jueves, 23 de enero de 2014

"Isla de Wigth" en Monte la Reina 1970

Cada uno a su aire, en la playa de la isla de Wigth
Mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa
Hay unas cuantas cosas en mi vida de las que me arrepiento.
Creo que todos tenemos esta fantasía: "Si me dieran otra oportunidad, si volviera a vivir, ¿qué no volvería a repetir?".
En mi caso, de ninguna de las maneras repetiría el servicio militar. Y lo digo después de varias décadas: "me arrepiento de no haber hecho todo lo posible por evitar ir a la mili obligatoria, allá por 1970, todavía en la dictadura".

Ahora sí la besaré
Ahora sí la besaré
Ello no quita para que desde que llegó la democracia, esté deseando jurar bandera (en cuanto se presente la oportunidad, me voy para Aizoáin). Ya que entonces me negué públicamente a besarla (el Capitán, un hombrón, me dijo: "Mendiburu, vuelva y bésela". Yo, 60 kilos en sucio, me planté delante de él y le dije: "Mi Capitán, no la voy a besar". Él desenvainó el sable, levantó el brazo (se paró toda la jura del campamento) y me gritó: "¡¡¡Mendiburu, bésela!!! Yo le repetí: "Mi Capitán, no la voy a besar". Y se la tuvo que envainar, porque no la besé)

No se hace nada, pero, eso sí, a toda hostia
Aparte de perdidos (me jodieron toda mi afición al atletismo), fueron tres veranos (y un pico bastante largo) puteao. Y digo bastante pico porque el tercer verano, el de las prácticas, se alargó (a base  de estancias en el cuarto de banderas) hasta el 10 de diciembre (¡¡¡aún me acuerdo!!!), con lo que me impidieron, con la carrera recién terminada, poder trabajar ese curso 72-73.
Mi hermano Carlos, siempre muy atinado en sus apreciaciones, definía la mili como "un sitio donde no se hace nada, pero, eso sí, a toda hostia".
Pero, si sólo fuera eso... La mili era un sitio donde te hacían pasar por el aro, donde te humillaban, donde el castigo, y el temor al mismo, imperaba desde diana hasta retreta. Salvo en algunos casos, escasísimos, yo no vi respeto al soldado sino mandos dispuestos a ejercer el sadismo.
Tuve la inmensa suerte de que una de esas excepciones, un Teniente Coronel, enterado de mi situación, dispusiera que ya estaba bien de que el Capitán (mejor no pongo el nombre) me puteara y, en contra de los deseos de éste, decidió que el Sargento Mendiburu había terminado la mili. Aquel Teniente Coronel de Jaca fue mi salvador.
Con el orgullo de haber sido degradado a Cabo, aCabó aquella pesadilla.

Con mis compañeros de tienda en la cantina: Moriones, Errea, Jimmi, Valencia, Orradre, Mendiburu...
Veraneo en Monte La Reina
Los veranos del 70 y 71 los pasé en Monte La Reina. Allí a los universitarios se nos trataba de listillos: "Ustedes se creen que saben más que Ortega y Gasset juntos".
Cuenta mi hermano Ramón (que pasó por allí los años 71 y 72) un chiste que refleja muy bien la situación que vivíamos allá.
A pesar de todo, aprendí dos cosas:
1. Que las granadas no explotan, sino que explosionan
2. Que lo del "cañón de respeto" ( en vez de "cañón de repuesto". Ver 3ª acepción) no era una errata de imprenta repetida hasta la saciedad.
Pero de lo que sí estoy satisfecho es del buen ambiente, del compañerismo que reinaba entre universitarios y de las mutuas ayudas en momentos tan complicados.

El Sargento Mendiburu dirigiendo la compañía en el Cuartel de la Victoria (Jaca)
Isla de Wigth
Yo creo que fue el verano del 70. En medio de ese ambiente tan triste, tan deprimente, sonaba en los benditos momentos de relax (si los mosquitos te lo permitían), una canción por megafonía que hablaba de un mundo totalmente distinto de lo que vivíamos en Monte La Reina. Hablaba de paz, de amor, de juventud libre, de otro tipo de sociedad...
Yo no sé si los mandos no se daban cuenta o si no le daban mayor importancia. Pero para mí esa canción supuso, no sólo uno de los ratos más agradables del día, sino una esperanza de que aquella pesadilla algún día tenía que terminar.
¿Quién ponía ese disco? No lo sé, pero hoy (espero que no sea demasiado tarde) quiero mostrarle mi agradecimiento a ese anónimo DJ mediante este vídeo que refleja que existía otra vida al otro lado de las alambradas y que supuso para mí una secreta gran esperanza:



Isla de Wigth
(Michel Delpech)

Wight is Wight, Dylan is Dylan
Wight is Wight, viva Donovan.
Es como una luz en la oscuridad.
Wight is Wight, hippy hippy py

Isla de la paz donde llegó
la juventud para cantar
al mundo entero su verdad.
Con el equipaje de su amor
sin más deseos que sembrar
las flores de su libertad.
Wight is Wight, Dylan is Dylan
Wight is Wight, viva Donovan.
Es como una luz en la oscuridad
Wight is Wight, hippy hippy py

Tú que has escogido la prisión
no tienes por qué condenar
a los que quieren escapar.
Cada cual escoge su razón,
la suya es la del corazón,
abre los ojos y verás.


