miércoles, 13 de mayo de 2015

Navarra es solidaria. El régimen fiscal foral. 2ª parte

Cinco buenos argumentos 
Son un puñado de razones claras para poder argumentar desde Navarra que el sistema del Convenio Económico no supone dejar de ser solidario con el resto de los contribuyentes españoles. 
Aquí van cinco.
 
Cinco argumentos desde Navarra  

Pagamos por nivel de renta en vez de población
Navarra aporta el 1,6% de los gastos generales del Estado. El porcentaje se pactó en su día (en 1990) de acuerdo con lo que suponía Navarra en el conjunto de la riqueza nacional, lo cual quiere decir que se tiene en cuenta la renta a la hora de pagar más. Es decir, si Navarra aportara en función de su población, pagaría el 1,37%; pero como lo hace en función de su riqueza, es el 1,6%. Parecen unas cifras que son casi iguales, pero no es cierto. El Gobierno foral calculaba hace poco que si Navarra hubiera pagado en función de su población y no de su renta, en el último quinquenio (2010-2014) se habría ahorrado 400 millones de euros. En el País Vasco, por ejemplo, el Concierto establece para el “cupo” una fórmula mixta que mezcla renta y población. Los técnicos calculan que si estuviera aquí en vigor la norma vasca, Navarra aportaría el 1,48% en vez del 1,6%. Es decir, el sistema de cálculo ya hace que Navarra, que tiene una renta de las más altas de España, ya cotice y pague en función de la misma. También es cierto que todas las cifras son susceptibles de analizarse y negociarse (la riqueza de Navarra ronda en estos momentos el 1,7% de la España).

Autonomía y responsabilidad
La autonomía fiscal es buena, pero tiene una contrapartida que se suele olvidar en estos debates, la responsabilidad. Es decir, Navarra administra sus recursos, pero en casos de crisis (como los años precedentes) se las arregla también por sí misma. El resto de las comunidades tienen mecanismos de ayuda financiera por parte del Estado que Navarra no usa. Se trata de adelantos económicos que el Estado les hace a las comunidades para cuadrar sus cuentas, y que este año suman hasta 28.000 millones. En Navarra, si cae la recaudación, deben ajustarse también los gastos. Es cierto que el Estado ofreció a Navarra un fondo con ayudas para endeudarse más barato, pero el Gobierno foral decidió no entrar para preservar su autonomía. Navarra se responsabiliza de sus cuentas, pero también tiene que hacerlo de las del conjunto de España. Navarra no decide el tamaño del gasto público del país, pero sí colabora en su mantenimiento. La Comunidad foral paga también religiosamente el 1,6% de los intereses de la enorme deuda pública nacional, por citar un ejemplo.

Presión fiscal equivalente a la del resto de España
Navarra no es ningún paraíso fiscal, aunque es cierto que tiene muchas particularidades en materia tributaria. El Convenio Económico explica expresamente que la autonomía fiscal está limitada por un concepto básico: el hecho de que Navarra tenga, al menos, la misma “presión fiscal” global equivalente que el resto de España. Es decir, que el conjunto de los impuestos en Navarra debe recaudar una cantidad equivalente a los que tiene establecidos el Estado.  No se mide impuesto a impuesto sino en su globalidad. Es la fórmula que se pactó para evitar, precisamente, que la autonomía pudiera dar lugar a un territorio con impuestos más bajos. Los técnicos de Hacienda foral sostienen además que es un principio que se cumple. Y la recaudación fiscal, tanto en Navarra como en el conjunto de España, ronda entre el 15 y el 17% del PIB, dependiendo de los ejercicios, según los cálculos de la Hacienda de Navarra que se hacen todos los años. Y en unos años es algo mayor en Navarra (estimación del año 2011) y otras en el Estado (caso de 2012). En conjunto, están equilibradas.

Todas las comunidades tienen ya cierta autonomía fiscal
El hecho de que todas las autonomías tengan idénticos impuestos salvo Navarra y el País Vasco (por sus regímenes forales) sí que es un mito incierto. Hace ya años que todas las comunidades españolas tienen transferido por el Estado el 50% de la recaudación del Impuesto sobre la Renta (IRPF), de Patrimonio y del IVA en su territorio. En los dos primeros casos, tienen además capacidad normativa para introducir cambios. Por ejemplo, en Madrid no existe en la práctica el Impuesto del Patrimonio, lo que hace que los madrileños de alto nivel de renta se ahorren 600 millones al año y en La Rioja este año se reducirá un 50% la cuota a pagar. ¿Alguien habla por ello de privilegios fiscales en Madrid? Navarra, en cambio, ha tenido hasta 2014 uno de los impuestos del Patrimonio más altos de España. En el caso del IRPF existen ejemplos similares. Cada comunidad tiene deducciones propias. En Aragón se puede desgravar por guardería y en Navarra no. O en La Rioja, por la segunda residencia. En Navarra, tampoco. Otro ejemplo son los tipos a pagar en el impuesto. En estos momentos el tipo máximo del IRPF en territorio común oscila entre un 45% y un 49%, y en Navarra es del 48%, de los más altos de España. ¿Dónde queda el privilegio?

Solidaridad también a través de la Seguridad Social
La aportación fijada en el Convenio no es la única contribución navarra a la solidaridad entre españoles. En absoluto. Ahí está por ejemplo la aportación a la caja de la Seguridad Social. El hecho de ser una comunidad con una alta tasa de renta hace que durante años Navarra, sus empresas y sus trabajadores, hayan contribuido a la Seguridad Social con mucho más que los gastos generados en pensiones. Y con estos fondos se ha colaborado en la solidaridad nacional, ya que la Seguridad Social no distingue donde recauda. Así ha sido hasta 2011. En los años anteriores, de 2002 a 2010, Navarra aportó en total unos 1.500 millones más de los que gastó en pensiones. Una circunstancia, por ejemplo, que es opuesta a la del País Vasco que registra déficits en las cuentas de la Seguridad Social desde hace años. La crisis ha hecho que en estos momento todas las comunidades reciban más de lo que aportan, pero algunas siguen cotizando más que otras y Navarra sigue estando entre las que más recaudan en función de su población.

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