Hemingway en Sanfermines (JL Larrión)
¿Qué queda de los
sanfermines de Hemingway? ¿Reconocería el premio Nobel una imagen del chupinazo
de 2016, o a los pamploneses actuales, multitudinariamente presentes en todos
los actos y vestidos de blanco y rojo?
Cuando se cumplen noventa
años de la publicación de la novela “Fiesta” —que encumbró al autor al Olimpo
de los escritores y colocó a nuestra ciudad en el epicentro de la juerga
mundial—, muchas cosas han cambiado.
De regresar aquí, a bote
pronto, Hemingway tendría serias dudas de haber llegado a Pamplona o de
encontrarse, incluso, en los sanfermines.
[Estas imágenes de 1928 nos dan una cabal idea de cómo eran aquellos sanfermines:
[Estas imágenes de 1928 nos dan una cabal idea de cómo eran aquellos sanfermines:
]
El chupinazo que él conoció
en su primera visita, por ejemplo, se lanzaba desde la Plaza del Castillo,
entonces Plaza de la Constitución.
El hotel donde se hospedaba,
el Quintana, entre el bar Txoko y el Casino Eslava, cerró hace décadas sus
puertas, al igual que el bar Torino, el Café Suizo o Casa Marceliano.
El Teatro Gayarre, en
aquellas fechas, ocupaba el inicio de lo que hoy es la Avenida de Carlos III.
La ciudad contaba con tres
estaciones de tren y la fuente de la Navarrería, atracción de buena parte de
nuestros visitantes internacionales, carecía en aquellas fechas de todo
interés.
El encierro sería lo que Hemingway
identificaría sin lugar a dudas, aunque extrañado, eso sí, de que el reloj del
Ayuntamiento marcara a esas horas las 8 y no las seis de la mañana (pero sigue siendo a la misma hora solar), o de que
los cientos de corredores que casi le impedirían ver la manada, se hubieran
despojado de las blusas negras para vestir de blanco inmaculado.
El escritor, igualmente,
evocaría el singular ambiente sanferminero, perfectamente reflejado en su
novela y guía desde entonces para millones de visitantes. “La fiesta —escribía
Hemingway— había comenzado de verdad, y siguió así día y noche… Se siguió bailando,
se siguió bebiendo y continuó el ruido. Era una fiesta y duró siete días”.
Quizás, en el fondo, no
hayan cambiado tantas cosas.
José Luis Larrión
El encierro era a las seis
Y lo sigue siendo, simplemente que nuestros relojes marcan las ocho
Pero entonces, como ahora, el plato fuerte de las fiestas era el encierro, cuyas imágenes se repiten en las fotografías que han llegado hasta nosotros. Aunque ya en 1925 pasó a celebrarse a las siete, a principios de los años 20 el encierro comenzaba a las seis de la mañana. Ya lo decía aquella vieja canción del gran Ignacio Baleztena:
Pero entonces, como ahora, el plato fuerte de las fiestas era el encierro, cuyas imágenes se repiten en las fotografías que han llegado hasta nosotros. Aunque ya en 1925 pasó a celebrarse a las siete, a principios de los años 20 el encierro comenzaba a las seis de la mañana. Ya lo decía aquella vieja canción del gran Ignacio Baleztena:
¡Aupa los irunshemes!
(Levántate, pamplonica)
Levántate, pamplonica,
levántate, dando un brinco,
porque han dado ya las cinco
y el encierro es a las seis.
Y al que no espere a los
toros
en la calle de Estafeta
se le manda a la puñeta
por ser un mal pamplonés.
El que se levante pa correr
delante los toros, ya verá
cómo San Fermín, que to lo ve,
lo bendecirá, lo bendecirá,
lo bendecirá
Chim! Pum!Sexto Encierro SF2016
Los toros de Victoriano del Río vuelan en un rapidísimo encierro con bonitas carreras
Si quieres ver el programa completo... Desliza el cursor para desplazarte por los momentos más interesantes
1 comentario:
Una duda, ¿por qué el encierro se cambió de hora en 1925? ¿Por qué la hora solar de 1925 era sesenta minutos de reloj más tarde que en 1924?
Yo pensaba que los encierros se habían puesto a las siete tras la adopción de la hora de Berlín, en 1943.
Publicar un comentario