miércoles, 30 de octubre de 2019

Campanario del Seminario de Dormitalería (2)

1800 "2ª vista de Pamplona" Dibujante Lejeune
Actualización 18:00
"Representa en primer término el desparecido puente de los leños, que daba paso a la acequia en la que se recogía la madera que llegaba a la ciudad comprendida entre los baluartes de Labrit y del Redín, sobre la que destacan el desparecido convento de la Merced, el palacio episcopal, la Barbazana y la trasera de la Catedral."
Con esta descripción no hay duda (ver siguiente foto) de que esta litografía publicada en 1820, pero dibujada en 1800, es el testimonio más antiguo (de momento) del Campanario del Seminario de Dormitalería, terminado en 1777.
Julio Cía 1932. Palacio Episcopal y Seminario de Dormitalería
Hace unos días desolvidamos un campanario, que luego fue torreta y que formó parte del perfil de la Catedral y alrededores en muchas fotos y dibujos de la 1ª mitad del siglo XX y gran parte del XIX.
Hoy hacemos un viaje en el tiempo de más de cien años para rastrear la situación de dicho campanario. Podéis ver con detalle todos los pasos desde 1950 (ca.) hasta 1850 en el álbum dedicado al Campanario del Seminario de Dormitalería que he subido a Face.
***
El punto de partida es esta imagen de los años 50, en la que el campanario de la foto de portada se ha transformado en "torreta". La imagen es del padre de Castells y era la primera vez que me percataba de la existencia de esa edificación señalada.
A la dcha. de las Esclavas del Sº Corazón, la "torreta" de la Providencia
El cambio de campanario a torreta, supongo que se debe al cambio de función:
En los seminarios siempre se ha funcionado -para comienzo y fin de las actividades- a toque de campana.
Aquel campanario, con el tejado acabalgado, da-
ba una nota muy característica. (1918 Medialuna)
El Seminario Conciliar fue fundado en 1772, en terrenos y huerta del Cabildo Catedral, por el entonces Obispo de Pamplona. Se levantó, de nueva planta, en la calle Dormitalería, bajo la advocación de San Miguel (pincha para ver portada). Su construcción se terminó en 1777, siendo restaurada la fachada en 1861 y 1878.
A finales de los 20 se vio la necesidad de hacer el actual seminario que se empezó a construir en 1931, pero la guerra civil obligó a ser desalojado para utilizarlo como hospital. Así, la inauguración del nuevo Seminario tuvo posponerse a finales de 1939. Por cierto, el actual seminario tiene el mismo nombre: Seminario Diocesano Conciliar San Miguel.
Supongo que a partir de esa fecha (no he encontrado el dato), empezó a cumplir una nueva función como Casa de la Providencia, "donde unas monjas entregan su vida al cuidado de niños abandonados, huérfanos o expósitos, perpetuamente vestidos con delantales de percal, que cuando salen a pasear lo hacen como los seminaristas, en fila.".
Supongo que con el cambio de función ya no era tan importante un campanario tan vistoso.
En los años 60 la torreta dejó de tener sentido y desapareció, como muestra el SITNA.
Debería estar en la marca roja
Actualmente se ha convertido en una Residencia para estudiantes universitarias, regida por las Hijas de la Caridad.

La maqueta y San Agustín
Me llama la atención que en la maqueta del Archivo de Navarra, que retrata la Pamplona de finales del XIX y comienzos del XX, no venga representado el campanario.
Esta ausencia me hizo dudar de si el campanario estaba en el XIX, pero pronto disipé las dudas cuando encontré esta imagen de Arazuri PCB (Pamplona Calles y Barrios) que debido a la ausencia de la torre de San Agustín nos permite fecharla antes de 1882, cuando fue levantada dicha parroquia, la más joven de las tradicionales.
Entre la torre de San Cernin y el Campanario del Seminario, no está la torre de San Agustín (1882)
Localizador
Cuando fue campanario, con su chapitel característico, era perfectamente visible por encima del tejado sobreelevado del Seminario y me ha servido de referencia indudable en unas cuantas ocasiones.
Sin duda, la más importante, ésta, que demuestra que los layadores no están en el Baluarte de la Reina, sino en el Revellín de Tejería (plaza de Toros actual, pincha)
Así, de paso, el campanario nos ha ayudado a desolvidar el Revellín de Tejería, confundido con el Baluarte de la Reina y tan necesitado de un cierto reconocimiento:
1915 Revellín de Tejería, en la actual Plaza de Toros
Destino final (de momento)
Tras introducirme en el XIX y dudar de que pudiera encontrar fotos, me acordé de los hermanos Lagarde que tanto nos ayudaron con sus acuarelas en el Bloqueo Carlista de Pamplona.
Y Aniceto, con sus dibujos acuarelados con detalles increíbles, nos regala esta imagen de Pamplona en 1850 que nos va a emocionar:
Pero como de lo que aquí se trata es del Campanario del Seminario, voy a ceñirme al tema, no sin antes amenazaros con una nueva entrada dedicada a las acuarelas de Aniceto. 
Fijaos en el exhaustivo detalle de la foto de arriba en el que no podía faltar el tejado acaballado y el Campanario del Seminario. 
En esta foto de abajo se ven hasta los caballos de lo que luego será Goñi.

lunes, 28 de octubre de 2019

La Pamplona del XVII (por Martinena)

