ETA en la Eurocámara
CRISTINA LOSADA –
LIBERTAD DIGITAL – 29/04/16
Con razón, MaitePagazaurtundúa y Teresa Jiménez Becerril, ambas con familiares asesinados por
ETA, protestaron vehementemente por la presencia de Arnaldo Otegui en un debate
del Parlamento Europeo. A su protesta se unieron otros eurodiputados españoles
de PP, Ciudadanos y UPyD, además de colegas europeos, y se apartaron
expresamente los de IU y Podemos. Ambos partidos están en el grupo (Amigos del País Vasco) que invitó a
Otegui.
La invitación era para hablar de “la
situación del proceso de paz vasco”, y no han de sorprender ni expresiones como
proceso de paz, que prácticamente ya sólo está en boca de los herederos de ETA,
ni un contenido centrado en la situación de los presos etarras, a los que Otegui
calificó de “presos políticos”. El Europarlamento permitió así que se
difundiera desde esa cámara de resonancia una gravísima acusación contra
España, donde no hay, como no los hay en ningún otro país de la UE, tal cosa
como presos políticos.
Como novedad, Otegui se refirió a los
etarras que están fuera de España como “refugiados” que “deben volver”.
Refugiados, por tanto, como los sirios que huyen de la guerra civil y vienen a
Europa; como los niños que se ahogan en el intento. Da la dimensión de la
catadura moral del ponente esa analogía que trazó, esos sentimientos de dolor,
lástima y solidaridad que quiso despertar invocando el drama humanitario de los
refugiados, para volcarlos sobre miembros de una banda terrorista que asesinó
sin piedad. A la que no le importó nada que en sus atentados murieran niños.
No ha de sorprender, decía, porque el
legado de ETA, que es lo que Otegui representa, tiene la pretensión de
vindicarse, de reescribir la historia para justificar décadas de crímenes;
crímenes que -conviene recordar- perpetró en abrumadora cantidad cuando España
ya era una democracia. A pesar de las generosas amnistías de la Transición, que
vaciaron las cárceles de presos etarras, la banda continuó matando: lo hizo,
sobre todo, a partir de entonces. Quizá haya eurodiputados que sigan viendo a
la ETA con el halo mítico del antifranquismo. Deberán documentarse. Si quieren,
que me temo que no.
La presidenta del grupo que invitó a Otegui,
Izquierda Unitaria, es Gabriele Zimmer, alemana, del partido Die Linke, aunque
le dio tiempo a militar en los ochenta en el SED, el partido comunista que dominó
Alemania Oriental; el de Honecker, la Stasi y el Muro. Ahora se preocupa de los
derechos humanos de los presos de ETA, como manifestó en una reciente visita a
los parlamentos vasco y navarro. En la sesión con Otegui, Zimmer respondió a
las protestas diciendo: “Tiene que haber una posibilidad de que integremos en
el debate democrático de este Parlamento a personas que se han decantado
conscientemente por un proceso de paz y participan en él activamente”.
Bien, ¿por qué no invita al Parlamento
Europeo a un exterrorista de ETA arrepentido? Los hay. Es verdad que algunos
fueron asesinados por sus antiguos camaradas para dar un castigo
ejemplarizante: para evitar arrepentimientos y reinserciones. Pero algunos hay,
y estaría bien que fueran ellos los que dieran testimonio, en lugar de un Otegui
del que no tenemos noticia de que se apartara asqueado de la historia criminal
de ETA.
El proceso de paz en el que está Otegui es el proceso de legitimación de ETA que impulsan los que formaron el entorno, y no sólo el entorno, de la banda terrorista, desde que dejó de atentar porque apenas tenía capacidad para hacerlo. No fue Otegui el que decidió un buen día que ya estaba bien de asesinatos y convenció a la ETA. Fue la difícil y larga labor de las fuerzas policiales y de la justicia, fue la ilegalización del brazo político de ETA, lo que llevó a la banda a cesar los atentados. En lo que están Otegui y los suyos es en recoger la herencia de tantos años de terror: sin renegar, sin rechazar, sin abjurar, encubriéndola con la equidistancia. Para eso le sirvió a Otegui que le acogieran en la Eurocámara.
CRISTINA LOSADA –
LIBERTAD DIGITAL – 29/04/16