martes, 6 de mayo de 2014

Pamplona: Adiós al Arcedianato

Julio Cía 1933: desde Dormitalería al Claustro, pasando por el Arcedianato
Julio Cía Úriz
Aquel día de lluvia de 1933, Julio Cía, que ya se autotitulaba "fotógrafo de la Catedral", aconsejado seguramente por el canónigo Néstor Zubeldía, pidió a la joven encargada de las puertas que abriera de par en par las que impedían la visión desde la Calle Dormitalería hasta el Claustro.
Cuando paró de llover, aprovechando un ligero resol, cruzó la estrecha calle y, dando la espalda al nº 20, ajustó su cámara para obtener la mayor profundidad de campo.
Hallazgos romanos en el arcedianato
Y lo consiguió: desde los resaltes y la preciosa mirilla de la puerta; la textura de la capa de joven; la alfombra de cantos rodados, en dos calles, del suelo; el borde redondeado de los dos bancos de cemento; las luminosas hojas de las catalpas y los volúmenes del seto; los reflejos en el paso central de fino cemento mojado por la lluvia; la verja, al comienzo del oscuro túnel que lleva al Claustro; y, sobre todo, lo que él más quería mostrar: que desde la propia calle Dormitalería se alcanzaba a ver nítidamente parte de la crujía sur del Claustro.

Archivo Municipal
Para cuando llegué al Archivo, Ana, su responsable, ya tenía, ordenadas en sus sobres, las fotografías que me podían interesar. Las dejó sobre la mesa y, discretamente, se retiró para seguir con su trabajo.
Yo buscaba alguna imagen del Portal del Arcedianato o, mejor, del interior del mismo portal. Esa posible imagen era el único asidero objetivo al que podría agarrarme para demostrar que mis recuerdos fueron, un día ya lejano, realidad, ya que aquel Portal del Arcedianato fue injustamente arrasado a finales de los '60 para dar paso a las actuales Casas de los Canónigos.
Cuando llegué a esta fotografía de Julio Cía, me dio un vuelco el corazón y se empañaron mis ojos. ¡Ahí estaba mi arcedianato! ¡Existió!

Recuerdos
Punto de vista contrario al de la 1ª imagen
1964. 31 años después, seguía igual
Siendo tantos (llegamos a vivir 11 en menos de 60m), aquél zaguán del Arcedianato se convertía, a menudo, en una prolongación del cuarto de estar de nuestra casa. Y en él, saltando de un banco al otro, solíamos esperar a la Jubi y a Petete (punto 2 del enlace), que vivían allí (ver rayita verde), girando a la izquierda por el camino de piedras, para ir juntos a jugar al Redín o al atrio...
Un poco antes de empezar el Rosario de los Esclavos, mi tío Silvestre pasaba un rato por casa para saludar a mi madre (su sobrina) y me recogía. Siempre (a diario, años y años, hasta casi 1960, cuando, a mis 10 años, cambiamos de casa) entrábamos por el Arcedianato. Cuando llovía mucho,  en vez de ir derechos, íbamos por las piedrecicas de la parte cubierta (en rojo).
Me recuerda mi hermana mayor, Nieves, que muy a menudo subía los escalones de casa (donde termina el banco de la dcha.) de la Sra. Ángela (ver 2º párrafo largo) para pedirle sal o alguna cosa que le había encargado mi madre (con quien la Sra. Ángela tenía muy buena amistad). Y que una vez subió angustiada esos escalones porque a mi madre se le complicó algún embarazo y le dijo: "¡corre, llama a la Sra. Ángela!".
Cuando fallaba el agua corriente en casa, me recuerda mi hermano Ramón, era él el encargado de coger el pozal y sacar el agua del pozo que había en el jardín del Arcedianato.
A pesar de que hacia 1960 nos fuimos ya de Dormitalería, seguí yendo esporádicamente a la Catedral y, siempre que podía, entraba por el Arcedianato para, de paso, echar una ojeada también a mi casa. Recuerdo las Navidades del 65, cuando D. Martín Larráyoz me encargó un trabajillo sobre el Claustro. Me pase todas las mañanas (por cierto, hacía un frío que pelaba) recorriendo Claustro, sobreclaustro y dependencias. Y, por supuesto (venía desde la calle Aralar), entrando y saliendo por el Arcedianato.

A pesar de ser 1965, no era yo aún consciente del peligro que acechaba, ya por entonces, al Arcedianato. No me cabía en mi cabecica de quince años que alguien (y menos, el Obispado y los canónigos) estuviera maquinando su desaparición.


Destrucción del Arcedianato
La foto de Galle de 1966 (foto de la derecha) testimonia el comienzo del derribo de esa vivienda (seguramente, el nº 5) de dos plantas, apéndice de la que cierra por el lado sur el patio del Arcedianato y que llegaba hasta la mismísima Chimenea de la Cocina.
La de la izda. de Cía, es de 1933. En 33 años el único cambio reseñable (aparte de los adoquines) en las viviendas que nos ocupan es que Abadía (al fondo de la calle; el ebanista que tenía el taller enfrente de nuestra casa, el 18) ha abierto el bajo. Hasta el poste metálico del nº 7, en el primer piso, se ve en ambas fotos.
Han tirado también la tapia y la puerta que cierra la calleja del Dormitalero, a mano derecha.