Proporciones más longilíneas que el original para una mejor visualización
Así era la Pamplona del siglo XVII                                                  Juan José Martinena Ruiz
Resultado de imagen de martinena"TRIBUNA CULTURAL El autor, director del Archivo Real y General de Navarra desde 1985 hasta su jubilación, explica con todo detalle la Pamplona del siglo XVII que se percibe en esta vista panorámica de la ciudad amurallada del cuadro recién adquirido por el Gobierno de Navarra y pintado hacia 1640

El pasado miércoles 23 de octubre, este periódico informaba a sus lectores de la adquisición en subasta, por parte del Gobierno de Navarra, de una interesante vista panorámica de Pamplona, atribuida a Juan Bautista Martínez del Mazo, yerno de Velázquez, y pintada hacia el año 1640, que representa la imagen que ofrecía la ciudad amurallada en su cara norte, es decir la zona comprendida entre las inmediaciones de la catedral y la parte más próxima al actual mirador de la Taconera. En este artículo vamos a hacer un recorrido visual por el cuadro, comentando los elementos más significativos que aparecen representados en él.

1. La muralla
Vista desde el Nordeste 1880 ca.
Lo primero que aparece en la vista panorámica es la muralla que integraba el frente norte del recinto, desde el portal de Francia hasta el baluarte de Gonzaga, donde hoy está el mirador de los jardines de la Taconera. Dado que –al menos en la imagen que se ha facilitado a los medios- no aparece el baluarte del Redín, que naturalmente quedaría a la izquierda de la catedral, son pocos los elementos de la fortificación que se pueden comentar. En primer lugar, en la vertical de la catedral se insinúa el espolón o baluartillo que defendía el portal de Francia o del Abrevador, que entonces se reducía a la puerta de más arriba, la que da entrada a la calle del Carmen, construida en 1553 por el virrey Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque, ya que los baluartes bajos del Pilar y de Guadalupe con la puerta de abajo, que aún conserva su puente levadizo, no se construyeron hasta 1750. Entre el palacio del virrey, actual sede del Archivo General de Navarra, y el convento de los dominicos, que hoy alberga las oficinas del Departamento de Educación, se puede ver, sobre el recodo del río, la llamada plataforma del Palacio, un baluartillo emplazado más o menos en el punto medio del frente norte, que separaba el medio frente de la muralla llamado antiguamente de Francia o del Redín, del otro medio frente o lienzo de la Rochapea, que iba desde aquí hasta el baluarte de Gonzaga, junto al Portal Nuevo. No se aprecia el portal de la Rochapea, que databa del mismo año que el de Francia, pero sí una pequeña abertura en la muralla, un poco desplazada respecto al emplazamiento del portal, del que quedan varias fotografías, ya que se mantuvo en pie hasta el año 1914. La ronda de Descalzos aparece representada prácticamente como en la actualidad, reducida a una simple pared sin detalle alguno de carácter defensivo, ya que contaba con la barrera natural del río y lo escarpado del talud que forma el terreno en que se asienta la muralla. En el extremo derecho de la pintura, se ve otra abertura entre el antiguo bastión de Santa Engracia y el baluarte de Gonzaga, que se corresponde con el Portal Nuevo.

2. La catedral
Interpretación de Martín Larráyoz 
Dejando aparte la muralla, si observamos la vista panorámica de la ciudad yendo de izquierda a derecha, el primer edificio que destaca por encima de las demás casas es la catedral. Y precisamente una de las singularidades de esta pintura es que, aunque sin mucho detalle, la representa con su primitiva fachada, que se derribó para construir la actual neoclásica de Ventura Rodríguez. El viejo frontis románico del siglo XII no se llega a apreciar, pero en cambio sí que descuella la torre de su campanario, que debía de ser alta y recia, con un cierto aire de fortaleza.

3. El convento del Carmen
Convento del Carmen, junto a la Puerta del Abrevador
En el mismo extremo izquierdo de la pintura, al lado mismo de la muralla, se puede ver el desaparecido convento del Carmen Calzado, que desde 1380 aproximadamente hasta su derribo en 1899, estuvo emplazado en la esquina de la calle del Carmen, a la que dio nombre y que antes se llamó rúa de San Prudencio y rúa de los peregrinos, con la actual calle del Redín. La primitiva iglesia del siglo XIV se reedificó en la primera mitad del XVII, añadiéndole una torre campanario de ladrillo cuya imagen se puede ver en alguna vieja fotografía del Archivo Municipal.
El convento, que era bastante grande, contaba con dos patios –uno de ellos el claustro- y una huerta en la parte que daba hacia la antigua Escuela de Magisterio y el Laboratorio Provincial. En 1836 el Estado se incautó del edificio conventual, incluida la iglesia, para dedicarlo a hospital militar, destino que en 1841 se cambió por el de cuartel de infantería, uso en que se mantuvo hasta la década de 1890, cuando la tropa pasó a los nuevos cuarteles del Primer Ensanche, también ya desaparecidos. Tras su abandono por el Ejército, pasó a ser propiedad del Ayuntamiento, que lo derribó y procedió hacia 1900 a la venta de su solar a distintos particulares. El retablo mayor de la iglesia se conserva en la antigua capilla del museo de Navarra y otros tres altares, en la parroquia de San Agustín.