Milicias universitarias
La historia del campamento militar se remonta al año 1944 con el objetivos de cobijar a las milicias integradas por alumnos de las universidades de Valladolid, Salamanca, Santiago de Compostela y Oviedo. Cuatro años después, en 1948, se incorporaron los universitarios de Pamplona, Bilbao y León que hacían el servicio militar obligatorio en las vacaciones veraniegas.
Durante tres décadas, fue sede de las milicias universitarias y acogió entre 1.000 y 4.000 alumnos cada verano hasta el año 1972. Entre 1975 y 1978, sufrió un proceso de reconversión en un campamento de instrucción militar básica para los aspirantes a caballeros cadetes de la Academia General Militar.
Entre quienes hicieron su instrucción militar en Monte la Reina en los años cincuenta y sesenta figuran políticos como Adolfo Suárez, Felipe González, Jordi Pujol, el expresidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina o Miguel Ángel Revilla.
Tras más de dos décadas cerrado, desde 2021 hay un proyecto para su reapertura y asentar alrededor de 1.200 familias en Zamora.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

vaya chulada de video y vaya contraste entre la vida de dentro y la de fuera de la alambrada. Muy bueno
Julián G.

Jesús Herrera Peña dijo...

De la mili, del ejército, opino lo mismo que tú, Patxi. Yo también pasé por allá y de soldado pelao —yo era primario, no universitario (de escuela primaria, me refiero)—.
Me he hecho mayor y he comprendido lo que es el ejército: la doma del ser humano para que actúe como una pieza dócil de una perfecta maquinaria de obedecer.
Ahora entiendo el resultado de unos policías que darían de ostias hasta a su mismo padre si estuviera entre la multitud de anti-desahucio para evitar que a una pobre familia le arrojen a la puta calle, y sin embargo no darían ni un leve regaño al banquero, al juez y al político que ordena o consiente esa ignominia contra los más elementales derechos de todo ciudadano (Artículo 47 de la Constitución Española).

Anónimo dijo...

Hay personas a las que les gusta pisar corazones tanto como pisar hojas secas en otoño: Sólo por el placer de escucharlos romperse.......pero yo ,después de leer todo y EMOCIONARME con tu publicación y con esa música que me llega al alma....pienso que tendrían que haber tenido cuidado, en no pisotear para subir, porque luego pueden encontrarse a esas mismas personas al bajar ....TODAVÍA QUEDA TANTO POR DECIR,,,,
Sabes que yo en esa época vivía muy cerca del,Campamento de Monte la Reina? Felicidades me ha gustado tanto......ojalá yo tuviese esa facilidad para escribir mis vivencias NH..

Carlos de Córdoba dijo...

Absorbiendo su olor a vapor de pan al amanecer y abrazado a su menudo cuerpo, en un rincón, hace 43 años me cantó al oído esta maravillosa canción. La ternura que me trasmitió en aquella ocasión, es la misma que reparte sin tacañería hoy día.
Excelente combinación de fotos y videos. Me emocione. Hice la mili en caballería y lo mejor.... los caballos.

desolvidar dijo...

Gracias, Carlos de Córdoba, por contarnos tu preciosa experiencia con Isla de Wigth. Ternura y libertad! Yo hice las prácticas con mulos y te aseguro que algunos aún eran más cabrones que muchos mandos.
Un abrazo

José Alen dijo...

Montelareina, veranos de 1969 y 1970, 3ª de infantería, universitarios gallegos. Los dos peores veranos de mi vida: el calor, la maldita loma Jeroma, casi todos los fines de semana castigado sin salida, los mandos impresentables, solo se salvaba el alférez de milicias. Es cierto que éramos una moscas cojoneras, algunos muy rojos. Solo se podía resistir por la complicidad ideológica que manteníamos algunos, el compañerismo, la solidaridad y el sentido de la amistad. Mis mejores recuerdos tienen que ver con los amigos, algunos ya fallecidos: Jesús; Nacho; otros aun los sigo viendo o sé de ellos: Balbino, Gonzalo; Eduardo, Hixinio, Santi, Antonio; Candido, sin ellos hubiera sido imposible soportarlo. José A.

desolvidar dijo...

Gracias por tu comentario, José Alen

Anónimo dijo...

Creo que el Capitan sería Pairet y el teniente Coronel sería Royo. Yo hice las prácticas de 10 de septbre del 73 a 10 de enero del 74, en ese Cuartel. Manolo desde Pamplona

desolvidar dijo...

Vaya memoria, Manolo! Pairet, seguro. Gracias por tu comentario