en las relaciones del Igualatorio Médico (1957, 1959). Lara ha sabido que trabajó -también como comadrona- en Rentería, entre los años 1932 y 1942 (dato a comprobar. Contradice a Pérez Ollo).

1918 Se casa (2º matrimonio?) con José Julián Ozcoidi
El matrimonio en 1918 con José Julián Ozcoidi Errea (02/03/1917 DN "INSTRUCCION_PUBLICA Al Alcalde de la cendea de Galar se le ha remitido el titulo administrativo y nombramiento de maestro interino a favor de don José Julián Ozcoidi. para la escuela de Subiza") en San Juan Bautista, no parece que cambiara mucho la vida de Rosa Oteiza. En los padrones municipales no aparecen domiciliados juntos más que en 1940. Es más, él no figura como residente en Pamplona, ni está enterrado en el cementerio de la ciudad, y a ella la encontramos, año tras año, a veces como soltera, siempre en compañía de su madre —hasta que ésta murió en 1945— y de su hermana Benita, en la calle Compañía (cuando se casó en 1918, el párroco de San Juan Bautista dijo que ella era feligresa suya, es decir había vuelto al piso que la madre ocupaba en la calle Compañía) y luego, en Pozoblanco.

1936- 39 y... hasta su muerte?
Rosa Oteiza Hospital Alfonso Carlos
Durante la Guerra Civil, Rosa Oteiza figura como enfermera en el Hospital carlista Alfonso Carlos, según cuenta Juan Cruz Alli en su comentario. Y según él, da la impresión de que continuó viviendo en Pamplona hasta su muerte (leer importantísimo comentario de Juan Cruz Alli). I me manda la foto que figura en la Memoria del Hospital-

17. 10. 1970 Muere Rosa
Ni siquiera aparecen los hijos
18/10/1970 DN
Consignarnos con verdadera pena el fallecimiento, ocurrido ayer en nuestra ciudad, de doña Rosa Oteiza Armona, bondadosa señora que contaba con muy extensas amistades que supo alcanzar con su trato afectuoso y con las bellas prendas personales que le adornaban. Había alcanzado la edad de 87 años en constante ejemplo de acendrada piedad, teniendo las mayores complacencias en la práctica de sus devociones. Acompañamos en su sentimiento, a sus hermanos don Luis, doña Pilar (viuda de don Nicolás Picaza) y doña Concepción, hermana política doña Tomasa Eguaras y demás parientes.

Epílogo de F. Pérez Ollo
Cuenta Fernando Pérez Ollo que, "alguna vez, un periodista joven (él mismo: 31 años cuando murió Rosa y vecino de ella) intentó arrancarle algunos secretos, pero ella no desveló nada de su verdadera vida, ni siquiera de la alta dama foral, a cuyos pies pasaba a diario en su camino a San Nicolás, sin elevar la vista".
Y termina su relato: "Doña Rosita, para los que sabíamos algo, nada a ciencia cierta, era una pamplonesa diferente, con el atractivo de quien guarda algo que nos gustaría poder desentrañar." 

Actualización 25.10.2020
He dado últimamente con estas imágenes cuya veracidad habrá que comprobar. Las dos primeras, en conmemoración de una inauguración del Monumento que, como sabemos, nunca llegó a darse. Me imagino que se acuñaron cuando se dio la propuesta de trasladarlo al centro de la Plaza del Castillo, propuesta que, por suerte, tampoco se llevó a cabo.
La tercera se atribuye a Rosa Oteiza, pero no se da ninguna explicación de su origen.
Continuaremos a la espera.
Actualización 07.11.20
Me llega el siguiente comentario de un lector:
Está confusa la relación y actividad de ambos hermanos Manuel y José. Qué hizo cada cual. Seria de interés relacionarlos con Luis Martínez de Ubago medico subdelegado de sanidad y alcalde que falleció en 1890. Fue su padre.
Una hija de Rosa vive en San Sebastián. Pedro Sáez Martínez de Ubago, pariente, puede localizarla

5 comentarios:

Carmelo dijo...

Curiosa y desconocida historia (al menos para mí)la que nos cuentas hoy.
Una pena que muriese rosa sin ninguna alusión a sus hijos, muy triste. Pero ahí queda su grandiosa y bella figura, en el lugar de honor, sobre un precioso monumento.
Muy bonita, siempre aprendiendo contigo, Pachi.
Navrazon

Pérez de Zabalza dijo...

Impresionante y bien rela
tada

Anónimo dijo...

Hola Patxi: he leído tu entrada sobre Rosa Oteiza. Aunque era mucho mayor que mi madre, como esta vivió en la calle Zapatería hasta 1966 se lo he leído también. La conoció y dice que, efectivamente, tenía un aura de misterio, no se conocía mucho de su vida. La gente comentaba que era la modelo del monumento de los Fueros; pero, como ella no lo confirmaba, muchos no lo creían. Me cuenta una anécdota: en 1952 o 53, mi tía (hermana de mi madre) estaba embarazada de mi prima. Era enero, había nevado mucho y estaban las calles y la plaza del Castillo completamente helados. Mi tía se pone de parto. Mi tío va a buscar a esta señora, Rosa, para que la asista en el parto. Mi tío contaba que como ella se resbalaba y se caía, él la cogió en brazos y la llevó hasta su casa en la calle San Agustín. Imaginamos que es cierto porque ella era una señora mayor, delgada y mi tío era un hombre joven que medía más de 1,80. Mi madre piensa que mi tío seguramente conocía a Rosa porque trabajaba de camarero en el café El suizo,en la plaza del Castillo, pero que tenía la pastelería en la calle San Antón donde vivía Rosa. Saludos
M.D.

Anónimo dijo...

Debo corregir un error. No es la calle San Antón, sino la calle Pozoblanco.M.D.

Juan Cruz Alli dijo...

Por la foto que publica Mendiburu Belzunegui la he reconocido como la persona, menuda y encantadora, vestida de oscuro que conocieron mis padres Tomás Alli y Teresa Aranguren durante la guerra civil en el hospital carlista Alfonso Carlos, que ocupaba el nuevo seminario.
Rosa Oteiza Armona figura como “enfermera” en la relación del personal femenino (p. 106) de la “Memoria” del centro publicada tras su clausura con el fin del conflicto. En una página (p. 38) con fotografías aparece la suya en el tercer lugar por la izquierda de la línea inferior: Memoria del hospital Alfonso Carlos de Pamplona, Tolosa, Talleres gráficos Laborde y Labayen, s,/f.., s./p. La misma fotografía de grupo y relación en Larraz Andía, P., Entre el frente y la retaguardia, La sanidad en la guerra civil. El Hospital “Alfonso Carlos”, Pamplona, 1936-1939, Madrid, Actas, 2004, p. 452.
Como comadrona y amiga visitaba a mi madre, se trataban afectuosamente cuando se encontraban. Nunca les oí comentario alguno sobre su vida. Lo escuché de otras personas de mi edad, vecinas de la calle Pozo Blanco en la que vivió, cuyos padres eran coetáneos y vecinos de Rosa y su hermana.
Por mi parte, además de esos encuentros, tuve el gusto de conocerla un día que me presenté y trató con gran afecto, porque me había conocido de niño. Le saludaba siempre que me encontraba con ella. Era una mujer bella con unos carrillos redondos que conservaba y se pueden apreciar en la matrona foral.