sábado, 6 de abril de 2019

Necrópolis musulmana de Tudela (DN)

Lo que diferencia el hallazgo de Tudela es que el cuerpo se depositaba en un
nicho que se hacía en el lateral de la fosa. BLANCA ALDANONDO
A pesar del empeño de algunos (proceso de 1535 contra el nombramiento del protoalbéitar López de Zamora), el vascuence nunca fue lengua natural en Tudela, sino forastera (trashumancia, almadieros...). Por el contrario, Tudela vivió bajo dominio musulmán varios siglos.
Veamos el reciente hallazgo de la necrópolis musulmana. Las piedras y los huesos, señores de la Corrica, hablan, y no precisamente en euskera.

La necrópolis musulmana de Tudela saca a la luz 100 sepulturas “únicas”
La peculiaridad es que el cuerpo está en un nicho lateral de la fosa, algo inédito en Navarra y en el Valle del Ebro 
El hallazgo ha permitido saber dónde enterraban a los musulmanes tras ser expulsados de Tudela y crear un nuevo barrio
JESÚS MANRIQUE Tudela 
Tudela vivió bajo dominio musulmán varios siglos y en esa época sus enterramientos se llevaban a cabo al otro lado de la muralla que protegía la ciudad, como demostraron los hallazgos en la calle Herrerías en 2005. Pero en 1119, tras la conquista de Alfonso I El Batallador, todo cambió. Dio un año a los musulmanes para que abandonaran la ciudad o, si lo preferían, que siguieran en ella, aunque, eso sí, viviendo fuera de las murallas. Muchos eligieron esta opción y se creó la nueva morería, que se ubicaría hacia la zona de Herrerías, la plaza de San Juan y hasta Díaz Bravo, según los estudios. Pero faltaba conocer dónde llevaron a cabo los enterramientos a partir de entonces, algo que ahora se ha descubierto gracias a las obras de ampliación del colegio de Educación Especial Torre Monreal. ´
Una máquina se topó con algo inesperado y ahí empezó el trabajo de los arqueólogos. Una labor que ha sacado a la luz 100 enterramientos en una superficie de unos 250 metros cuadrados en el pinar del cerro donde se encuentra el monumento al Corazón de María y que, además, son “únicos” en Navarra y en la zona del Valle del Ebro, según destacó el arqueólogo responsable de las excavaciones, el cabanillero Óscar Sola Torres. 
“Son muy peculiares. Hay una fosa de inhumación individual en la que, además, se realiza un nicho o cubeta lateral oriental, que es dónde iba alojado el difunto. Están en posición de cúbito lateral derecho con la cabeza orientada a la Meca y, posteriormente, les ponían unas tablas para proteger el cuerpo porque su tradición considera que la descomposición tiene que ser en vacío, al margen del posterior relleno de gravas. Hay indicios de que estaban inhumados con un sudario. Además, conservan un escalón y el estado de conservación es muy bueno porque en este cerro no se ha construido”, explicó Sola. “En Navarra no se han encontrado enterramientos como estos y en Tudela y la zona del Valle del Ebro, tampoco. Normalmente iban en la fosa, no en esa cubeta lateral”, añadió. 
El equipo, además de Sola, está formado por el arqueólogo tudelano Juanjo Bienes, la antropóloga Maitane Tirapu de Goñi, y los técnicos especialistas Fernando Casado Villeras, Mikel Martínez Calvo, Imanol San Alzueta, Aitor Alzueta Chivite y Pedro Ultra León. Pero, además de la peculiaridad de los enterramientos, este hallazgo, como reconoció Sola, permite “completar una parte del periodo histórico que le faltaba a Tudela”. “Sabíamos que existía la morería, pero no conocíamos la ubicación de la necrópolis. Y eligieron este emplazamiento como el centro neurálgico para sus enterramientos. No está muy distante de la morería, es una zona en alto donde no había campos de cultivos y que ellos llamaban terreno virgen o limpio porque hay gravas y no se había alterado antes”, añadió. 
Imagen general de la zona de la necrópolis que se está excavando,
con las numerosas fosas que se han encontrado. BLANCA ALDANONDO
Entre los siglos XII y XVI 
A falta de los análisis de los restos óseos, la mayoría en muy buen estado, está claro que los enterramientos se produjeron entre 1120 y 1516, cuando los musulmanes fueron expulsados de Navarra. De las 100 fosas encontradas, todas individuales, de 60 a 70 corresponden a adultos y el resto a niños de hasta 3 o 4 años, aproximadamente. 
 Además, para Sola parece claro que la necrópolis se puede extender a buena parte del cerro. “Es lo más probable. Quizás lo mejor sería realizar sondeos para ver la extensión que tenía y localizar o delimitar la superficie total”, señaló. 
Los primeros hallazgos se produjeron el 4 de marzo y las excavaciones comenzaron hacia el día 13. Las fosas se encuentran a medio metro de la superficie y los trabajos están ahora en su fase final, a falta de desenterrar los últimos restos óseos, algo que se podría completar en una semana. A partir de ahí, comenzará la fase de laboratorio e informes y, probablemente, los restos serán llevados al almacén del Museo de Navarra en Pamplona. 
Óscar Sola, que ha participado en numerosas excavaciones, reconoció que, para él, como arqueólogo, este hallazgo fue una sorpresa y que encontrar este tipo de fosas y restos tan bien conservados “siempre es gratificante”
Maqueta de Tudela medieval cristiana, con las murallas y puertas musulmanas.

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