jueves, 17 de diciembre de 2020

El molino de la pólvora (J.J. Martinena). 2

Molino de la pólvora, luego de Alzugaray. Roldán y Mena, 1880. Conoce más de esta foto

Error de N. de Fer
Tras la entrada Molino de la Pólvora (de Alzugaray) 1, en la que recogíamos diversas aportaciones sobre este molino -que en más de cuatro siglos tuvo cuatro usos distintos-, hoy finalizamos esta recopilación con el trabajo de J.J. Martinena, quien adelanta a 1546 la existencia documentada del Molino de la Pólvora.
Os presento, también, las 4 fotos (además de la ortofoto del SITNA) que conozco de este molino y resolvemos, por fin, el "misterio" de la chimenea en la foto de portada

El molino de la pólvora, por J.J. Martinena Ruiz 
Este antiguo molino sirvió en otro tiempo para fabricar la pólvora que hacía falta para cubrir las necesidades militares y también para su venta a particulares (hasta 10 libras “y no más”). El plano de Pamplona impreso en París por Nicolás De Fer en 1719, lo sitúa equivocadamente cerca de la llamada presa de San Pedro y de la confluencia del camino de Errotazar (o Rotachar) con el de los Enamorados y el de Artica. Sin embargo, como ya observó acertadamente J. Joaquín Arazuri en su Pamplona, calles y barrios, estaba un poco más al sur, junto a la entrada al moderno puente del Vergel. Incluso todavía hoy se pueden ver en ese lugar algunos restos de pared arruinados, cubiertos en parte por la vegetación.
1. Mª Pólvora (de Alzugaray); 2. Mº Linaza; Flechas: tapia superviviente SITNA 1930- 2019
Construido en el siglo XVI 
Varios autores afirman que fue construido por orden de Felipe II entre1593 y 1597. Florencio Idoate anotó que en esos años se hicieron en él obras importantes, pero el molino lo cita ya el ingeniero Luis Pizaño en un informe de 1546. 
molino de pisón o mazo
Contaba con 28 mazos
. Una descripción de Navarra publicada en 1675 dice que era “de traza tan estimable que no la tiene igual España, moviéndose con la violencia del agua, labrando cada día 14 quintales de pólvora y mucha más si la necesidad obligase”. 
Al tratarse de una dotación militar, el rey ponía al frente de ella a un hombre de armas, generalmente un artillero. En 1603 Alfonso de Alfaro y Narváez, teniente de la artillería, figuraba como administrador del molino, teniendo también a su cargo la fundición y fábrica de armas de Eugui. En 1636, Esperanza de Soria y Miguel de Ezpeleta pleiteaban contra dicho oficial –ya capitán para esta fecha– reclamando una indemnización por el perjuicio que les causó la obra de una sangradera realizada junto al molino. 
En 1646 se pensó en fortificarlo. La ejecución de obras era una fuente continua de conflictos que daba trabajo a jueces, escribanos y abogados, casi siempre en los tribunales civiles, pero también a veces en la jurisdicción militar. Así vemos que en 1741 el fiscal litigó en la Auditoría de Guerra contra José Antonio de Baquedano reclamando la inhibición por una obra nueva que habían ejecutado en el molino. 
Mauro I. 1900; 1. Prado Cera; 2. Prado Lana; 3. Pólvora-Alzugaray
Y el año siguiente, el fiscal y Juan Bautista de Mendinueta, veedor de la fábrica de pólvora, demandaron ante los Tribunales Reales a doña Ana María Salcedo, tutora de don Juan Valentín de Camargo, conde de Villarrea, por el mismo motivo. 
En 1669, a raíz de una contrata para la fabricación de 8.000 quintales de pólvora, Juan de Mendinueta encargó un inventario pormenorizado del edificio con todos los ingenios, calderas y utillaje que había en él; documento de gran interés, que se conserva en la sección de protocolos notariales del Archivo de Navarra. 