4. El palacio del virrey
Resultado de imagen de palacio del virrey Pamplona"
El Palacio hacia 1930
Cerca del convento, continuando hacia la derecha, destaca por su altura el edificio del palacio real, que desde 1530 hasta 1840 sirvió de residencia a los virreyes de Navarra. El primero que lo habitó fue don Diego Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, en 1539, que hasta esa fecha había vivido en el castillo levantado por Fernando el Católico en la zona que hoy ocupan el Palacio de la Diputación y la iglesia de San Ignacio. Desde la precipitada salida de los reyes Juan de Labrit y Catalina de Foix en junio de 1512, el antiguo palacio sirvió algún tiempo de casa de la munición y fundición de artillería, por lo que se hallaba bastante deteriorado y para volver a hacerlo habitable requirió algunas reformas, que corrieron a cargo de Pedro del Peso, maestro mayor de las obras reales en el reino de Navarra.
No fueron las únicas. Entre los años 1575 y 1579 llevó a cabo otras muy considerables don Sancho Martínez de Leiva, que incluían desde nuevas salas y aposentos hasta calefacción, y sobre cuyo elevado coste pidió explicaciones el rey Felipe II, a quien se informó que el virrey las había hecho a sus propias expensas. En 1621 se ejecutaron nuevas obras por orden del marqués de Hinojosa, con intervención de Francisco Fratín y del veedor Martín Ochoa de Irigoyen, que afectaron a la fachada y galería que miraba al jardín y la huerta del palacio. En esta ocasión el virrey se empeñó en cargar su importe –más de 700 ducados- a los fondos del Reino, lo que dio lugar a algún desencuentro con las Cortes. Tras estas intervenciones, el antiguo palacio medieval de nuestros reyes debió de perder su aspecto originario, quedando en la forma que lo representa la vista panorámica que venimos comentando.

5. El convento de Santo Domingo
Convento de Santo Domingo
Continuando hacia la derecha, dejando en medio el jardín del palacio, destaca el enorme caserón del convento de los dominicos, erigido en la segunda mitad del siglo XVI y que tras una total rehabilitación, actualmente sirve de sede al Departamento de Educación del Gobierno de Navarra. Su iglesia conventual de Santo Domingo, que por su situación hacia la trasera de la casa consistorial no se ve en la pintura, se construyó entre los años 1535 y 1568. En 1836, en virtud de las leyes de Desamortización de Mendizábal, se incautó de él el Estado para dedicarlo a cuartel de infantería, aunque su destino final fue el de hospital militar, uso en el que se mantuvo hasta 1975. En 1630, coincidiendo casi con la época en que se pintó esta vista panorámica, se estableció en este convento una universidad, que solo contaba con las facultades de Artes y de Teología y que sería suprimida por Carlos III en 1771.

6. El hospital
Resultado de imagen de zaragüeta hospital civil"A continuación, se pueden ver dos edificios adosados, de diferente altura, que corresponden al antiguo hospital general de Nuestra Señora de la Misericordia, cuya iglesia y parte de sus dependencias ocupa hoy el Museo de Navarra. Aquel hospital, que funcionó durante cuatro siglos, se construyó entre los años 1545 y 1556 a expensas del benemérito arcediano de la catedral don Remiro de Goñi, quien a su muerte le dejó además todos sus bienes. Fue en la tardía fecha de 1934 cuando las instalaciones hospitalarias pasaron a los nuevos pabellones de Barañain, donados a la Diputación por doña Concepción Benítez, viuda de Beistegui, en 1915.

7. Las torres de San Saturnino
Vistas desde la Barbazana
Por detrás del hospital, en segundo plano, descuellan por su gran altura, las dos torres, casi gemelas, de la iglesia medieval de San Saturnino, la primera parroquia del antiguo burgo de San Cernin y en aquella época la principal de la ciudad después de la catedral. La fisonomía exterior de esta hermosa iglesia medieval, que se asemeja a la de una fortaleza, no ha cambiado mucho de entonces a ahora. Salvo en el detalle de que, cuando se realizó esta pintura, las torres, que para entonces habían perdido su antiguo coronamiento almenado, no contaban aún con sus actuales remates, que en la torre de las campanas consiste en un chapitel octogonal de ladrillo, construido en 1728, y en la del reloj es un chapitel mucho más sencillo, de madera de roble recubierta de cinc, que se colocó en 1795, encima del cual hay una veleta de forja con la figura del conocido popularmente como “el gallico de San Cernin”.
No debe sorprender que no asome por ninguna parte la torre de la iglesia de San Nicolás, ya que en 1521 la hizo derribar el virrey conde de Miranda, porque desde ella se podía hacer daño al castillo que mandó construir Fernando el Católico en 1513, poco después de la entrada en la ciudad de las huestes del duque de alba. En el pleito que litigó la parroquia a raíz del citado derribo, algún testigo declaró que “era una torre muy alta y muy fuerte y grande, toda de piedra labrada”. La Corona tuvo que indemnizar al cabildo de la parroquia con 1.080 ducados, conforme a la tasación que hicieron el veedor Pedro de Malpaso y el maestro de obras Juan de Larrea.

8. La ronda de Descalzos
Paseo de Ronda Cía 1933
A partir del antiguo hospital, siguiendo por la ronda de Descalzos, se puede ver una sucesión de casas sin ningún detalle especial digno de mención. La parte derecha de la vista panorámica –o al menos de la imagen que de ella se ha facilitado a los medios- muestra una serie de edificios que, si la fecha en que se pintó fue como se cree en torno al año 1640, habría que identificar con el convento de las agustinas recoletas, cuya construcción comenzó en 1624, ya que el de los carmelitas descalzos no se empezó a edificar hasta veinte años después.