Ahora comparamos la de Galle '66 con otra del mismo fotógrafo, pero del 67. Han construído ya tres plantas y han llevado el límite de la vivienda bastante más lejos que la de la foto del 33, casi hasta la puerta de la calleja del Dormitalero de ese año.


Estas dos fotos de Galle, del 67 la de la izquierda, y del 70 la de la derecha, tomadas en direcciones opuestas, ilustran la evolución en esos tres años del doble proceso de construcción y derribo.
Miremos, desde el fondo hacia la posición de la cámara, la  foto de la derecha, la del 70:
El bloque nuevo, que andaba por la tercera planta, ya ha sido rematado. 
El bloque de viviendas antiguas que iba desde Dormitalería (debajo -sólo aparentemente- de la torre de la Catedral, en la foto de la izda) hasta la Chimenea de la Cocina y que cerraba por el Sur el patio del Arcedianato, ya ha sido demolido.
Del estrecho bloque en el que vivía la Sra. Ángela (cuya ventana, en el primer piso, veía hasta el final de la calle) tan sólo queda el muro exterior.
Del Portal del Arcedianato, tan sólo resiste la gran puerta, testigo mudo de una destrucción injusta y, aún peor, innecesaria.
Lindando con esta puerta (triple W), la ventana y la puerta de la carpintería de Abadía. También destruída, aunque conservando mayor altura el muro que el resto.
A la derecha, en los números pares, el portal de mi casa y la ventana del cuarto de estar contemplando, atónitos, la destrucción del Portal del Arcedianato.


Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
Alguno pensará que esta crítica es tan sólo fruto de un sentimentalismo infantil.
Quiero señalar que yo no critico la necesidad de unas nuevas viviendas para los canónigos.
Tampoco denuncio, sino que aplaudo, el derribo de unas viviendas pegadas a la Catedral (ver imagen de la izquierda) y que impedían contemplarla en todo su esplendor. Hoy se ha abierto un gran espacio que permite ver las torres de la Catedral, sus exteriores góticos que miran al sur; la Cillería, con su renovada portada del XII y los dos torreones prerrománicos; el exterior de la Cocina, con su imponente Chimenea, (antes asfixiada por las viejas viviendas); el Refectorio...
Pero todo ello se podía haber conseguido sin destruir el Portal del Arcedianato, manteniendo (como se ve en la imagen inicial), desde dicho Portal, el acceso al Claustro.
Las cosas no se hicieron bien en su día. Así lo recoge el informe de la RABASF:

VIVIENDAS PARA CANÓNIGOS EN EL ARCEDIANATO DE LA 
CATEDRAL DE PAMPLONA
1968-8-25 soteras arcedianato portada
En la sesión celebrada por esta Real Academia el día 5 de febrero de 1973, fue leído y aprobado el siguiente informe de la Comisión Central de Monumentos, relativo al proyecto de Viviendas para canónigos en el Arcedianato de la catedral de Pamplona, siendo ponente el Excmo. Sr. D. Francisco Iñiguez, Académico de número de la Corporación.
No es ocasión de reiterar la historia lamentable de tales construcciones, con proyecto aprobado por esta Real Academia y por la Dirección General de Bellas Artes; siendo a seguido derruido el romántico patio del Arcedianato, uno de los lugares más gratos de Pamplona, y construido un bloque de viviendas, sin atenerse al proyecto y sin autorización municipal.
... Derruido el romántico patio del Arcedianato, uno de los lugares más gratos de Pamplona...
... Sin atenerse al proyecto...
... Y sin autorización municipal.
1968-8-25 soteras Escudo Beaumont desaparecido AMP
Creo que con esto queda ya todo dicho.

Bulería, bulería... Calle Dormitalería
Tan sólo señalar que aquellos años fueron precursores de otros de muchas más tensiones.
Que Juan Miguel Arrieta era entonces Alcalde de Pamplona (1964-67).
Y que el Obispo era Enrique Delgado Gómez (1946-68), quien asistió a las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II (1962-65).
Que aún faltaba más de una década para que llegara la Constitución del 78.
Y que nos quitaron injusta e innecesariamente el Portal del Arcedianato y el paso, desde él, al Claustro de la Catedral. Pero, a pesar de todo ello...
... No pudieron quitarnos nuestros recuerdos y, sobre todo, nuestra alegría y el cariño a nuestra Ciudad:


Bulería, bulería
Calle Dormitalería
Que es la calle donde yo nací
Frente al Arcedianato
Donde pasé buenos ratos
Con la Jubi, la Elenita y la Vicky

Bulería, bulería
Calle Dormitalería
Que es la calle donde yo nací
Bulería, bulería
Más te quiero todavía
Más te quiero todavía y te querré

José Castells Archanco me envía esta imagen de un cuadro de Salvador Beunza, de los años 60, en la que tenemos el punto de vista contrario de la imagen que abre esta entrada:


Y buscando más cuadros del mismo pintor, he encontrado este otro, de 1965, con una visión transversal hacia la parte norte de la galería:


Y ahora (20.11.14) José Castells me envía este otro:


Para que veáis en toda su dimensión lo que se llevaron por delante, echad una ojeada a este álbum de Facebook:

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