Explosiones de 1673 y 1733 
1. Pólvora 2. Chimenea (foto 1) 3. Secuoya Redín
Desde torre Catedral. Mas 1916
A lo largo del siglo y medio que se mantuvo en funcionamiento se produjeron en él dos explosiones, una en 1673 y otra en 1733. La segunda fue la más terrible, porque ocurrió en un momento en el que había almacenadas más de mil arrobas (12500 kg ca.); hubo varias víctimas mortales, todas ellas trabajadores del molino, además de cuantiosos daños en muchas casas dela ciudad, sobre todo en las calles más próximas a la muralla de los frentes de Francia y de la Rochapea. Tampoco se libraron la catedral, los conventos del Carmen y de Santo Domingo y el propio palacio del virrey. El canónigo archivero don José Goñi Gaztambide se ocupó del terrible episodio en su artículo Destrozos causados en la Catedral de Pamplona por dos explosiones, publicado en 1952. 
La catástrofe ocurrió el 17 de marzo, poco después de las seis de la mañana. El vicario de San Cernin don Joaquín de Muru anotó en uno de los libros sacramentales que “temblaron todos los edificios, se abrieron muchos, cayeron muchísimos con tan universal daño que apenas hubo alguno que no tuviese que contar… volaban vigas gruesísimas, caían sobre los edificios tablas, piedras y cuanto en un sitio el más vigoroso puede arrojar el mayor enemigo”. 
Plano de 1746 del Mº Pólvora, tal como era al tiempo de la explosión de 1733. IHCM
Por su parte, el canónigo de la catedral don Fermín de Lubián y Sos dejó también constancia del suceso en una crónica manuscrita titulada Notum: “Se sintió un estallido tan horrible en la ciudad y conmoverse todas sus fábricas, que todos pensaban se arruinaba la ciudad, sin conocer lo que fuese, pues unos creyeron terremoto, otros algún rayo y el que menos ruina de la casa donde le cogía el trabajo, pues todas las casas y fábricas se conmovieron”. Según Lubián, no solo explosionó la pólvora que se estaba fabricando, sino más de 400 quintales que estaban en barriles en el secadero y unas mil libras más de pólvora fina de Aragón empapelada. 
Aunque parece que fue reedificado en 1745, tras la segunda explosión, el virrey conde de Gages ordenó su cierre, en vista del indudable peligro que suponía mantenerlo en esa actividad a tan corta distancia de la ciudad. 

Molino de papel del Hospital 
Filigranas 1798 Molino papel (col. part. Marino Ayala Campinún)
Actualización 09.01.22
Hoy he recibido un pequeño tesoro de Marino Ayala Campinún. Se trata de dos marcas de agua o filigranas de este Molino, luego fábrica de papel. Ambas pertenecen a la colección particular de Marino y son del año 1798. En la de la izquierda, desde arriba y en el sentido antihorario, podemos leer: HOSP DE PAMP; en el de la derecha, desde arriba y en el sentido de las agujas del reloj, yo leo: OSPITAL GENERAL D PA. En ambas vemos el león rampante, que mira hacia el arranque de la leyenda.

Al quedar sin uso lo adquirió en agosto de 1753 la junta del Hospital General, con el fin de transformarlo en molino y fábrica de papel. El precio, según consta en la escritura, fueron 131.487 reales y 12 maravedís. Parece que se debieron de retrasar en el pago, porque un año después Juan José Ramírez de la Piscina demandó al ayuntamiento, en su calidad de patrono del hospital, reclamando 2.000 ducados que sele estaban debiendo del precio de la venta. 
Iz. Mº Linaza; Centro y Dcha: Mº Pólvora-Alzugaray
Rafael García Serrano -no el novelista- publicó en 1974 en la revista “Príncipe de Viana” un documentado artículo sobre este molino, incluido todo el proceso de fabricación, tal como entonces se llevaba a cabo. En este trabajo se dice, entre otras noticias, que un mes después de la compra se contrató al reconocido experto Jaime Fábrega, vecino de Gerona, para que se encargase de montar y poner a punto las instalaciones necesarias. En agosto de 1754 Fábrega dio por terminada su labor e inmediatamente el molino fue reconocido por los peritos. Una vez obtenida su aprobación, se arrendó la explotación a la Real Compañía de Comercio y Fábricas de Zaragoza y su representante Pedro Bonamaisón. 
Las primeras partidas de papel salieron de fábrica en junio de 1755 y la junta acordó enviar como obsequio a cada dos resmas a distintas autoridades y personas distinguidas. La marca de agua era un león orlado por la leyenda Hospital General de Pamplona
En noviembre de ese mismo año, se solicitó al rey Fernando VI el privilegio de monopolio de fabricación y en 1756 se le concedió la exención del pago de derechos de salida del papel fuera del Reino. En 1774 el arrendatario era Antonio Ribed y en 1786 Pedro Goñi, a quien sucedió en 1787 el francés Bernardo Ragueta; en 1794, cuando la guerra con Francia, se le exceptuó a él y a su familia de las órdenes de expulsión dictadas contra sus compatriotas. La nueva industria funcionó bien durante bastantes años. La descripción de Pamplona remitida en 1801 por el ayuntamiento a la Real Academia de la Historia, dice al respecto: “Hay un molino de papel, perteneciente al Santo Hospital, en el que se trabajan estos años 6.000 resmas de papel florete y común, que se venden prontamente”. 
Restos tapia (4 m.) finca Mº Pólvora y Mº Linaza
El molino quedó inutilizado en la Guerra de la Independencia. Posteriormente, en 1816, lo tomó en arriendo por 145 ducados anuales un tal Andrés del Campo, que instaló allí una fábrica de loza y porcelana “con sus hornos, molinos para el barniz, paradera y demás oficinas adyacentes”, que pronto sería conocida como “la Talavera”. El industrial falleció en 1824,pero la viuda Severina Lara renovó el arrendamiento por un plazo de otros seis años y una renta de 175 ducados. 
A mediados del siglo XIX el edificio pasó a pertenecer a la familia Alzugaray, que lo reconvirtió en molino harinero.

1 comentario:

J-A. Zubiaur dijo...

Excelente recopilación de datos acerca de una importante industria, cabe Pamplona, de aprovechamiento de las aguas del río Árga.