![]() |
Embarque de la primera expedición de voluntarios catalanes a Cuba (1868-1878). Cataluña tenía muchos intereses "económicos" (pincha) en América |
La referencia más antigua de esta canción infantil plurigeneracional en la Biblioteca
Nacional es de tiempos de la II República, de 1932. pero su antigüedad tiene que ser mucho
mayor.
Mirando en la Prensa Histórica, he encontrado la letra de esta cancioncilla varias veces en la prensa de principios del siglo XX (1904, 1908, en adelante)
Actualización 11S 2022: encontrada en 1887 (Variedades. Baladas infantiles) y presentada como tradicional, "de toda la vida". En su infancia también se cantaba
Por dos veces aparece Cataluña, y en la segunda habla de
que viene de allí de "servir al Rey". ¿Qué Rey, qué guerra? ¿Guerras Carlistas, de la Independencia, 1ª de Marruecos...?
En una página de 1915 se plantean la misma pregunta:
"Quisiera ser tan alta como la luna,
¡Pim! ¡Pom! ¡Fuego!
¡Pim! ¡Pom! ¡Fuego!
como la luna,
por ver a los soldados de Cataluña
¡Pim! ¡Pom! ¡Fuego!
de Cataluña.
![]() |
Castillejos (Ceuta) 1860 Catalanes en la Guerra de África |
Un siglo después de Sánchez Rojas, El Palleter defiende parecidas interpretaciones (invasión napoleónica, guerras carlistas). enfrentándose a la del independentismo catalán (Guerra de Sucesión).
Mi opinión
Por las fechas (1887, 1904, 1908…) de los
documentos de la Prensa Histórica, los hechos a los que alude la canción pueden ser anteriores al siglo XIX.
En la 1ª estrofa se expresa la admiración
que ella siente por “los soldados de Cataluña”
En la 2ª, el orgullo que él -ya
licenciado- siente de haber servido al Rey.
Ambos sentimientos se presentan sin
ninguna contradicción, lo que hace improbable las tesis del secesionismo catalán.
Metiéndome en terrenos más complicados -en la búsqueda de una lógica-, el anillo que cayó "dentro del agua" en la 3ª estrofa, podría significar la ruptura del compromiso entre la chica y el soldado (artillero, quizás: "pim, pom, fuego")
Y aunque intenta recomponer ("por sacar el anillo") la relación, al final abraza la vida religiosa ("saqué un tesoro: una Virgen... y un Cristo...").
Pero esto sí que son terrenos pantanosos.
Pero esto sí que son terrenos pantanosos.
Canción española y plurigeneracional
Independientemente de a qué hechos históricos se refiera la letra, lo que sí quiero
destacar es que esta canción infantil sirvió a todos los niños de España (Cataluña incluida, hasta en las antiguas colonias españolas de Marruecos) en los siglos XIX y XX, en
nuestros juegos. Me imagino a Francesc Maciá, Jordi Pujol, incluso a los más jóvenes Artur Mas,
Carles Puigdemont, Oriol Junqueras o Carme Forcadell... jugando al corro, contoneándose y cantando con orgullosa ingenuidad esta cancioncilla. ¡Lástima de camarica!
Y a los independentistas más maduritos, que no
fueron educados en el secesionismo, tiene que resultarles especialmente difícil romper con
España, ya que supondría, a la vez, romper con su infancia.
Y la infancia es un estado del que nunca deberíamos
independizarnos.
Va por ellos, por esos secesionistas catalanes que de
niños jugaron al corro y se contonearon con "Quisiera ser tan alta como la Luna". A
ver si conseguimos tocarles la fibra.
Y para decirles que les queremos y los queremos en la casa común: España en Europa.
¡Vamos allá y a toda pantalla!
Y para decirles que les queremos y los queremos en la casa común: España en Europa.
¡Vamos allá y a toda pantalla!
Quisiera ser tan alta como la Luna
Quisiera ser tan alta como la Luna
¡ay! ¡ay! como la Luna, como la Luna.
Para ver los soldados de Cataluña
¡ay! ¡ay! de Cataluña, de Cataluña.
De Cataluña vengo de servir al Rey
¡ay! ¡ay! de servir al Rey, de servir al Rey.
Y traigo la licencia de mi coronel
¡ay! ¡ay! de mi coronel, de mi coronel.
Al pasar por el puente de Santa Clara
¡ay! ¡ay! de Santa Clara, de Santa Clara,
se me cayó el anillo dentro del agua
¡ay! ¡ay! dentro del agua, dentro del agua.
Al sacar el anillo saqué un tesoro
¡ay! ¡ay! saqué un tesoro, saqué un tesoro:
una Virgen de plata y un Cristo de oro
¡ay! ¡ay! y un Cristo de oro...
¡ay! ¡ay! y un Cristo de oro...