9. La gran torre de San Lorenzo
Torre y puerta de San Lorenzo en la muralla
 medieval, según J. J. Martinena
En esta última parte del cuadro destaca por su considerable altura la primitiva torre de la iglesia de San Lorenzo, que aparte de servir de campanario, era ya en el siglo XIII, junto con la torre de la Galea, uno de los elementos defensivos más importantes de la antigua muralla del burgo de San Cernin. Cuando entre los años 1806 y 1811 se reedificó la nave de la iglesia en la forma que hoy presenta, la antigua torre permaneció en pie con toda su altura de más de 60 metros y así la dibujó Víctor Hugo en la visita que hizo a Pamplona en 1843 y así también la representó Manuel Sanz y Benito en una acuarela que conserva el Ayuntamiento, pintada cuando la sublevación de O´Donnell en 1841.
En aquella ocasión recibió algunos impactos de artillería que dañaron su estructura, por lo que el Ayuntamiento ordenó en 1852 su derribo parcial, que redujo su altura en más de un tercio. Por último, en 1901 fue totalmente demolida para levantar en su lugar la actual fachada, entre neorrománica y ecléctica, obra del arquitecto Florencio de Ansoleaga

domingo, 27 de octubre de 2019

Esteban Domeño y Hemingway

Ese mismo día (13.07.1924) un Santa Coloma pilló al
padre de Pío Guerendiáin junto a su tienda
Ha caído en mis manos el catálogo de una exposición sobre "Encierros de antaño" que tuvo lugar en la Sala de García Castañón, días antes y durante los Sanfermines de 2003.
Nada más ver las fotos, he caído en la cuenta de que dos imágenes atribuidas a encierros de años diferentes (09.07.1922 y 13.07.1924) son en realidad del mismo encierro.
Y lo más curioso es que ambas fotos corresponden a la cogida de Esteban Domeño, el primer muerto como consecuencia indudable del encierro. De esta cogida yo siempre había conocido una sola foto, la 2ª de estas dos que captaron el terrible momento.
Aquí os las pongo con el pie de foto del catálogo:
Hacia el callejón, con presencia de coches y carruajes 9/7/1922
Cogida de Esteban Domeño por un toro de Santa Coloma.
Fue el primer fallecido documentado 13/07/1924
Comparando ambas imágenes, vemos que se trata de dos fotógrafos distintos. El de la 1ª foto está en la galería superior (ver foto de Rouzaut) y más centrado que el de la 2ª (ver fotos del final), que está en la de abajo, con más teleobjetivo y algo más escorado hacia el vallado de nuestra derecha.
Ambas fotos son casi simultáneas, pero la 1ª alguna décima anterior a la segunda. He tomado como referencia fija los faros de los dos coches que se ven a ambos lados:
El la mitad superior, quizás por el ligero cambio de perspectiva, se ve que uno de los toros no ha sobrepasado la línea amarilla, mientras que abajo ya lo ha hecho. Pero la diferencia es pequeña: el cambio de apoyo (de pie izquierdo a pie derecho) del mozo señalado en rojo.
Delante de la Medialuna de San Bartolomé, Así era Hemingway por aquellos años. 
Ernest Hemingway fue testigo de excepción de la cogida de Esteban Domeño, sangüesino de 22 años. Lo cuenta admirablemente en Fiesta, escrita dos años después:

Fiesta (1926)- Fragmento del capítulo XVII 
Ernest en las vacas, SF 1925
Conducción de Esteban Domeño, 14.07.1924. 
‘Historia de los sanfermines’ Arazuri
El terreno que mediaba entre el límite de la ciudad y la plaza de toros estaba embarrado. Las vallas de madera del pasillo que levantaba ruedo estaban llenas de gente, y la multitud ocupaba también las ventanas exteriores de la plaza de toros y la parte alta de los tendidos. Oí el cohete y comprendí que no tenía tiempo suficiente para ver la llegada de los toros a la plaza, así que me apronté entre el gentío para situarme en la empalizada. Entre las dos vallas que formaban el corredor, la policía estaba despejando a la gente que caminaba o trotaba hacia la plaza. Empezaron a llegar los primeros mozos que corrían el encierro. Un borracho resbaló y cayó. Dos policías lo cogieron por debajo de los brazos y lo dejaron caer al otro lado de la valla. Los mozos seguían llegando, ahora corriendo ya a toda velocidad. La gente comenzó a gritar. Logré meter la cabeza entre dos tablones y alcancé a ver a los toros que salían a la calle para entrar en el largo pasillo. Iban muy deprisa y estaban ganando terreno a los mozos. En ese preciso momento, otro borracho, utilizando una blusa como capote de toreo, trató de saltar la empalizada para demostrar se destreza taurina. Llegaron dos guardias, uno de ellos lo tomó del cuello de la camisa y el otro le dio un par de golpes de porra; después lo apretaron contra la valla como si estuviera pegado a ella y allí tuvo que quedarse inmóvil hasta que terminaron de pasar los mozos y la manada de toros. 
2ª foto, portada. Gracias, Antonio
Iba tanta gente corriendo que en el momento de llegar a la puerta de la plaza la multitud se apelotonó y tuvo que detener parcialmente su carrera; los toros pasaron jadeantes, galopando juntos, con los costados llenos de barro y agitando los cuernos. Uno salió hacia delante y enganchó a uno de los hombres que corrían, lo corneó por la espalda y lo lanzó al aire. El hombre tenía los brazos pegados al cuerpo y echó violentamente la cabeza hacia atrás en el momento que en el cuerno se clavaba en su cuerpo; el toro lo levantó en el aire y después lo dejó caer. Después cogió a otro hombre de los que corrían, pero este desapareció de mi vista entre la multitud que atravesaba la puerta de entrada al ruedo perseguida por los toros. Se cerró la puerta roja del recinto y la gente que ocupaba los balconcillos exteriores empezó a empujar hacia dentro, se oyó un alarido y después otro. 

