Cinco buenos argumentos |
Son
un puñado de razones claras para poder argumentar desde Navarra que el sistema
del Convenio Económico no supone dejar de ser solidario con el resto de los contribuyentes
españoles.
Aquí van cinco.
Cinco
argumentos desde Navarra
1 Pagamos por nivel de renta en vez de población
Navarra aporta el 1,6% de
los gastos generales del Estado. El porcentaje se pactó en su día (en 1990) de
acuerdo con lo que suponía Navarra en el conjunto de la riqueza nacional, lo
cual quiere decir que se tiene en cuenta la renta a la hora de pagar más. Es
decir, si Navarra aportara en función de su población, pagaría el 1,37%; pero
como lo hace en función de su riqueza, es el 1,6%. Parecen unas cifras que son
casi iguales, pero no es cierto. El Gobierno foral calculaba hace poco que si
Navarra hubiera pagado en función de su población y no de su renta, en el último
quinquenio (2010-2014) se habría ahorrado 400 millones de euros. En el País
Vasco, por ejemplo, el Concierto establece para el “cupo” una fórmula mixta que
mezcla renta y población. Los técnicos calculan que si estuviera aquí en vigor
la norma vasca, Navarra aportaría el 1,48% en vez del 1,6%. Es decir, el
sistema de cálculo ya hace que Navarra, que tiene una renta de las más altas de
España, ya cotice y pague en función de la misma. También es cierto que todas
las cifras son susceptibles de analizarse y negociarse (la riqueza de Navarra
ronda en estos momentos el 1,7% de la España).
2 Autonomía y responsabilidad
La autonomía fiscal es
buena, pero tiene una contrapartida que se suele olvidar en estos debates, la responsabilidad.
Es decir, Navarra administra sus recursos, pero en casos de crisis (como los años
precedentes) se las arregla también por sí misma. El resto de las comunidades tienen
mecanismos de ayuda financiera por parte del Estado que Navarra no usa. Se
trata de adelantos económicos que el Estado les hace a las comunidades para cuadrar
sus cuentas, y que este año suman hasta 28.000 millones. En Navarra, si cae la
recaudación, deben ajustarse también los gastos. Es cierto que el Estado
ofreció a Navarra un fondo con ayudas para endeudarse más barato, pero el
Gobierno foral decidió no entrar para preservar su autonomía. Navarra se responsabiliza
de sus cuentas, pero también tiene que hacerlo de las del conjunto de España.
Navarra no decide el tamaño del gasto público del país, pero sí colabora en su
mantenimiento. La Comunidad foral paga también religiosamente el 1,6% de los intereses de
la enorme deuda pública nacional, por citar un ejemplo.
3 Presión fiscal equivalente a la del resto de España
Navarra no es ningún paraíso
fiscal, aunque es cierto que tiene muchas particularidades en materia
tributaria. El Convenio Económico explica expresamente que la autonomía fiscal
está limitada por un concepto básico: el hecho de que Navarra tenga, al menos,
la misma “presión fiscal” global equivalente que el resto de España. Es decir,
que el conjunto de los impuestos en Navarra debe recaudar una cantidad
equivalente a los que tiene establecidos el Estado.
No se mide
impuesto a impuesto sino en su globalidad. Es la fórmula que se pactó para
evitar, precisamente, que la autonomía pudiera dar lugar a un territorio con impuestos
más bajos. Los técnicos de Hacienda foral sostienen además que es un principio
que se cumple. Y la recaudación fiscal, tanto en Navarra como en el conjunto de
España, ronda entre el 15 y el 17% del PIB, dependiendo de los ejercicios,
según los cálculos de la Hacienda de Navarra que se hacen todos los años. Y en
unos años es algo mayor en Navarra (estimación del año 2011) y otras en el
Estado (caso de 2012). En conjunto, están equilibradas.
4 Todas las comunidades tienen ya cierta autonomía fiscal
El hecho de que todas las
autonomías tengan idénticos impuestos salvo Navarra y el País Vasco (por sus regímenes
forales) sí que es un mito incierto. Hace ya años que todas las comunidades españolas
tienen transferido por el Estado el 50% de la recaudación del Impuesto sobre la
Renta (IRPF), de Patrimonio y del IVA en su territorio. En los dos primeros casos,
tienen además capacidad normativa para introducir cambios. Por ejemplo, en
Madrid no existe en la práctica el Impuesto del Patrimonio, lo que hace que los
madrileños de alto nivel de renta se ahorren 600 millones al año y en La Rioja
este año se reducirá un 50% la cuota a pagar. ¿Alguien habla por ello de privilegios
fiscales en Madrid? Navarra, en cambio, ha tenido hasta 2014 uno de los impuestos
del Patrimonio más altos de España. En el caso del IRPF existen ejemplos similares.
Cada comunidad tiene deducciones propias. En Aragón se puede desgravar por
guardería y en Navarra no. O en La Rioja, por la segunda residencia. En Navarra,
tampoco. Otro ejemplo son los tipos a pagar en el
impuesto. En estos momentos el tipo máximo del IRPF en territorio común
oscila entre un 45% y un 49%, y en Navarra es del 48%, de los más altos de
España. ¿Dónde queda el privilegio?
5 Solidaridad también a través de la Seguridad Social
La
aportación fijada en el Convenio no es la única contribución navarra a la
solidaridad entre españoles. En absoluto. Ahí está por ejemplo la aportación a
la caja de la Seguridad Social. El hecho de ser una comunidad con una alta tasa
de renta hace que durante años Navarra, sus empresas y sus trabajadores, hayan
contribuido a la Seguridad Social con mucho más que los gastos generados en
pensiones. Y con estos fondos se ha colaborado en la solidaridad nacional, ya
que la Seguridad Social no distingue donde recauda. Así ha sido hasta 2011. En
los años anteriores, de 2002 a 2010, Navarra aportó en total unos 1.500
millones más de los que gastó en pensiones. Una circunstancia, por ejemplo, que
es opuesta a la del País Vasco que registra déficits en las cuentas de la
Seguridad Social desde hace años. La crisis ha hecho que en estos momento todas
las comunidades reciban más de lo que aportan, pero algunas siguen cotizando
más que otras y Navarra sigue estando entre las que más recaudan en función de
su población.
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