No les basta con matar a su hermano. No les basta con profanar repetidas veces su tumba en el cementerio de Polloe. Para vergüenza de todos, cuando veían a Consuelo por la calle le gritaban: "¡Ordóñez, devuélvenos la bala!"
Ha tardado 20 años, y por fin Consuelo se la ha devuelto.
La familia de Ordóñez ha logrado esta semana reactivar la investigación judicial por su asesinato y que llevaba tres años archivada. La Justicia condenó como colaboradores necesarios de este crimen a los etarras Valentín Lasarte, Juan Ramón Carasatorre y Francisco Javier García Gaztelu, 'Txapote'. "Ellos se mancharon las manos de sangre. Pero jamás se puso cara a los que ordenaron el asesinato y a los que, en definitiva, tuvieron otro tipo de implicación", ha aseverado Consuelo.
Ha tardado 20 años, y por fin Consuelo se la ha devuelto.
La familia de Ordóñez ha logrado esta semana reactivar la investigación judicial por su asesinato y que llevaba tres años archivada. La Justicia condenó como colaboradores necesarios de este crimen a los etarras Valentín Lasarte, Juan Ramón Carasatorre y Francisco Javier García Gaztelu, 'Txapote'. "Ellos se mancharon las manos de sangre. Pero jamás se puso cara a los que ordenaron el asesinato y a los que, en definitiva, tuvieron otro tipo de implicación", ha aseverado Consuelo.
Por ello, la hermana del edil asesinado ha advertido que la familia irá judicialmente a por los "intocables" de ETA:
"los que ostentaban el mando de ETA militar, integrantes de la Mesa
Nacional de Herri Batasuna e integrantes de KAS cuando mataron a mi
hermano".
"Hoy, 20 años después,
quiero dirigirme a los que, tras el asesinato de Goyo, me gritaban por la calle
aquello de "Ordóñez, devuélvenos la bala". Os la devuelvo del único modo que
conocemos las víctimas, del único modo que mi hermano defendía: con Justicia,
con la ley. ¡Ahí os va: vuestra bala!", ha aseverado con contundencia.
Y los de siempre (entorno de ETA, Diario de Noticias, algunos curas...) volverán a hablar del afán de venganza de las víctimas, de que hay que perdonar y olvidar, pasar página... ¡Pues no!¡Hay que desolvidar!
¡Gracias, Goyo. Gracias, Consuelo, por vuestra VERDAD!
Y los de siempre (entorno de ETA, Diario de Noticias, algunos curas...) volverán a hablar del afán de venganza de las víctimas, de que hay que perdonar y olvidar, pasar página... ¡Pues no!¡Hay que desolvidar!
¡Gracias, Goyo. Gracias, Consuelo, por vuestra VERDAD!
Hace unos días, Bosch, el primer candidato a la Secretaría General de Podemos-Navarra, hablaba ¡a estas alturas! de conflicto. ETA y Batasuna han hablado de guerra para justificar un intento de genocidio, explican a los ingenuos que aquí tenemos un conflicto para esconder una carnicería: 856 víctimas mortales, miles de heridos, decenas de miles que han huído... Generaciones de jóvenes convertidos en nazis, acosando a sus convecinos. Y un pueblo atemorizado y silencioso, cuando no con el síndrome de Estocolmo.
Me encantaría que Joan Josep viera estas imágenes en las que se muestra a las claras que aquí (como en París con Charlie Hebdo) no ha habido ningún conflicto, ni dos comunidades, ni católicos y protestantes, sino el intento de ETA y su entorno de acabar con todo lo que aquí olía a España, especialmente desde la democracia: guardias civiles, policías nacionales, militares, políticos, jueces, profesores, periodistas, o como en el caso de Gregorio Ordóñez, concejales.
Sr. Joan Josep Bosch, aprenda qué es un conflicto. Vea si la respuesta ciudadana de estas víctimas es la que se da en un conflicto. Coja en sus manos la bala que lanza Consuelo y compruebe si es de plomo o es una bala de Ley. Y de Justicia.
Y después de comprobarlo, discúlpese, si es valiente, ante las víctimas, ante sus votantes y ante todos los navarros.
4 comentarios:
Sin duda fueron tiempos que pasarán a la historia -han pasado ya- como los años del oprobio, la vergüenza, la cobardía y la miseria. Pero no se trata de buscar venganza, sino como demanda Consuelo Ordóñez, que le hagan justicia.
J.J.M
Que gran ejemplo de dignidad y de fortaleza!!
Excelente
Fer Altuna Urcelay
Ay, Fernando, cuánto te echamos en falta!
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