El hombre que había sido corneado estaba boca abajo sobre el barro pisoteado. La gente trepó la empalizada y ya no pude ver al hombre porque eran muchos los que lo rodeaban. Los gritos procedían del interior del ruedo y cada uno de ellos reflejaba la embestida de un toro contra la multitud. De la intensidad de los gritos podía deducirse la gravedad de lo que estaba ocurriendo. Después se oyó el cohete que indicaba que los toros habían entrado ya a los corrales. Bajé la empalizada y emprendí el camino de vuelta a la ciudad.
***
Actualización 13.11.2020
Lo más gracioso de todo es que la foto de la cogida de Domeño la he encontrado buscando "Plaza de la O".  Está en el AGN con una calidad extraordinaria y, a pesar de ello, la reseña dice:
Título: Fiestas de San Fermín en Pamplona. El encierro en el callejón de la entrada a la plaza de toros.
Productor: FAMILIA IRAIZOZ ASTIZ
Fechas:1923.01.01 - 1936.01.01 (no arriesgan mucho, la verdad)
Contenido: Vista parcial de un encierro en San Fermín, a su entrada en la Plaza de Toros de Pamplona. En primer termino, un grupo de corredores delante de la manada.
Esta foto de la Familia Iraizoz Astiz es la primera en la que se puede ver la cara de Esteban Domeño y cómo la cornada parece preoducida por el cuerno izquierdo, ya que el asta derecha se ve limpia en la foto.

sábado, 26 de octubre de 2019

Resu, la musa de Nicolás Ardanaz

Resu Villanueva muestra una fotografía de su marido, Nicolás Ardanaz. CALLEJA
"Doña Resu y fajo. Hermosa moza navarra. Años 50" (Nicolás Ardanaz)
Tenía muchas ganas de conocer a la moza del fajo, "hermosa moza navarra". Resu fue la musa -no me extraña- que inspiró a Nicolás Ardanaz (el fotógrafo y pintor de Droguería Ardanaz, en la calle Mayor) y se convirtió en la compañera de su vida. Hoy cumplo mi deseo de la mano de Pilar Fdez. Larrea.
Quiero dedicarle esta entrada a mi amiga Olga porque estoy convencido de que ella, con su arte, sabrá añadir algún detalle que nos emocionará a todos.

RESU VILLANUEVA
Nicolás Ardanaz, casado con Resu, que vivió en Ororbia, 
estuvo muy unido a este pueblo. A ver si recuperamos los 
nombres de quienes aparecen en la foto. Una de ellas es 
Resu y, ¿los demás? "Buenos días. Los que aparecen son 
Juan Manuel, Maritxu y Bonifacia Azpiroz Beunza de 
Arruitz-Larraun. Supongo que la foto estará hecha en su 
pueblo pero ese dato no lo he recogido. Una foto pre-
ciosa, como toda la colección." (Ver comentario 3)
Camino de los 92 años, esta mujer, nacida en Orcoyen, criada en Ororbia y vecina de Pamplona desde que se casó con Nicolás Ardanaz, repasa su vida junto al comerciante y reconocido fotógrafo, fallecido en 1982. Luce un rostro ausente de arrugas, unos ojos despiertos de azul intenso y una sonrisa amable, con la que agradece a la vida.

DNI
Resu Villanueva Ilundáin nació el 28 de marzo de 1921 en Orcoyen, en una familia de siete hermanos, dedicada a labores del campo. Ella era la mayor. Con 22 años se casó con Nicolás Ardanaz Pique. No tuvieron hijos. Vivió en Pamplona y trabajó en la droguería familiar.
Falleció el 17.09.2015, dos años y medio después de esta entrevista

FRASES
“¿Pero yo? Popular era mi marido. Con 91 años, ¿qué os voy a contar?” 

Los ojos que miró Nicolás Ardanaz DN (16.02.2013)                                     Pilar Fdez. Larrea
Gracias, Pilar
Se conocieron en la droguería. Ella, Resu Villanueva Ilundáin, tendría poco más de 16 años. Fue a comprar jabón y lejía, a buen seguro. Al otro lado del mostrador, allí en la calle Mayor, le atendió Nicolás Ardanaz, diez años mayor, un comerciante con inquietudes artísticas que enseguida fijó su objetivo en aquella moza de la Cuenca, alta y garbosa, de ojos claros y sonrisa generosa. Pidió sacarle una foto. Y así comenzó un noviazgo que acabó en boda, una vida tras la cámara que esta mujer, hoy con 91 años, repasa, tres décadas después de la muerte de su esposo, “artista y buen hombre”, con el que fue feliz. Resu Villanueva Ilundáin nació en Orcoyen. Su familia, dedicada al campo, se trasladó luego a Ororbia. Allí se crió la mayor de seis hermanos, bien acostumbrada a labrar la tierra y a ayudar a su madre con el ganado. Aquel día de recados por la calle Mayor de Pamplona se cruzó en su vida Nicolás Ardanaz Pique (Pamplona, 1910-1982), reconocido fotógrafo. Se casaron en Ororbia y vivieron en la calle Pozoblanco de Pamplona. Él atendía la droguería familiar, donde ella echó una mano cuando hizo falta.
“¿Pero yo? Popular era mi marido”, avanza con voz firme Resu Villanueva. Sin perder la sonrisa, trata de subrayar que no tiene mucho que contar, que el artista era su marido. “Con 91 años, ¿qué os voy a decir.....?”, considera con evidente humildad. En los primeros minutos de la conversación, mira de reojo a la cuartilla donde la periodista toma apuntes y cuando la hoja llega al ecuador, corta la conversación: “Uy!, ya has escrito bastante”. Pero luego responde amable. No le cuesta hablar de su marido. Lo dicen sus ojos, azules y despiertos, esos que tantas veces miraron a la cámara de Ardanaz.
Ororbia, mil años de historia

