Aclaración
A pesar de que la Presentación-Concierto era abierta al público y de haber sido expresamente invitado, se me han planteado una serie de exigencias -sin que me hayan facilitado los medios- de cara a publicar mis vídeos, que sólo un equipo de profesionales podía realizar. Yo, simplemente, era un miembro del público que estaba grabando desde una silla en la primera fila, sin moverme del asiento.
Se me ha indicado el deseo de que el coro que interpretó estas maravillas no aparezca en mis vídeos.
Así pues, aunque otros músicos -quizás no tan exquisitos- han considerado más que correcta mi grabación, he decidido no publicar las imágenes que grabé; pero, con el fin de que los lectores de este blog no se pierdan del todo el concierto, he mantenido el sonido con las letras que he podido conseguir (ni siquiera se me han facilitado las letras que he pedido) apoyados en una imagen fija.
De verdad que lo siento. Pero vayamos al grano.
***
Para un
pamplonés, nacido en Dormitalería 18, casi enfrente de la antigua entrada del
Arcedianato, entrar desde esa calle al Claustro, saludar a la Virgen del Amparo
(“María, Mariaza, cara de calabaza…”) tocándole el pie –como han hecho
generaciones de vecinos de la Navarrería- y entrar a la sacristía, directamente
por la puerta secreta de la crujía norte, es ya un enorme placer.
Pero si el motivo
era para acudir -el pasado 7 de marzo, invitado- a la presentación musical del Catálogo del Archivo de Música de la
Catedral de Pamplona en la propia sacristía rococó, el nivel de endorfinas lleva a ese placer
hasta el paroxismo.
Presentado el acto por Ekaitz Santazilla –del Ateneo Navarro-, no sólo
pudimos conocer de primera mano los fondos musicales conservados en la seo
desde los orígenes, en el siglo XV, hasta mediados del XX (incluso un detalle
precioso del siglo XXI), sino que dichos fondos, esas viejas partituras, esas
notas –muchas veces demasiado olvidadas- cobraron vida en las interpretaciones
musicales que ejemplificaron los diferentes periodos.
Vamos hoy a ver las cuatro primeras.
Entenderéis perfectamente y disculparéis los sonidos (pequeños ruidos, toses...) ajenos a la interpretación. Mi cámara -aunque en primera fila- estaba situada entre el público.
Entenderéis perfectamente y disculparéis los sonidos (pequeños ruidos, toses...) ajenos a la interpretación. Mi cámara -aunque en primera fila- estaba situada entre el público.
1. Vexilla Regis, 4 v. Anónimo (s. XV)
Himno, de autor anónimo, al misterio de la Cruz. Es un canto propio del Viernes Santo. El papel estaba muy deteriorado, pero había copias posteriores. Desde el siglo XV hasta ahora os podéis imaginar la de diferentes estrofas que se le han ido añadiendo. Entre todas las versiones no he encontrado algunas de las estrofas que aquí se cantan, con lo que la letra en el vídeo queda incompleta.
A pesar de habérsela pedido directamente a quien podía dármela, no me ha sido facilitada
Himno, de autor anónimo, al misterio de la Cruz. Es un canto propio del Viernes Santo. El papel estaba muy deteriorado, pero había copias posteriores. Desde el siglo XV hasta ahora os podéis imaginar la de diferentes estrofas que se le han ido añadiendo. Entre todas las versiones no he encontrado algunas de las estrofas que aquí se cantan, con lo que la letra en el vídeo queda incompleta.
A pesar de habérsela pedido directamente a quien podía dármela, no me ha sido facilitada
2. Suscepit Israel 4 v. Miguel Navarro (s. XVI)
No se conserva mucha música escrita del Renacimiento, siendo la máxima figura del mismo Miguel Navarro, maestro de capilla de la Catedral de Pamplona, con muy interesante polifonía escrita y publicada a sus expensas. Fue un hombre que no salió mucho de Pamplona y no estuvo al tanto de las nuevas corrientes del barroco. Pero, lo que hizo, es de una gran calidad. Valga como ejemplo este trocito del Magnificat: Suscepit Israel
No se conserva mucha música escrita del Renacimiento, siendo la máxima figura del mismo Miguel Navarro, maestro de capilla de la Catedral de Pamplona, con muy interesante polifonía escrita y publicada a sus expensas. Fue un hombre que no salió mucho de Pamplona y no estuvo al tanto de las nuevas corrientes del barroco. Pero, lo que hizo, es de una gran calidad. Valga como ejemplo este trocito del Magnificat: Suscepit Israel
3. Kyrie, 8 v. y 2 coros Miguel de Irizar (s. XVII)
Miguel de Irizar (1635-1684), el mayor exponente del barroco navarro, era natural de Artajona. Era tal la pobreza de este humilde fraile que llegó a coser en cuadernillos las cartas que le llegaban para, en el reverso, escribir sus propias partituras.
Solamente tenemos
de él este Kyrie. Si toda la misa fuera de la categoría del Kyrie, sería una misa magnífica. 8 voces y 2 coros:
4. Gloria, laus, 4 v. J. Prieto (s. XVIII)
Gloria, laus. Siglo XVIII. Se trata de un vibrante motete, muy tradicional
en Pamplona en la liturgia del Domingo de Ramos. Tan tradicional que yo lo
aprendí de niño con toda naturalidad, sin saber –por supuesto- que era obra de
Julián Prieto, tenor y maestro de la Seo de Pamplona. Este autor, identificado
plenamente con el “Clasicismo” musical, vivió de cerca la construcción de la
fachada Neoclásica de la Catedral por Ventura Rodríguez y concibió una música
“ad hoc” para la vuelta de la Procesión de Ramos, en la que, de acuerdo con las
normas litúrgicas, se debe interpretar el motete junto a la puerta principal
que obra en la fachada. Pocas veces se da una conjunción tan singular, en que
concuerdan plenamente la liturgia, la arquitectura y la música.
Así pues, lo que compone Prieto es ciclópeo, como la fachada de la
Catedral
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