“Sí, me dijo si me podía hacer una foto y así me conquistó. Supongo que entonces aún no había amor, yo tendría mis juergas con los mozos de Ororbia, pero este artista sacó la máquina y....hasta hoy”, describe. “Yo le dejaba hacer. Él me decía: tengo una fotografía ahora en Dos Hermanas, y no puedo fallar, y se me iba. Vete y no falles, respondía yo, porque sabía que buscaba ese instante de luz, de la posición del sol, de la naturaleza que tanto amó”, añade.
Con él, montada en bicicleta por la Comarca, o en coche en rutas más lejanas, recorrió casi todos los pueblos de Navarra. “La cámara siempre iba en la mochila, y la mujer, al lado. Visitamos algo menos la Ribera, tal vez porque el paisaje es más monótono y él era muy activo”, arguye Resu. Y entiende que, precisamente esa inquietud le llevó a decantarse por la fotografía, siendo un buen pintor. “Lo hacía muy bien, pero creo que necesitaba moverse, buscar....”.
Ardanaz, mirando las Malloas
En ese propósito pasó Ardanaz buena parte de sus 72 años, en los que también escribió, sobre todo recuerdos de la Guerra Civil, del frente. Su legado artístico permanece en el Museo de Navarra. Su mujer lo donó tras su muerte. Ella conserva varias copias de un mismo retrato de su esposo. Una preside la estantería de su habitación; otra descansa bajo el tapete de su mesilla de noche. A menudo la rescata y la besa con la ilusión de una quinceañera. Guarda también un manuscrito, un cuento de Navidad y guerra, titulado ‘El Niño del Miliciano’ y firmado en la Nochebuena de 1949.
Lavanderas en Sorauren
Ya viuda, siguió en Pozoblanco, siempre se sintió a gusto en el Casco Viejo. Pero problemas de rodilla le impidieron un día subir los cinco pisos de aquel inmueble sin ascensor, de modo que se mudó a un apartamento en otro barrio. “Ya casi no voy por allí; tampoco por la droguería. ¿Siguen los Nacimientos en el escaparate?, qué ilusión, esa también fue idea de mi marido”, revela. Desde hace un año, Resu Villanueva vive en la Casa de Misericordia de Pamplona. “Tenía claro que quería venir a esta santa casa a pasar mis últimos años y así se lo comuniqué a mis hermanas. De momento estoy muy contenta. Es muy acogedor y aquí he encontrado a muchas mujeres de Pamplona, vecinas, amigas, conocidas, con las que compartir tantos momentos”, esgrime, al tiempo que se confiesa “agradecida a la vida”. “¿Una foto?, también me vais a hacer una foto?, por muy artista que sea, no me sacará mejor que mi marido”, sentencia Resu.

Si quieres disfrutar del álbum de Nicolás Ardanaz, pincha ahí:
Nicolás Ardanaz, Museo de Navarra, Año 2000.

viernes, 25 de octubre de 2019

Iriarte, elegancia; Cerdán, lo que su nombre indica

El PSN sabe de sobra que el problemón que tenemos en Navarra no es el debate izquierda-derecha, sino Constitución-Separatismo (Navarra, comunidad diferenciada, dentro de España, frente al proyecto de ETA: una Navarra, incorporada a Euskal Herría para separarla de España).
Pero, para obtener el gobierno y aliarse con los separatistas, ha tenido que magnificar el primer debate, marcando diferencias con Navarra Suma, y minimizar el segundo, abrazándose a Barcos e incluso a Araiz, los que quieren acabar con la Navarra diferenciada.
Y a eso le llaman "gobierno de progreso".
Y en esa línea han empezado a usar expresiones contra Navarra Suma que, en labios de Bildu, quedan naturales, pero en boca de PSN resultan chocantes.
Por ejemplo, Alzórriz (estoy por quitarle la tilde...) y Txibite han utilizado varias veces expresiones como "la derecha navarra y española". Igualico que Bel Pozueta, que esperaba "quitar la sonrisa a la derecha navarra y española".
Pero al que de verdad se le ha calentado la boca es a Cerdán (a secas, ni Santos ni León). Esparza ha anunciado una demanda contra él por llamar “fascista” a Iriarte.
Nuestros padres, abuelos... fueron carlistas. Media Navarra fue carlista. ¿Se puede destruir, impunemente y por dos veces, la lápida del primer requeté caído en la Guerra Civil, sin que el reponerla se convierta en un acto fascista?
Y ahora podemos disfrutar de la respuesta que le envía Iñaki:

¡Ay, si hubiera compartido mantel con Arnaldo!
Pedirles que por decencia rectifiquen en público a su compañero es pedirles un imposible
 Carretera entre Leiza y Berástegui, frontera entre
Navarra y Guipúzcoa; 
El sitio donde se levantaban
dos piedras conmemorativas de Joaquín Muruzábal,
considerado el primer requeté caído de la Guerra Civil
española. 
El primero, erigido en 1937
, fue destruido
a fines de la década de 1990; 
La copia, erigida poco
después, fue destruida a principios del siglo XXI. 

El cadáver de Muruzábal fue trasladado a su
natal San Martín de Unx el 19 de mayo de 1963
Este año, el 23 de marzo, se cumplieron cien años del acto inaugural del fascismo italiano: el discurso en la plaza del Santo Sepulcro en Milán. El programa que expuso un ex-miembro de la ejecutiva del Partido Socialista Italiano llamado Mussolini resultaba tan revolucionario y poco conservador, que en 1936 Palmiro Tagliatti, el líder histórico del Partido Comunista Italiano, pudo decir: “Nosotros, los comunistas hacemos nuestro el programa fascista de 1919, que es un programa de libertad”.
El ascenso del fascismo se debió a la forma en que combinó ideas que atrajeron tanto a izquierdistas, como a derechistas. Por ejemplo, el culto que prestaba a la guerra (“única higiene del mundo”) y a la revolución sedujo tanto a los iluminados de la izquierda como a los militaristas de derecha. Lo mismo sucedió con su idea de nación: una comunidad de sentimientos, creada por la naturaleza, atemporal, superior a las demás, odiada por sus vecinos y con una misión moral sobre la Tierra. Por eso quienes hoy salivan con una purificadora degollina revolucionaria y creen en una nación ideológicamente homogénea, sitiada por pueblos de enemigos que le roban el dinero y la identidad, están mucho más cerca del fascismo de lo que pueden sospechar.
No sé a cuántos homenajes a republicanos habré asistido, antes incluso de entrar en política. A veces hubo discursos muy comedidos; otras, terminaron con vivas a la República. Habitualmente vi banderas tricolores (bandera que, como ya escribí, considero tan mía, por española, como la bicolor). En ocasiones, con la hoz y el martillo superpuestos. Otras veces hubo también banderas anarquistas e ikurriñas (estas últimas, gracias a la Asociación de Familiares de Fusilados en Navarra, se han vuelto ya muy raras). Nadie me acusó por ello de republicano, comunista, etc. Tampoco se me acusó de “etarra” cuando he mostrado –cosa que volveré hacer- mis condolencias a los familiares de víctimas de actuaciones de funcionarios contrarias a la ley. En los últimos años, he compartido mesa y charlado con gente tan variada, que me sonrío al recordarlo: en Tierra Santa, la lista incluye desde una sionista de extrema-derecha a simpatizantes de Hamas; en España, desde un condenado a muerte en el proceso de Burgos... a un pequeño grupo de carlistas.

Ahora entiendo, Iñaki, por qué te llaman cunetero
Fue el pasado agosto. No hubo cánticos, discursos, ni homenajes a nadie. En realidad, fueron muy amables. Pero, al parecer, los pobres me pegaron algo que ni siquiera ellos saben que son. Merced a esa rápida comida de arroz y pollo, heme aquí convertido el resto de mi vida en un miserable fascista -de acuerdo al infalible diagnóstico del doctor Cerdán-. De nada serviría pedirle que pregunte a sus compañeros del Partido Socialista, ellos que me han escuchado decir en el Parlamento cosas como: “En relación al tema del derecho a la verdad, justicia y reparación para las víctimas de violaciones de Derechos Humanos, nosotros hemos insistido muchas veces a lo largo de la legislatura en ese derecho. Para las víctimas de todas las violencias. Tanto las de hace ochenta años, como las de hace diez años. Y tanto si la violación de los derechos humanos se realizó en nombre de España, de la República, del socialismo, del rey y los fueros o de Euskal Herria o el orden constitucional”. También: “Nosotros, pensamos que el franquismo fue una dictadura infame. Creemos que todas las dictaduras lo son. Las que las que se visten de azul, las que se visten de rojo o las que se visten de negro. Creemos que no deben ser justificadas, ni ensalzadas”. Da igual. Pedirles que por decencia rectifiquen en público a su compañero es pedirles un imposible. Da igual el daño que hayan hecho a mi honor, mi trayectoria política y académica.
¿Por qué fuimos Patxi Pérez y yo a aquella comida en Leiza? Por algo tan simple como la invitación de unos amigos en dicha localidad. ¿Deberíamos habernos largado al ver que entre los invitados por alguno de estos amigos había personas con boina roja –que vendrían de hacer lo que fuera? ¿Tendríamos que haber desairado a los demás comensales, la gente más valiente de Navarra? ¿Acaso es un crimen compartir mantel con unos carlistas? ¡Mis dos abuelos lo eran, como los de, me temo, media Navarra! ¡Debí pecar, pobre de mí, desde que estaba en el vientre materno! ¿Pecaría también Unamuno cuando asistió a un mitin de la Falange? ¿E Indalecio Prieto, cuando dijo que al volver a España lo primero sería ir a poner flores a las tumbas de los españoles del otro bando? ¡Cuánta hipocresía! Se puede pactar con partidos que consideran a Maduro y Castro un “modelo” o con quienes gobernaron con quien no condenó ni condena el terror. Eso es “llegar a acuerdos con diferentes”. Pero comer pantxineta en compañía de unos carlistas merece anatema. ¡Ay si hubiese merendado con Otegi o el carnicero de Mondragón…! Ahora sería… ¡“un artesano de la paz”!
Por favor, el próximo septiembre que alguien organice un homenaje a los diputados carlistas navarros Pradera y Beunza, asesinados en 1936. Acudiré encantado.
Iñaki Iriarte López 
Profesor de la EHU- UPV y parlamentario de Navarra Suma

Ni Santos                       ni León,                                    Cerdán          
Santos Cerdán León
Llamar fascista a Iñaki Iriarte le invalida para llamarse Santos.
Cobrar el pastizal que cobra (196.000€ al año), le invalida para ser León (al menos, hambriento).
Mejor lo dejamos en Cerdán. A secas.
Así que... Ni Santos ni León, Cerdán

jueves, 24 de octubre de 2019

La Pamplona del XVII, pintada por...

El cuadro adquirido por el Gobierno de Navarra Vista de Pamplona y que va a ser 
sometido a un exhaustivo estudio cuando llegue a Pamplona. DROUOT
Un poco arriesgado comprar un cuadro sin tener seguridad de la autoría.
Por supuesto que la toma está hecha desde el norte. Pero jamás desde Ezcaba que, según el SITNA, es la 3ª loma de San Cristóbal, la que llega hasta Villava.
Las dos torres altas centrales son las dos de San Cernin, con la nave de la iglesia entre ellas.
Además de la Catedral (sobre el convento del Carmen calzado y el Portal de Francia), con la fachada anterior, destaca el Palacio de los Reyes de Navarra, el barranco de Santo Domingo, el Puente de la Rochapea, que se intuye (la foto proporcionada está cortada sin piedad), y del que parten el camino que sube a la izda, hacia el Portal del mismo nombre, y el de la derecha, hacia el Portal Nuevo. Entre quienes suben por ambos caminos, parece haber unas cuantas lavanderas subiendo la ropa blanca sobre sus cabezas.
Desde el nº 5 del Paseo Anelier. 1. Catedral; 2. Palacio, hoy Archivo real;
3. Torres y nave de San Cernin; 4. San Lorenzo (pincha)
Navarra adquiere un cuadro de una vista de Pamplona del XVII
Fue subastado en París, ha sido adquirido por 126.000 euros y los expertos navarros van a estudiar su autoría
La casa de subastas lo atribuyó a Martínez del Mazo, discípulo y yerno de Velázquez, pero hay dudas de que así sea

LAURA PUY MUGUIRO Pamplona
El Gobierno de Navarra ha adquirido recientemente en una subasta en París un cuadro sobre una vista de Pamplona de mediados del siglo XVII. Si bien la casa de subastas atribuyó la tela a Juan Bautista Martínez del Mazo, discípulo y yerno de Velázquez, cuando el cuadro llegue a Pamplona será sometido a un estudio exhaustivo en el Museo de Navarra para conocer su origen, ya que los expertos navarros albergan dudas precisamente de que sea obra del pintor nacido en Cuenca en 1611. No obstante, de lo que no existe duda, según fuentes del Ejecutivo foral, es del valor artístico del cuadro ante lo extraordinario de disponer de una pintura de la capital navarra de aquella época. El Gobierno de Navarra ha comprado el cuadro por 100.000 euros, a los que se añaden otros 26.000 euros relativos a impuestos y a la comisión para la casa de subastas.
Interpretación de Martín Larráyoz (pincha por favor)
A pesar del derrumbe parcial de la catedral románica en 1390, la iglesia mantuvo intacta su fachada, construida en dicha época. De esta primitiva fachada únicamente nos queda el
 dibujo de la planta, en un plano de Ventura Rodríguez de 1783, cuando iba a ser sustituida
 por la actual, y algunas tallas que se conservan en el museo de Navarra

La tela se subastó el 4 de octubre en Drouot, la casa de subastas más antigua de Europa, que estimó para el cuadro un precio de entre 90.000 y 120.000 euros, como indicaba en su página web y que todavía ayer era posible consultar. Según la información publicada unos días antes de la puja en su revista, La Gazette Drouot, la pintura procedía de una colección privada de la localidad francesa de Toulouse y esta panorámica de Pamplona, “una rareza en Francia y en Navarra”, era una de las pocas obras de Martínez del Mazo.
Con independencia de que se atribuya o no la obra a este pintor, esta vista de Pamplona parece haber sido pintada desde el norte de la ciudad, donde hoy se sitúa la Rochapea (hoy y ayer: se tienen referencias de la presa de Santa Engracia desde 1227. Es más antigua que la Catedral, que las Murallas y que todos los edificios de Pamplona, salvo, quizá, la Cámara de Comptos, que también es del siglo XIII), e incluso desde una altitud algo más elevada y lejana, como podría ser el monte Ezcaba (?). 
La parte superior la coronan dos ángeles que escoltan el león del escudo de Pamplona y las cadenas del escudo de Navarra, ambos repetidos. 
Y desde la izquierda se observa la Catedral de Pamplona, con una fachada anterior a la que en el siglo siguiente reformó el arquitecto madrileño Ventura Rodríguez; las torres de las iglesias de San Nicolás (?) y de San Cernin en el centro, y la de San Lorenzo a la derecha.
En la descripción que la casa de subastas hizo del cuadro antes de que se celebrara la puja y que igualmente colgó en su web, además de atribuir su autoría a Martínez del Mazo, de destacar que se trata de una “extraordinaria vista de la ciudad” y de incluir una imagen, indicaba que hay que relacionar la tela subastada con Vista de Zaragoza, de 1647 y obra efectivamente de Martínez del Mazo.

Y es que un año antes el pintor había formado parte de la comitiva real encabezada por Felipe IV y el príncipe Baltasar Carlos al valle del Ebro, encargándole el príncipe al pintor el cuadro de Zaragoza. Igualmente se le atribuye la autoría de otra vista de Pamplona, en este caso de la Ciudadela, con la comitiva regia y grupos de gente que se entretiene y celebran con bailes y música al borde de los fosos la visita del rey Felipe IV a la fortaleza.

No obstante, el original de esta vista de Pamplona con la Ciudadela y los personajes quedó gravemente afectado en el incendio del Alcázar de Madrid de 1734, conservándose sólo dos fragmentos, uno perteneciente a una colección particular, antigua Colección Casa Torres, y otro en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid. En el Museo Wellington de Londres existe un estudio preparatorio para el cuadro.